La exhibición de las cabras muertas a tiros en Cabrales, el furtivismo y el posible fraude de las ayudas del lobo son todas ellas muestra de un problema único y grave.

Durante los últimos años se ha extendido la falacia de que los problemas del mundo rural asturiano se deben al cumplimiento de la ley en materia ambiental y que los ecologistas están destruyendo un supuesto paraíso socio-económico. Esto ha creado un clima social y político que está poniendo en peligro la convivencia y nuestro patrimonio natural. Las responsabilidades son múltiples, pero no son precisamente de quienes buscamos que se cumpla la ley y se proteja el patrimonio natural. Hay que tejer complicidades, no buscar enfrentamientos.

El ganado y los animales domésticos como los perros, son responsabilidad de sus dueños y es inadmisible que haya animales abandonados por el monte, sean perros, cabras o caballos. La administración pública no tiene que dedicarse a organizar cacerías de esos animales domésticos, sino a capturarlos, encontrar de quién son propiedad y exigir las responsabilidades civiles o penales, si fuera el caso, que correspondan.

La ley está para cumplirla

La ley está para cumplirla, lo mismo en la calle Corrida de Gijón que en la canal de Trea en Cabrales. Y debe cumplirla lo mismo la administración pública que las personas de a pie independientemente de su condición. La única forma de avanzar hacia un futuro viable en el mundo rural es entender que el pasado, ni va a volver, ni era tan idílico como a veces se quiere pintar interesadamente.

El desastre de la política agraria común, elaborada y apoyada por el grupo popular y el grupo socialista del parlamento europeo puede llevarse por delante el sector lechero y hace que el sector cárnico tenga que malvivir a base de subvenciones. Esto no lo va a revertir la caza furtiva, ni el exterminio del lobo.

El problema del despoblamiento y envejecimiento de la población rural, un mal que afecta también a la Asturias urbana, ¿se soluciona colgando cabras o lobos de las señales de tráfico?. A quien no ayuda desde luego es al turismo rural, uno de los pocos motores que puede servir para paliar el enorme paro que hay en Asturias.

Sí hay responsables, sí hay soluciones

En este clima social tienen una gran responsabilidad quienes ostentando cargos de responsabilidad política en Asturias, en el gobierno o en la oposición, prefieren plegarse ante quienes vociferan que decir la verdad que conocen. También hay una grave responsabilidad en los medios de comunicación, públicos y privados que dan voz a quienes buscan alimentar conflictos por intereses espurios, sin contrastar sus argumentos.

Es necesario que, como sociedad, tomemos conciencia de la realidad del campo asturiano, de los enormes retos que afronta y de cómo esos retos sólo se pueden afrontar innovando económica y socialmente desde el consenso social. Nada será posible desde el conflicto, la exclusión o el incumplimiento de la ley.