Hasta hace poco, Sietes era un pueblo de labradores asturianos. Sus 40 habitantes poco sabían de ordenadores o de Internet.

Ahora  todo esto ha cambiado, ya que el gigante de la informática Microsoft escogió esta diminuta aldea de verdes praderas  para lanzar hoy Windows 7, el nuevo sistema operativo llamado a recuperar la confianza de los usuarios tras el muy criticado Vista, y que ya está disponible en  decenas de países.

Sietes fue seleccionado no sólo por la concordancia de su nombre con el nuevo producto, sino también porque la empresa de Bill Gates considera que esta localidad de la comarca de la sidra representa a la perfección el mensaje que quiere transmitir: Windows 7 es tan sencillo que incluso a los habitantes de un remoto pueblo sin apenas conocimientos de informática les resulta fácil usarlo.

"Sietes, un pueblo de expertos", es por ello el nombre de la campaña publicitaria, en la que intervinieron buena parte de sus vecinos y en la que incluso aparecen ovejas con auriculares.

Para poder hacer honor a ese slogan, Microsoft dotó a la población de computadoras de última generación y envió un profesor para que ofreciera a los habitantes un curso acelerado. "En mi vida había tocado un cacharro de estos y ahora ya sé lo que es navegar por Internet", comentó una lugareña, satisfecha.

Pero no fue tan fácil, porque el pueblo no tiene acceso a la red ni por cable ni por ADSL. Apenas cuenta con una pequeña central que provee una señal inalámbrica de 512 kilobytes. "Los de Microsoft sufrieron bastante para conectarse aquí", relató a un diario local Jaime Tabernero, uno de los sieteños que participó en la campaña publicitaria.

Su esperanza es que, gracias a Microsoft, el pueblo obtenga ahora una conexión a Internet más rápida y moderna.

Por lo pronto, Sietes se engalanó para la ocasión. Sus calles lucen flores y banderines, y algunas casas fueron pintadas con los colores del logotipo de Windows, como pudo constatar hoy María Garaña, la presidenta de Microsoft Ibérica. Sus padres, precisamente, son asturianos.

En todo caso, las cosas en la aldea ya han cambiado. La fama que adquirió gracias a la campaña de la multinacional estadounidense atrajo el pasado puente del 12 de octubre a un buen número de turistas, que pudieron deleitarse con la sidra de la zona, visitar la Iglesia de San Emeterio, del siglo XVI, o contemplar sus hermosos hórreos. (El mercurio)