NUESTRAS VIDAS SON LOS RIOS... y todo eso (III)

De molinos, fraguas y bandoleros


NUESTRAS VIDAS SON LOS RÍOS, y todo eso… (III)

EL RIO PIVIERDA:

Es de sobra conocida ya la red hidrográfica primaria de nuestro solar que pasa por los cauces del Río Libardón y sus dos principales afluentes, el río de Sales o Llobones y el Río Pivierda, que junto con el otro, el de La Espasa y sus aportes menores constituyen el núcleo primario referido.

Existe no obstante una duda razonable, y es que hay quienes indican que el Río de Libardón no es como solemos admitir oficialmente el cauce principal de nuestro solar, sino el Río Pivierda, puesto que cumple con todos los parámetros establecidos que determinan los geógrafos especialistas para estas cosas en detrimento del Libardón, y por tanto el Río de Libardón sería pues afluente del Río de Pivierda y no al revés como estamos acostumbrados a admitir.

Puede que estén en lo cierto efectivamente, pero en todo caso, imagino (tan solo es una hipótesis particular), que nosotros consideramos al Libardón como nuestro cauce principal porque discurre al 100% por nuestro territorio, al contrario que el Río Pivierda, que nace en el vecino municipio de Piloña, adentrándose además luego largo trecho en el de Villaviciosa, en el que recibe importantes aportes, antes de de introducirse por la parroquia de Pivierda en Colunga.

Discurre nuestro río pues entre los lugares de La Molinera en Piloña y Agüera d´Arriba en Colunga, donde entrega sus aguas al Libardón.

Avanza desde su nacimiento en La Molinera en sentido norte entre la quintana de Faéu y el Collau de Colluenzu, recibiendo ya pronto por la derecha el aporte de la Riega La Biesca que viene de Anayo, bajo Bustiellu buscando el principal que encuentra a la altura de los Braviales, y poco después también por la derecha entre Llares y Les Pedraces, el ríu de Ablín o de Fresnosa, lugar muy conocido por su Fuente Santa, de aguas sulfurosas y reconocidas propiedades curativas.

Recibe sin más tardar también por la margen derecha el aporte de la Riega del Capiellu que discurre entre el vallín de les Cuerries y La Viña al E y el Cuetu´l Otru al O. incorporándose al cauce primario un poco más abajo de la vaguada que forman La Cuenya y Les Pedraces en Piloña ya muy cerca del límite con Villaviciosa.

El siguiente aporte importante ya es por la margen izquierda e íntegramente en término de Villaviciosa, donde discurre más o menos entre La Berdial y El Arnín, barrio de Pivierda perteneciente al municipio vecino.

Ahí, un poco antes de llegar a La Berdial entre Peña La Sierra y el Cuetu El Caleru, recibe las aguas de La Riega Llares, Los Arroyos de La Llovera y Piedrafita y la Riega de La Toriega que baja de San Martín de Vallés, que confluyen todos en ese lugar.

El siguiente aporte otra vez por la margen derecha ya es La Riega La Cuerria que baja del Cuetu entre Monte Xintones y el primitivo asentamiento romano de Fanu de Libardón (Colunga) para confluir en el principal un poco más debajo de la Berdial (Villaviciosa)

Sigue adelante encajonado entre las paredes de La Carballera y Llineres al Oeste y La de Los Llodos y el Pedrón al este, recibiendo allí otros dos aportes por la margen izquierda, se trata de La Riega de Llineres que parte bajo La Ermita Los Mártires de San Feliz y discurriendo entre Llineres y El Cayu, va a dar al principal un poco más abajo de La Casa La Campa pasado el cual recibe el otro, el primer aporte en territorio colungués: el arroyu el Baréu por la izquierda que desciende por Los Acebos, al E. de la Casa de La Quemada entrando ya en el municipio de Colunga, donde sirve de límite concejil como de todos es sabido (Puente del Arnín)

El siguiente aporte es de nuevo por la derecha, el último ya por esa margen, no es otro que El Arroyu Liema (a partir de aquí todos los aportes son ya en término municipal de Colunga) que baja del picu La Cotariella por Les Cases del LLagu y posteriormente encajonado entre las paredes del Monte Caraperu al E y el Pedrón al O. llega al principal un poco pasada la localidad de Pivierda.

