Sostres: “La corrupción, en sus variadas formas, ha sido impulsada por la degradación de la moral individual en un marco de desintegración comunitaria y de trágica sensación de impunidad de los transgresores”

“Toda acción política debería venir impulsada por un comportamiento ético que tenga como fondo la verdad”

“Deben restaurarse desde la escuela los valores éticos de una sociedad, como son la diferenciación entre el bien y el mal, el deber y la responsabilidad en los trabajos y acciones, el valor y el ejemplo de los gobernantes y de los políticos”

El Congreso debate sobre medidas para la regeneración política.

 

El diputado nacional de FORO, Enrique Álvarez Sostres, ha señalado hoy en el Pleno del Congreso de los Diputados que “la corrupción, en sus variadas formas, ha sido impulsada por la degradación de la moral individual en un marco de desintegración comunitaria y de trágica sensación de impunidad de los transgresores”.

Sostres ha intervenido en el debate de totalidad de los proyectos de ley de control de la actividad económico–financiera de los partidos políticos, y reguladora del ejercicio del alto cargo de la Administración General del Estado, que presentó en el Congreso el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

En el esperado debate sobre la adopción de medidas para combatir la corrupción política, Álvarez Sostres afirmó que nos encontramos en “un  escenario en el que reina, por encima de todo, la trágica sensación de impunidad en la comisión de la falta o del delito”.

El diputado de FORO señaló que “toda acción política debería venir impulsada por un comportamiento ético que tenga como fondo la verdad”, y abogó por que sean restaurados desde la escuela “los valores éticos de una sociedad, como son la diferenciación entre el bien y el mal, el deber y la responsabilidad en los trabajos y acciones, el valor y el ejemplo de los gobernantes y de los políticos”

Ésta es la intervención de Enrique Álvarez Sostres, este mediodía en el Pleno del Congreso de los Diputados:

“Señor Presidente, Señorías:

Aunque siempre es importante, hay ocasiones que la intervención en nombre de los ciudadanos, por la trascendencia del tema, adquiere carácter de privilegio.

Señor Presidente, su presencia en esta sesión yo la tomo como un intento de náufrago de trasmitir una imagen de transparencia y honradez política en el ámbito del Estado.

Yo solo le voy a hacer unos apuntes reflexivos y ya sabe que soy de Humanidades.

Estas normas que presenta tras muchos meses de prórrogas del periodo de enmiendas están  pensadas para poner dique  a algo que se ha desmadrado, como es el desbordamiento y la degradación de la moral individual, en un baño de desintegración comunitaria.

Las consecuencias son que desaparece el sentido del deber hacia los demás y la desconsideración hacia el sentido de culpabilidad  individual, que invade todo, en un desmoralizante escenario.

Un escenario en el que reina, por encima de todo, la trágica sensación de impunidad en la comisión de la falta o del delito.

La semana pasada, con motivo del debate de una interpelación al Señor Montoro, le trasladaba mi opinión sobre la omisión de la verdad en un gobernante, y mi consideración que toda acción política debería venir impulsada por un comportamiento ético que tuviera como fondo la verdad, y hemos llegado a una situación  que pocos son los que se escandalizan por faltar a la  verdad, adulterada en ocasiones, por la gran corrupción mediática. Convendría recordar aquí a  Jenofonte, el discípulo de Sócrates, cuando decía: “Para él no había mayor engaño que el que engaña a sus conciudadanos, diciéndoles que es capaz de dirigir con sus promesas  a la ciudad.”

Debe usted reconocer que el engañar e incumplir sus compromisos electorales ha sido y es una de los grandes rasgos de su gestión política y que al ser trasladada al ciudadano, trasmite un ejemplo pernicioso que se transforma  en un “tira p´alante que libras”, que aquí  del Presidente para abajo, vale todo.

El conocer la verdad de los gobernantes y ser veraz en todas sus manifestaciones es, como escribió Kant, un sagrado mandamiento de la razón, incondicionalmente exigido y no limitado por conveniencia alguna, un deber moral“. Por cierto hablando de la verdad: ¿A dónde nos lleva su estrategia, única hoy en España, de sociedad con los socialistas en Asturias? ¿Somos acaso un laboratorio de sociología política o es algo más rústico?

Estas normas y otras que afecten a la Ley de Reforma Local y de Enjuiciamiento Criminal prometidas, pueden ayudar en la tarea de erradicación de la impunidad, y votaré en contra de las enmiendas, pero por encima de todo, debe restaurarse desde la escuela la ética civil de nuestra sociedad; aquella que distingue el bien  del mal, el deber y la responsabilidad, el valor y el ejemplo de los gobernantes y de  los políticos y estamos hoy en buen momento para demostrarlo. Gracias, señor Presidente”.