Pedro Leal: “Invertir 22 M€ en la primera fase de ampliación del Bellas Artes, para dejarlo huérfano de una segunda ampliación que lastra el espacio a disponer es un despilfarro que indudablemente hace mella en el Museo”

“La segunda necesidad más apremiante es la de personal: de 22 plazas, un cuarto se encuentra sin cubrir y, a día de hoy, no se cuenta con ningún conservador”

“En nueve años su presupuesto se ha recortado en más de 50%; se pueden comprender los efectos de la crisis, pero ahora el Museo recibe menos de la mitad de la cantidad que recibía hace casi 10 años”

“Es hora de dar un giro al Bellas Artes y convertirlo en un verdadero polo cultural; el museo no es el edificio, son las obras, sus exposiciones, la investigación, la labor científica y la gestión”

Intervención del diputado de FORO, Pedro Leal, en el Pleno de la Junta General del Principado de Asturias, al preguntar al Consejero de Educación y Cultura sobre cómo califica su compromiso con el Museo de Bellas Artes de Asturias :

Aunque pueda parecer una pregunta formulada desde un punto de vista genérico, sólo pretendemos que el gobierno haga patente si tiene un verdadero compromiso con el Museo de Bellas Artes de Asturias, o todo se queda en actos de cara a la galería, poses, ficción o palabras vacías, en lugar de hechos.

El Museo de Bellas Artes de Asturias es un icono de la cultura asturiana, cuenta con un fondo catalogado de aproximadamente 15.000 piezas y 810 obras en exposición. Es un recurso turístico y cultural de primer orden que el año pasado consiguió nada más y nada menos que 90.000 visitantes aproximadamente.

En las últimas décadas, ha conseguido posicionarse como uno de los mejores equipamientos museísticos de España, mediante una magnífica labor de difusión del patrimonio que posee, del arte, junto con una destacada labor investigadora que se lleva a cabo, aunque tenga limitados recursos, que se afronta con un esfuerzo aún mayor de los profesionales que desempeñan su actividad en dicho museo.

Pero los problemas principales se circunscriben a tres ámbitos, en los que se necesita actuar y tomar medidas de forma perentoria:

1.- El espacio del que se dispone

2.- El personal y categorías con que se cuenta

3.- El presupuesto

En relación con el primero de ellos el espacio, del que es de sobra conocido el proyecto de ampliación, en cuatro fases, de la que únicamente se desarrolló la primera, que lleva aparejado otro problema en cuanto al diseño del proyecto, que podríamos calificar incluso de perverso, dicho con los máximos respectos al autor, pero es que la interconexión existente entre la fases 1 y 2 hace que, a pesar de haber invertido 22 millones de euros en la primera fase, mientras no se acometa la segunda fase, parte de los depósitos, de los almacenes y el salón de actos no pueden ser objeto de uso, lo que lo convierte en un equipamiento infrautilizado.

Seguro que nos dirá que la inversión para ejecutar esta segunda fase es importante, y lo sabemos, que puede incluso argumentar falta de financiación, pero para buscarla, vuelvo a insistir, ¿por qué no emplea el gobierno la posibilidad de establecer de nuevo el 1% cultural previsto en la Ley de Patrimonio?

Hay una clara incapacidad de la Consejera de Hacienda para articular el 1% cultural, con eso se oculta en definitiva el propósito del gobierno de seguir destinando recursos a sus propias apuestas políticas, a los proyectos adanistas del arecismo, de sobra conocidos, a costa de equipamientos como el Museo de Bellas Artes.

¿Por qué no impulsa la Ley de Mecenazgo sobre cuya elaboración instó esta Cámara al gobierno hace más de un año?

El mecenazgo constituye una forma de reversión en capital cultural, de un capital que procede de personas físicas y jurídicas que tendrían que aportar pagos a las arcas autonómicas en forma de dinero líquido y los hacen en obras o inversión en materia cultural.

¿No tienen en cuenta los criterios de orientación que se les envían desde este parlamento?

Porque invertir 22 millones de euros en la primera fase, para luego dejarla huérfana de la segunda ampliación que lastra el espacio a disponer, con el paso del tiempo, es un especie de despilfarro que indudablemente hace mella en el Museo.

No nos olvidamos que uno de los compromisos de Javier Fernández como presidente para esta legislatura era el impulso de la segunda fase, ya sólo quedan 15 meses de legislatura, y no figuraba entre las prioridades del gobierno en el proyecto de presupuestos de 2018, creo que su compromiso lo heredará el próximo Presidente.

En cuanto a la segunda de las necesidades más apremiantes, la de personal, cabe señalar que la actual plantilla del Museo de Bellas Artes es de 22 personas, una plantilla corta, si tenemos en cuenta además que un cuarto de la misma se encuentra sin cubrir -más de un cuarto-, la situación es incluso angustiante.

De esta carencia, es imprescindible señalar que a día de hoy, no se cuenta con ningún conservador. A los conservadores de arte de un museo les corresponde la función de investigación,  el desarrollo de la labor científica, que es el futuro de la instalación museística, y no se dispone de un solo conservador, y no se pueden descargar estas funciones en el director, que tiene otras responsabilidades inherentes al cargo como la gestión cultural, económica, de recursos humanos, etcétera, del propio museo, no puede ser él la persona que esté responsabilizándose de todas  las funciones científicas del museo.

Además de estas dos plazas de conservación, hay otras que están sin cubrir, y que serían una de ayudante de restauración, otra de educación, una de administración, otra de vigilancia de almacenes, vacantes que también se deben cubrir. Pero se debe de añadir la figura del vigilante de planta, que en algunas ocasiones están pendientes de dos plantas, no se puede estar en la planta baja y en la primera a la vez, y esto ocurre.

Otro punto importante es el tema presupuestario. En nueve años se presupuesto se ha recortado en más de 50%; es un dato objetivo, se pueden comprender los efectos de la crisis, pero el Museo de Bellas Artes ahora percibe menos de la mitad de lo que recibía hace casi 10 años, tras esa reducción presupuestaria.

En los últimos tiempos ha habido donaciones muy importantes al Museo de Bellas Artes, sin embargo, eso no debe justificar tamaño recorte, que puede influir en que ese patrimonio tan valioso fruto de donaciones se quede infrautilizado y no existe una reversión real del capital cultural de los asturianos a través de esta institución.

Es hora de revertir esta situación. Es hora de dar un giro al Museo y convertirlo en un verdadero polo cultural; el museo no es el edificio, son las obras, sus exposiciones, la investigación, la labor científica  y la gestión que se hace de ellas, porque sino el Bellas Artes puede pasar de ser un museo, a una colección museográfica lamentablemente.