S.O.S:  “LA DANZA LOS VIEYOS”; Una tradición milenaria

LA RECUPERACION DE LA MAS ANTIGUA TRADICION DE NUESTRO SOLAR DEBE SER IMPOSTERGABLE.

Hubo hace un tiempo ya en Colunga un sacerdote muy peculiar con un bagaje intelectual muy poco común (Y para los suspicaces no me estoy refiriendo al que utilizó la metáfora de los tres tarucos o pates para entendernos, de una madreña como recurso didáctico –técnicamente irreprochable en otro contexto sin duda- para explicar a sus rurales feligreses el misterio de la Santísima Trinidad, y cuyas consecuencias conocen todos ustedes de sobra, que eso ya fue un episodio muy posterior) que de tanto leer “Libros de Caballerías” y el natural entorpecimiento que conlleva el peso de la edad desvariaba un tanto, algo que de manera más o menos sutil algunos de sus parroquianos le restregaban cada vez con más frecuencia, cuestión que al hombre le sentaba como un tiro, así que no se le ocurrió otra cosa que pedir auxilio a un pariente que tenía en Gijón – médico titulado – con el fin de que le hiciera un “papel” – que le certificara, vaya… - que su salud mental se hallaba impoluta; “papel” que desde entonces siempre se cuidaba muy mucho de llevar bien a mano, ya que de esa manera llegado el caso, era extraído raudamente de las entrañas de la sotana, para plantárselo a su interlocutor lo más cerca posible de sus narices, acompañándolo raudamente también del contundente interrogante:

¿Qué ye, que vas saber tú más que el médicu?
Y digo esto porque si de abordar seriamente el tema que encabeza este “post” se trata, sería muy necesario hacerles referencia a las teorías filosóficas de Nietzsche sobre la inversión de valores, tan en relación con el concepto de “ressentiment” en el que se sustenta el plebeyismo imperante, a la Logia del Gran Oriente de Francia, a los fructíferos – para el enemigo, claro - planteamientos de la filosofía política de la Escuela de Frankfurt y por tanto al demoledor proceso de aculturación que fieramente nos acomete a diario, base de la estructura piramidal del poder real, todas ellas responsables directas del intencionado deterioro de nuestras tradiciones entre ellas esta a la que me refiero.

Pero como no quiero tener que hacer como el sacerdote citado, ya que yo también, por asunto laboral, dispongo, aunque expedido por un compañero que cuenta además con la calidad de amigo - no lo niego - de un “papel” que certifica mi razonable equilibrio psíquico (Que no estoy chiflau como una mona en cristiano, para que me entiendan bien, vaya… Algo que ya en más de una ocasión se me ha insinuado), no haré referencia a tales asuntos a pesar de ser de vital importancia si de abordar el tema en profundidad se trata, puesto que son responsables directos por razones obvias del malintencionado, venenoso y premeditado deterioro de nuestras tradiciones.

“La Danza los vieyos” es sin duda las más ancestral de ellas, puesto que arranca de un acervo milenario al que ya hacen clara referencia los geógrafos e historiadores clásicos al describir las tradicionales costumbres de los pueblos prerromanos peninsulares.

Tan importante es que sin duda alguna estamos hablando de nuestra más notable herencia cultural de todas, puesto que fue capaz de sobrevivir milenios, dado que tiene su origen como ya se ha indicado en el acervo colectivo de “clan” de los pueblos prerromanos astures y de su ancestral respeto a los ancianos tan arraigado en culturas de este tipo, así que imagínense el inmenso error, la ceguera o como quieran llamarlo que supondría no acometer la labor de recuperarla cuanto antes.

