El paro y la precariedad laboral están empujando al éxodo a muchos trabajadores, especialmente a los jóvenes. Esta situación exige la puesta en marcha de medidas en el ámbito del diálogo social a nivel nacional y en el marco de la concertación regional.

Los datos de la EPA relativos al cuarto trimestre arrojan un balance muy negativo con una pérdida de empleo en términos interanuales de 1.000 ocupados menos. El paro arroja un descenso de  9.500 desempleados, no obstante esto no es debido a una mejora del mercado laboral sino que se explica por el descenso de la población activa.

En el cuarto trimestre se produce una caída en el empleo contabilizándose 1.000 ocupados menos que el año anterior y se rompe la tendencia positiva que venía arrojando el empleo en los cuatro trimestres anteriores. Este comportamiento del empleo en nuestra región, caída del 0,3%, contrasta con la media nacional donde aumenta un 2,5% y sitúa Asturias en el grupo de comunidades autónomas donde se destruye empleo junto con Galicia y Castilla La Mancha. Por su parte, el paro desciende en 9.500 desempleados menos que en 2013, aunque ésta se debe a la importante caída de población activa.

A nivel sectorial, preocupa la mala evolución del sector servicios con una pérdida de ocupados de 5.100 menos. Situación que se explica por el descenso del consumo a niveles mínimos, consecuencia de la fuerte devaluación salarial y la baja calidad del empleo, que a su vez evidencia que la recuperación económica está aún muy lejos.

La tasa de paro entre los menores de 25 años se sitúa en niveles inaceptables (45,5%), en relación al año anterior desciende en 2,4 puntos. Este retroceso se explica por la caída de población activa, donde se contabilizan 2.500 activos menores de 25 años menos. Ello evidencia el continuo abandono de los jóvenes en  la búsqueda activa de empleo ante las pocas expectativas de encontrarlo, optando bien por la prolongación de estudios o por el éxodo laboral forzoso. Con ello se pierde capital humano joven y formado, lo que quiebra uno de los pilares fundamentales de desarrollo.

Destaca también cómo el paro se hace crónico, de forma que los parados de larga duración representan el 62% del total de parados. Ello supone que el paro se está convirtiendo en estructural entre determinados colectivos (jóvenes, mayores de 45 años) y además las prestaciones por desempleo se van agotando, con lo que la crisis está dejando a los parados en situaciones de marginación laboral y social. Ante este panorama se convierte en urgente poner en marcha medidas que mejoren la empleabilidad de los desempleados y la  protección económica.

Además se debe poner el acento en la mala calidad del empleo, caracterizado por la temporalidad, la contratación a tiempo parcial y los bajos salarios, que han disparado las tasas de pobreza hasta el punto de que tener un empleo ya no es garantía de escapar del umbral de pobreza. La temporalidad avanza imparable hasta alcanzar ya al 26,4% de los asalariados (2,1 puntos más que hace un año).

Desde UGT nos preocupa la caída de la población activa (10.400 activos menos que hace un año) que refleja el efecto desánimo de los desempleados en la búsqueda de empleo y la marcha de activos hacia otros destinos con mejores perspectivas laborales.

Esta mala evolución del mercado laboral  exige poner en marcha medidas que desde UGT venimos proponiendo en el  marco del  Diálogo Social a nivel nacional y a nivel regional en las medidas negociadas al amparo de la Concertación.

Ante el preocupante empobrecimiento de los trabajadores continuamos reivindicando la importancia de la negociación colectiva como instrumento clave para recuperar los salarios y el empleo de calidad, para impulsar una recuperación económica basada en un modelo de crecimiento sostenible.