Villaviciosa Hermosa

Capítulo 1 de esta fascinante novela por entregas.

Villaviciosa es una pequeña y monumental ciudad asturiana muy tranquila que está cerca de casi todo y tiene mucho encanto. Había escuchado maravillas antes de venir.

Mi amiga Maite asegura que en el concejo se encuentra la mayor concentración de joyas del prerrománico y del románico. Mi sobrino Óscar es más sensible al surf que disfruta en la playa de Rodiles y a las horas que dedica a observar y fotografiar las riquezas faunísticas de la ría. Aunque no practico el surf, soy sensible a cualquiera de estos argumentos, pero lo que me trajo no fue eso, no? vine por Tazones.

Nunca he creído que fuera un simple error el desembarco de Carlos I y de su hermana Leonor el 19 de septiembre de 1517. Me inclino a pensar que se trataba de una maniobra para retrasar el encuentro con el cardenal Cisneros, quien debía esperar la llegada del nuevo soberano en el puerto de Laredo. Debía, porque el viaje del regente se vio interrumpido en Roa de Duero, por causa de una grave enfermedad, hasta que murió, el 8 de noviembre. El futuro emperador no se molestó en ir a su encuentro? se contentó con hacerle llegar su dispensa para retirarse al convento y el deseo de que fuera compensado en el cielo por sus afanes en la regencia.

El nuevo soberano tenía sus planes y se traía la corte de Flandes. Había dilatado su viaje, pese a haberse atribuido en Bruselas, el 31 de marzo de 1516, las coronas de los reinos que ostentaron sus abuelos, Isabel y Fernando, y a las constantes peticiones de dineros que dirigía al cardenal. En sus respuestas, el último le apremiaba para que acelerara la llegada y le reprochaba el haber superado ya los gastos que hicieran sus predecesores en cuarenta años de reinado.

En efecto, el príncipe era muy dado al lujo y a la buena mesa, pasiones compartidas por sus cortesanos. Pese al nombre de la villa anfitriona, parece que sus habitantes no apreciaron tal pompa, aunque no debieron hacer muchos remilgos, puesto que la comitiva permaneció cuatro días. Don Carlos y doñaLeonor se alojaron en casa de Rodrigo Hevia.

Sentía mucha curiosidad por presenciar la conmemoración de un desembarco que Tazones ofrece cada año. Así, en 2007, cuando ya mi jubilación anticipada me daba libertad en esas fechas, aproveché para satisfacer el capricho.

Me sentí defraudado por el espectáculo? desde luego no veía los lujos de la casa de Borgoña o la impresión que éstos causaban en los habitantes de un puerto pesquero excavado en puras rocas. Había reservado alojamiento para una semana en el hotel Avenida Real? cosas de mi amiga Maite que me envió el enlace de “Villaviciosa hermosa” y el contacto con Vicente, el creador de la página y dueño del hotel y del café de Vicente.

No lamenté mi visita y disfruté los encantos que tanto había escuchado, incluso en Tazones, cuando me repuse del desencanto. Ignoro lo que encontrarían o siquiera lo que buscaban los flamencos. Yo estaba altamente satisfecho.

El resto fue obra de Juan Carlos, que representa a la agencia inmobiliaria Prada en la que entré por mera curiosidad y terminé comprando el apartamento que ocupo desde entonces.

No he averiguado gran cosa sobre el desembarco de Tazones, pero sigo en el empeño, tan intrigado como lo estaba antes de mi llegada? bueno, casi tanto, porque mis esfuerzos han dado algunos frutos,aunque muchos menos de los que hubiera esperado.