El Elogio del Horizonte, 500 toneladas de hormigón en el cerro de Santa Catalina de Gijón cumple 30 años

Esta obra, identificativa de Gijón, fue realizada por el escultor vasco Eduardo Chilida, fallecido en 2002 y que fue Premio Príncipe de Asturias 1987 de las Artes

La Fundación Municipal de Cultura de Gijón celebrará los 30 años de esta obra que identifica a Gijón con varias actividades

A través de Instagram@gijon, participarán Luis Chillida, hijo del escultor vasco; el arquitecto Lorenzo Fernández-Ordóñez, y la alcaldesa de Gijón.

Se difundirá el vídeo 'El Elogio del Horizonte', en RR.SS

Otra propuesta serán dos exposiciones, en 14 paneles, junto al monumento.

EDUARDO CHILLIDA. PPREMIO PRÍNCIPE DE ATURIAS DE LAS ARTES 1987

(Fuente: Fundación Princesa de Asturias)

El escultor Eduardo Chillida (San Sebastián, España 1924 - 2002) fue una de las figuras más destacadas del panorama español de las artes plásticas.Tras abandonar los estudios de arquitectura se trasladó a Francia para dedicarse a la escultura, residiendo primero en París y más tarde en Villenes. A los 26 años regresó al País Vasco y se instaló en Hernani, donde realizó su primera obra en hierro y aprendió los secretos de la fragua y el manejo del soplete al lado del herrero del pueblo.

Antes de convertirse en escultor, había sido guardameta de la Real Sociedad, pero una lesión le obligó a abandonar este deporte. Chillida siempre ha hablado de la estrecha relación que existe entre ser portero de fútbol y escultor, un cosmos en el que juegan el espacio, el límite y la materia. En 1951 creó su primera obra no figurativa, llarik, en la que se perfilaba la conciencia del espacio como elemento a la vez material y simbólico. Después de trabajar durante diez años en hierro, incluidas las puertas de la basílica de Aránzazu (1954), regresó a las grandes esculturas de granito a principios de la década de los sesenta. Tras presentar su primera exposición en Madrid, en 1954, se sucedieron los trabajos y, también, los éxitos: diplomas de honor en la Trienal de Milán (1954), primera exposición individual en París (1956), Gran Premio de Escultura de la Bienal de Venecia (1958), Premio Kandisnky en París (1960), Premio Providence Arts Club de Rhode Island (1961) y Premio Wilhelm Lehmbruch (1966), entre otros. Las obras de Eduardo Chillida están repartidas por América y Europa. En 1980 se realizó una gran exposición antológica de su trabajo en el Palacio de Cristal del Retiro, en Madrid.

En opinión de algunos críticos, la evolución escultórica de Chillida ha estado marcada por la rebelión. El propio artista señalaba a la arquitectura como el elemento capaz de dinamizar esa rebeldía interior. Ese rebasar constantemente los límites de las medidas constructivas es lo que ha proporcionado originalidad a su trabajo, ligereza a sus monumentales obras, y ha hecho posible que elementos tan rotundos como el hormigón o el acero, sin perder su condición, lleguen a liberarse de su propia pesadez. En sus primeros años empleaba la mano izquierda para el dibujo, huyendo de la facilidad que la diestra le proporcionaba. Este freno, este elemento retardador, esta inicial torpeza, le permitía abrir un espacio a la reflexión y, a la vez, orientar su obra no tanto hacia lo fácil o conocido, sino hacia lo ignorado y lo dificultoso. De entre sus obras más conocidas, destacan El peine de los vientos y La casa del padre, homenaje al árbol de Guernica en la villa vizcaína. Su obra Elogio del horizonte (1990), instalada en Gijón, está considerada como una de las cumbres de su carrera artística. Otras obras importantes son: Rumor de Límites (1960), Estela a Salvador Allende (1974), Iru Zulu (1975), Arquitectura heterodoxa (1978), Tolerancia para el diálogo (1993) y Esparantza (2000). Chillida también manifestó una gran maestría en numerosos dibujos, entre los que cabe destacar sus manos, sus xilografías y aguafuertes. Su obra gráfica ha aparecido en compañía de textos de Heidegger, Jorge Guillén, Cioran, Edouard Jabés o Max Holzer. Paralelamente a su obra escultórica, también surgió una reducida, pero muy interesante, obra pictórica.

En el año 2000 el Ayuntamiento de Bilbao dedicó su nombre a una plaza en la que se instaló su obra Lugar de encuentros IV y, ese mismo año, se inauguró en Hernani su museo Chillida-Leku, donde fue investido doctor honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid. Entre otros muchos honores y reconocimientos, ha recibido la Medalla de Oro de Bellas Artes (1981) y el Premio Europa (1983). Fue nombrado arquitecto honorario por el Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España, miembro extranjero de honor de la American Academy of Arts and Sciences de Cambridge (Massachussets), miembro honorario de la Academia Americana de Artes y Letras de Nueva York, miembro honorario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid) y en 2002 la Academia de Arquitectura de París le otorgó la Medalla de las Artes por el conjunto de su obra.