Recibido ya el último aporte por la derecha continúa el río Pivierda hacia Agüera de Arriba recibiendo en este trayecto y por su margen izquierda siempre ya las aguas de otras cuatro Riegas:

La Riega de La Cabañina es la primera, que desde el Llandón de Los Moros trae las aguas de La Quemada y Corrales.

Es la segunda la Riega Bucial, que nace muy cerca de La Capillina de Villascusa, encaminándose rauda por Bucial y la ladera del Cortobeyu hacia el cauce primario, aportando las aguas de todas los lugares citados.

Muy cerca ya de la confluencia con el Libardón en Agüera de Arriba, aún le quedan por recibir otras dos Riegas:

La del Estelleu que discurre bajo el cuetu del Cagareu trayendo las aguas de la vertiente de Villascusa para confluir con el principal un poco antes del Molín del Vicentón que es donde desemboca el siguiente y último aporte ya de esta red:

El Arroyu Los Sinsones que discurre por la Riega del mismo nombre entre los cuetos del Cagaréu al E y el del Colmenaón al O.

Molinos harineros, dónde se molía el maíz, de aparceros normalmente, aunque alguno había de maquila había muchos a lo largo de este cauce en los tres municipios por los que discurre, ya la mayoría desaparecidos. Algunos - los menos – se han recuperado con gran fortuna, gracias a los altruistas esfuerzos de los vecinos como el Molín del Maladín en Villaviciosa – ejemplo a seguir, por cierto – no obstante al menos en lo que a Colunga se refiere nada se ha hecho en este aspecto, no hay más que ver el estado de los Molinos del Beneficiu, Lafocenti, La Miyar, o el de Fernando por citar algunos sólo en las cercanías de Pivierda.

¿Qué vamos a decir del Molín del Vicentón? Pues nada, que es una “magnífica” muestra por la profunda preocupación del patrimonio por parte de las administraciones.

También había en el cauce del río Pivierda varias Fraguas, ya que en una tierra como la nuestra donde el agua mana en abundancia no es de extrañar que el ingenio de nuestros antecesores ideara la manera de encauzar su fuerza para ser utilizada sabiamente en su beneficio mediante molinos, fraguas, batanes y otros menos conocidos artilugios hidráulicos, pero no por ello menos interesantes.

Es nuestro caso por ejemplo la Fragua de la Riega Bucial de la que se tienen noticias ya en el último cuarto del siglo XVIII en el lugar del mismo nombre, que sobrevivió hasta bien entrados los años 40 del pasado siglo, regentaba por Vicente el de Agüera.

En la fragua Bucial, se trabajaba el hierro fundamentalmente para dar soluciones a la necesidad de aperos de labranza, artes mineras y de pesca, actividades económicas por excelencia de la zona, llabiegos, fesories, palones, ganchos, podrelles, rascos, garabatos, anzuelos y todos los artilugios necesarios para ello y como no, el ingenio de la época por excelencia: El carru del país, y sus complicadas piezas, sin olvidarnos tampoco de toda una serie de variados artilugios metálicos que servían a los naturales de la zona de mucha ayuda para mover troncos pesados de árboles, no en vano es en la localidad de Pivierda (De ahí su mote de Palanquinos) donde confluyen una serie de intrincadas Riegas y arroyos en un terreno bajo por donde se sacaba la madera de los montes colindantes por norma general.

El penoso trabajo de cargarlos en carros de bueyes, única manera de transporte entonces sin disponer de las ayudas mecánicas de ahora, requería gran pericia, pero también la ayuda de ciertos artilugios metálicos destinados a tal fin fabricados – como no – en los mazos movidos por la fuerza del agua de las artesanales fraguas de los cauces próximos.

Por esas apartadas zonas entre una maraña de vegetación natural, formada por robles, castaños, hayas, helechos y demás arbustos, donde habita el jabalí, el corzo, el curxu, la ardilla, la llondra y el melón, discurren estas Riegas y Arroyos trucheros un tanto apartados de la mano de Dios, precisamente por eso sirvieron en su momento de refugio a huidos, maquis y bandoleros, el último de ellos más que conocido en el entorno de este río, que se lo pregunten a los de Pivierda sino, me refiero como ustedes se han imaginado ya a Nabé Ruenes Santoveña (Bernabé) el último bandolero, pero esa, esa es ya otra historia…