SOBRE HÉROES OLVIDADOS, y todo eso…

Santiago de Cuba, año del nacimiento de Nuestro Señor del mil ochocientos y noventa y seis...

 

SOBRE HÉROES OLVIDADOS, y todo eso…

Don Severiano, presbítero natural de la parroquia de Sales.

SANTIAGO DE CUBA AÑO DEL NACIMIENTO DE NUESTRO SEÑOR DE MIL OCHOCIENTOS Y NOVENTA Y SEIS.

“S.M. el Rey (q. D. g) y en su nombre la Reina Regente del Reino de conformidad con lo informado por la Sección de Hacienda y Ultramar del Consejo de Estado, se ha servido conceder al presbítero D. Severiano Luciano Sánchez Román, natural de la parroquia de Sales de Colunga en el Principado de Asturias el ingreso en la Orden Civil de Beneficencia de primera categoría señalada con cruz también de primera clase, por su heroica actuación en los violentos combates ocurridos contra los insurrectos en el lugar del Cristo (Santiago de Cuba)

El Fiscal y la autoridad que mandó formar el expediente considera los hechos como heroicos, nobles, abnegados y extremadamente relevantes para servir de ejemplo a los leales servidores de la patria en esta sangrienta y denodada lucha que ahora tiene lugar en Cuba.”

En estos términos se expresa la Real Orden que concede el ingreso y la Cruz de primera clase de la Orden Civil de Beneficencia a nuestro paisano el presbítero de Sales destinado en Santiago de Cuba D. Severiano Sánchez.

No era para menos la cosa, pues antecedentes ya había en lo que se refiere tanto a auxilio moral y material a los soldados, maltrechos, heridos y enfermos en su mayoría en una situación desesperada que no presagiaba nada bueno.

No obstante su actuación en los combates del Cristo no sólo fue crucial para mantener la moral de la tropa sino que sino que expone su vida recogiendo soldados heridos de las trincheras para acabar ocupando su lugar fusil en mano cuando la situación se torna harto desfavorable.

Con posterioridad su iglesia e incluso su casa fue refugio de desahuciados con contagiosas fiebres a los que nadie quería asistir, incluso llegó a dar digna sepultura en lo que cabe a soldados sin ropas envolviéndoles en sotanas de su propiedad.

Contrariamente a lo que por lógica cabe suponer, con posterioridad a esos hechos fue ladinamente apartado de cualquier actividad que pudiera engrandecer su gran prestigio ganado a pulso en su comunidad ya que aunque respetuoso con la disciplina eclesiástica, su recto proceder, su carácter fuerte y sin fisuras, jamás toleró componendas, medias tintas y corruptelas tan al uso como ustedes saben en la Administración tanto civil como eclesiástica de la colonia, y claro, ya todos conocemos más bien que mal los pecados patrios, así que mirándolo bien, nada más lógico.

Valga esta breve reseña para recordar a Ilustres hijos de nuestro solar, por norma general siempre más valorados fuera que dentro de él.