Con la adopción del cristianismo como religión oficial del Imperio, progresivamente todas estas usanzas de origen pagano fueron poco a poco integrándose en la tradición cristiana de muy diversas maneras y este es claramente uno de esos casos, ligándose a la figura de Santa Ana, cuya devoción aquí en Colunga data ya que se sepa de finales del siglo XV, aunque en realidad las celebraciones nunca fueron interrumpidas, el único cambio como digo fue la progresiva integración de los tradicionales ritos paganos en los dogmas oficiales, en este caso bajo la advocación de Santa Ana, madre de María y San Joaquín, con la denominación de “LA FIESTA LOS VIEYOS”, nada más adecuado sin duda por ser los santos Joaquín y Ana patronos de los abuelos, así que los festejos se siguieron celebrando ininterrumpidamente con la justa adaptación al nuevo ritual con los mismas costumbres y casi idéntico ceremonial aunque adaptados a la nueva fe, o sea, fogueres, músicas, queimadas y danzas – la de los vieyos en este caso – de cuyos detalles restan aún múltiples referencias escritas imprescindibles en el caso de que decidiera recuperarse.

La capilla estaba y aún sigue estando anexa al famoso hospital de Peregrinos del Camino de Santiago y en la actualidad se conserva tan sólo la fachada Norte que fue la única que sobrevivió más o menos al devenir de los tiempos, así que Colunga, ya desde finales del siglo XV, venera a Santa Ana y la festeja desde un punto de vista cristiano no perdiendo por ello la tradición milenaria puesto que como ya he indicado desde la perspectiva pagana siempre hubo continuidad , lo que la acredita sin duda alguna como la más ancestral sin duda alguna de nuestras costumbres tradicionales, y siendo su más importante ritual la milenaria “Danza los vieyos”, enraizada de manera inapelable a nuestra antiquísima danza prima ya detalladamente descrita por los historiadores clásicos.

Hasta - y así lo cuenta Braulio Vigón –

“Se bailaban bailes y danzas de antiquísima tradición como "la danza prima" muestra evidente de integración en la religión oficial de los ritos paganos que pervivían no oficialmente pero sí en las tradiciones populares”

Lo demuestran estos cantares de vieja historia:

¡Válgame el señor San Pedro
y la Virgen Soberana!

Venimos de la foguera
de la señora Santa Ana

Vengo de la romería
de la señora Santa Ana;
pa regalar a los mozos
llevo cascos de avellana"

Las últimas celebraciones con misa solemne, gaita, salmos en asturiano que aún se conservan, foguera, queimada, verbena amenizada con organillo y Danza ancestral de Vieyos cogidos por los dedos de la mano bailando al son de la música fueron ya en el primer cuarto del siglo XX.

Abundaban también las viandas con sidra, espicha popular con boroña asturiana e incluso costosos fuegos artificiales (enorme novedad para la época y carísima por cierto además).

Claro que problema de dinero no había porque en Colunga ya se sabía que Verbena de Santa Ana no había a no ser que viniera a veranear de la Argentina D. Casimiro Polledo, potentado colungués presidente del Banco Español de Buenos Aires uno de los magnates más poderosos del cono Sur en la época, referencia básica de los “brokers” neoyorquinos en la zona, que había emigrado muy joven y sin fortuna alguna al nuevo mundo.

D. Casimiro fue el último que financió y muy generosamente por cierto las últimas Verbenas de Santa Ana.

En la actualidad es la capilla de Santa Ana y San Hilarión.

Lo de San Hilarión tiene también su historia y su por qué, algo que en otra ocasión les contaré, pero creo que es un error histórico de bulto, mezclar ambas celebraciones y no porque ambos compartan capilla aunque nada tengan que ver, sino porque el desconocimiento que acarrea a su vez la desidia, hizo algo que si que ya no tiene perdón de Dios, ya que no sólo mostró interés alguno por recuperar nuestra más ancestral tradición sino que últimamente el Festejo de San Hilarión – cuya historia ni siquiera tiene un origen centenario – se ha comido por completo a la tradicional Fiesta de San Ana o de los vieyos, tanto es así que ya hace tiempo que en los carteles y programas anunciadores de tal festejo popular, simplemente se alude a “Fiestas de San Hilarión”, ni siquiera “Fiestas de Santa Ana y de San Hilarión” como hace muy pocas décadas – que en ningún caso tampoco hubiera debido ser lo suyo

