Nuestro colaborador hace una reflexión, sobre temas relacionados con la actual concepción del mundo del arte

Alguien ha dicho que  el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) se está convirtiendo en un motor de cambio cultural y, por extensión, de cambio social.

Hoy, debemos aprender y dominar la técnica que tenemos disponible, al alcance de nuestras manos, para poder expresar correctamente lo que queremos decir al mundo actual en continuo progreso.

La cibercultura incluye dentro de sí grupos y subculturas formadas dentro del ciberespacio, como los productos culturales nuevos o tradicionales que utilizan internet para su creación o difusión. El ámbito de la cibercultura no se limita a internet, sino que se debe hacer extensivo a todos los aspectos culturales que utilizan tecnologías de la información para su creación y distribución.

Así, los artistas deben de servirse de los adelantos técnicos para crear y distribuir, hoy, las nuevas obras, sin  miedo, atreviéndose a revolucionar el mundo con nuevas ideas, sin mirar hacia atrás ni preocuparse del futuro, usando los nuevos instrumentos que tenemos hoy. Lejos de promocionar la venta de arte por internet, pues ese es el mal que contamina el Arte. La creación debe de ser, hoy, con la vista en ese cambio esencial de planteamientos, desvinculado del pasado y despreocupado del futuro.

Se trata, en cierto aspecto, de una cultura de lo efímero, multifacética y virtual y, por ello, cualquier intento de encerrarla en un espacio y un tiempo determinado se ve abocado al fracaso. El dinamismo, consecuencia de las redes que le dan forma, es una de las principales características de la cibercultura.

La creación artística, en todas sus ramas, debe avanzar al mismo paso que marca el progreso de la técnica. El Arte verdadero, hoy, no debe perder el paso; debe ir adelante con firmeza, aprovechándose de todos los adelantos, consciente cada artista de que no se trata de seguir con los camelos del próximo pasado, sino de superar las etapas nefastas de absurdas pretensiones de innovación y agarrar con firmeza la antorcha encendida, para elevarla por encima de todas las cabezas, para que esté iluminando la actualidad con su bella luz.

 Todo ello abre nuevos horizontes y plantea nuevos retos. Frente a la cibercultura, no tiene sentido la evasión, ni tampoco la cerrazón en formas culturales pretéritas. Para poder transmitir valores, ideales, pensamientos y categorías a las nuevas generaciones, es fundamental familiarizarse con ella y crear, a partir de ella, nuevos canales y mecanismos de transmisión.

Dinámica cibernética: módulos digitalizables,  susceptibles de  múltipls intercambios continuos

Para todo eso es indispensable tener las ideas claras, haciendo caso omiso a los que se autodenominan críticos de arte; pues los juicios y las valoraciones de hoy nada tienen que ver con los que ayer mismo se consideraba arte. El mundo y la sociedad cambian cada día y son muchos los que no se enteran, aferrados a un pasado que ya no vale hoy.