El caso griego es un excelente escenario para mostrar que el callejón en el que nos hemos dejado encerrar surge de un “imperativo categórico” impuesto por unos objetivos que no son los proclamados. En efecto, todos sabemos que el gobierno actual griego  ha presentado un proyecto que ofrece muchas más garantías de resolución que los presentados por los gobiernos precedentes. El callejón surge de un “imperativo categórico que obedece a objetivos “particulares” ¿Por qué nos dejamos encerrar?

En otros artículos he hecho mención a las cada vez más poderosas pantallas de los poderosos; es lo que vemos; tenemos que hacer un esfuerzo para ver otras pantallas y para salir de nuestra burbuja, en la que nos protegernos de los miedos que nos desatan la actualidad y el cotidiano.

Seamos serios; todos los ciudadanos europeos y no europeos estamos interesados en que se resuelva el problema de la deuda griega y en que se respete la voluntad del pueblo griego. Las negociaciones en curso dejan muy claro que las instituciones europeas no persiguen esos objetivos y recurren a un “imperativo categórico” que no cabe en las proclamaciones de los Tratados, no es nuestro callejón es el de los que dicen representarnos.

El tratado de Ámsterdam atribuye al Parlamento Europeo poderes de intervención que echo de menos en este caso, aunque si se ha mostrado más farruco a la hora de escoger al presidente de la Comisión, mostrando su adhesión a los intereses de las multinacionales.

Ciudadanos;  la “institución está en peligro”, nuestros representantes obedecen otros intereses. No ha sido necesario esperar a la crisis griega; la UE lo puso ya bien claro desde su fundación; los impulsores del Tratado de Maastricht fueron los primeros en incumplir los rigores presupuestarios y como ya he indicado en “El encanto de la deuda”, la deuda de todos los Estados miembros no ha parado de crecer, desde entonces.

No me parece ningún disparate la exigencia del riguroso cumplimiento de las proclamaciones institucionales y si nuestros representantes no lo hacen, tenemos la obligación de hacerlo nosotros.

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