Eso es un error, aunque no malintencionado en absoluto sin duda, nada de eso, pero un error de bulto, muy, pero que muy grave, y no se interprete como animadversión alguna al novedoso patrono “San Hilarión”, cuya historia es muy emotiva y curiosa, pero que de persistir de la manera que se hace actualmente, pone en serio peligro la más antigua de nuestras ancestrales costumbres, así que se hace impostergable como digo separar claramente estos festejos y recuperar- aunque manteniendo naturalmente la Fiesta de San Hilarión, claro - la Fiesta los Vieyos y su Danza prima milenaria con la mayor premura, que una interrupción que ya dura un siglo es algo sumamente peligroso y no debemos permitirnos el lujo de perder por desidia y desconocimiento la más antigua y ancestral de nuestras herencias culturales, de ahí la importancia de “RESUCITARLA ” con la dignidad que merece, pues de dejarlo en marcha haríamos un enorme favor a las próximas generaciones sin duda.

Ahí les dejo unas estrofas escritas hace ya casi 100 años, de las últimas celebraciones de la época de D. Casimiro Polledo que como les he indicado fue el último que financió y muy generosamente por cierto las últimas Verbenas de Santa Ana, tal y como debieran ser recuperadas ahora, que de todos era bien sabido ya que si D. Casimiro no venía de Buenos Aires el festejo no iba a tener valedor alguno.

Si alguien está interesado en conocer una breve reseña de este notable benefactor de nuestro solar, puede hacerlo “pinchando” en el siguiente enlace:

http://www.elbuscolu.com/…/anecdotas-populares-de-col…/21831

EL CORRRO COMIENZA CON EL :

“VIVA”:

"Viva Santa Anina hermosa
viva la Virxen María"

DESPUES DE ESTO LA GENTE EMPIEZA 
CON LA DANZA CANTANDO:

Andai mozos a danzar,
non gastéis tanta fachenda.
tan buenos son los que danzan,
como los que quedan fuera.

Alrededor de la danza,
tengo yo firme esperanza.
de la danza alrededor,
tengo yo mi firme amor.

El puente del Solrriveru,
Allí sí que fue risión.
por ver al pobre Chamorro,
corriendo tras un gorrión.

En la foguera Santa Ana,
robaron unes madreñes.
va diciendo el que les lleva,
no me valen son pequeñes.

En la foguera Santa Ana,
robaron un cobertor.
va diciendo el que lu lleva,
ojalá fuere mejor.

En la foguera Santana,
robaron una casada.
va diciendo el que la lleva,
adiós que non llevo nada.

Salieron de la verbena,
cuatro con cuatro escopetes.
y non pudieron coyer,
a un coxu con dos muletes.

Un ciegu estaba mirando,
como una casa quemaba.
un mudu llamaba xente,
y un coxu acarriaba el agua.

Hilo señora tendera,
hilo que no pido seda.
señora tendera hilo,
hilo que seda no pido.

De lo más alto de cielo,
cayeron nueve claveles.
tres Pepes y tres Antonios,
y tres queridos Manueles.

Es el barrio de Santana,
un barrio muy puñetero.
todo me huele a magalla,
y a suela de zapatero.

Por madrugar a la leche,
a la luz de la mañana.
tanto quise madrugar,
que amaneciome en la cama.

De Asturias la mejor flor,
ye la Villa de Colunga.
lo dijeron Campoamor,
y el gran Palacio Valdés.

Salen de la Macarena,
un fraile y una morena,
y Viva Don Casimiro y su
saya de frailón, que en gastos
nunca repara con su buena
condición.

En otra ocasión les hablaré -como no- del origen de la advocación a San Hilarión, que aunque mucho más reciente también tiene detrás una hermosa y emotiva historia.

Ahí tienen también un par de fotografías de un valor histórico extraordinario –pues superan y ampliamente los cien años- que se corresponden con una de las últimas celebraciones de aquel festejo.

Si las observan con un poco de detenimiento notarán cruciales diferencias entre ese entorno y el actual que confirman claramente – puesto que ninguna de ellas indica referencia alguna a la fecha – la antigüedad de las mismas.

Que nadie me hará caso de sobra lo sé, pero en fin, al menos la obligación moral cumplida queda.

Omar Pardo.