Pedro Leal: “El concepto de la oficialidad en la sociedad asturiana hoy es sinónimo de ‘imposición’ y ‘obligatoriedad’, que FORO rechaza porque el uso y la promoción del asturiano requiere todo lo contrario: ‘consenso’”

“Toda relación de esta promoción de nuestro patrimonio lingüístico vinculada con imposiciones y obligaciones genera un amplio rechazo social y político”

“Desde FORO apoyamos todas las medidas que unan a los asturianos para favorezcan su uso, con el objeto de alcanzar consensos sociales amplios que ayuden y no frenen la promoción del asturiano”

Intervención del diputado de FORO  y portavoz en asuntos culturales, Pedro Leal, en el “Seminariu: El Camín constitucional sobre el futuru del asturianu”, organizado por “Iniciativa por Asturianu” y celebrado en el Aula Magna del Edificio Histórico de la Universidad :

En primer lugar, agradecemos la invitación a esta Mesa Redonda con la que finaliza este Seminario organizado por Iniciativa pol asturianu, sobre el “Camín constitucional sobre el futuru del asturianu”.

Permítanme que, para mayor claridad de mi exposición y mejor comprensión a mis respuestas a sus preguntas, fije la posición de FORO ante una cuestión que considero previa, determinada por el contexto actual en que nos encontramos.

El concepto de oficialidad hoy está delimitado con precisión por el debate abierto, lamentablemente, entre dos posiciones o grupos radicales, que han logrado que se convierta en un concepto indisolublemente identificado con

-                Imposición

-                Obligatoriedad

En las circunstancias actuales, con el conflicto de Cataluña al fondo y con la polémica abierta interesadamente en Asturias en los últimos tiempos, el concepto de la oficialidad en la sociedad asturiana hoy es sinónimo de ‘imposición’ y ‘obligatoriedad’, que FORO rechaza porque el uso y la promoción del asturiano requiere todo lo contrario: ‘consenso’.

Ante el contexto actual, como explicaba, la primera consideración que realizo es recomendar que la protección del asturiano se separe del término oficialidad así concebido, ya que toda relación de esta promoción de nuestro patrimonio lingüístico vinculada con imposiciones y obligaciones genera un amplio rechazo social y político. Las lenguas, como las comunidades que las emplean, no pueden fundamentarse únicamente en estructuras legales y administrativas impuestas que separan y dividen a la sociedad, sino que necesitan unir a los ciudadanos, hablantes o no, como personas convencidas de los valores y de las ventajas de conocerlas y/o usarlas.

El término ‘Oficialidad’ en Asturias se identifica hoy con lo que acontece en Cataluña y el País Vasco, en cuanto a lenguas autóctonas se refiere. Por ello me permito afirmar que Asturias está en las antípodas de Cataluña y País Vasco. El asturiano no puede convertirse en una barrera, obstáculo o frontera para dividir a los asturianos, ni es aceptable un modelo de oficialidad basado en la imposición y la obligación, como en Cataluña o en el País Vasco, porque las características sociolingüísticas de Asturias son muy diferentes.

La oficialidad como se entiende hoy en Asturias, genera mucho rechazo y poco consenso. FORO desde su nacimiento apuesta por el consenso que se puede construir favoreciendo:

-                Que el que quiere aprender asturiano, pueda hacerlo, sin restricciones limitaciones.

-                Quien quiera usar el asturiano, lo haga con libertad.

-                Que quien quiera publicar literatura en asturiano, está en su derecho de hacerlo.

Por ello, desde FORO apoyamos todas las medidas que unan a los asturianos para favorezcan su uso, con el objeto de alcanzar consensos sociales amplios que ayuden y no frenen la promoción del asturiano, garantizando el conocimiento y difusión del asturiano a quienes quieran usarlo, siempre sin prisas, sin precipitación, huyendo de eslóganes, etiquetas o mandamientos que conlleven cualquier tipo de obligatoriedad. El consenso social, entendido de modo transversal, sólo se puede sostener en el ámbito de la libertad, la protección del asturiano debe partir del consenso, nunca de la imposición.