Esta noche, el Centro Asturiano de Madrid, entregó al Padre Ceferino Suárez de los Angeles el título de "Asturiano Predilecto".

Ahora, desde 2008 está en Illas (Asturias), pero ha pasado treinta y cinco años en Madrid, de 1973 a 2008. Primero, estudiando y después ejerciendo su apostolado con los más necesitados, en barrios como Orcasitas en donde llegó a adoptar cinco chicos a los que trató de encontrar una vida digna. Además, ejerció de capellán del Centro Asturiano durante más de veintitrés años. Ceferino es natural de Oviedo (22/08/41), del barrio de trabajadores Guillén Lafuerza. Y se ordenó de cura en 1964. En Illas ya es muy querido porque han venido unas cincuenta personas, con el alcalde Alberto Tirador en cabeza, para celebrar su título de "Asturiano Predilecto".

El Padre Ceferino quiso que me ocupara de su presentación. Y así lo hice. Adjunto el texto....

CEFERINO SUAREZ DE LOS ANGELES,

ASTURIANO PREDILECTO DEL

CENTRO ASTURIANO DE MADRID

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Por JAVIER DE MONTINI

 

Señoras, señores:

Para nombrar a un ciudadano "hijo adoptivo", el ayuntamiento abre un expediente en el que se valoran no sólo las cualidades y méritos personales sino también los servicios prestados en beneficio de la ciudad o villa.

También favorece bastante la concesión del título el aprecio popular que, lógicamente, consigue la persona que destaca de forma extraordinaria en el ejercicio de su profesión y en su comportamiento.

O sea, el título de "hijo adoptivo" no es caprichoso ni gratuito, se gana con obras. Vale aquí el dicho de "obras son amores..."

¿ Pasa igual con el título de "hijo predilecto"?

Yo diría que sí, que para su concesión se sigue poco más o menos la misma pauta aunque al homenajeado, por el hecho de ser natural del lugar, puede que se le exija una mayor "excelencia" o "excepcionalidad"  de los trabajos y actuaciones que puedan redundar en el engrandecimiento o prestigio de la comunidad, trátese de una ciudad, de una villa, de una diputación o incluso de una autonomía, puesto que últimamente hay autonomías que se han apuntado a nombrar "hijos predilectos".

 

Que un ayuntamiento te acoja como "hijo" sin haber nacido en su término imagino que producirá una enorme satisfacción y hasta emoción en el "adoptado", pero dudo que en la vida de una persona haya momento más especial que aquel en que una ciudad, villa, diputación o autonomía de la que eres hijo de nacimiento te proclama solemnemente "hijo predilecto".

Momento especial y yo diría que, si no el más importante, sí uno de los más importantes en la vida de un ciudadano porque se trata de un título no obligado y que alguien, libremente, ha promovido con el fin de destacar y premiar unas virtudes y unos valores ya conocidos y reconocidos en el ámbito público.

 

Prácticamente, es lo que el Centro Asturiano de Madrid hace con Ceferino Suárez de los Angeles al distinguirle con el título de "Asturiano Predilecto": Valorar la rica, eficaz e inmensa labor que este ovetense de nacimiento ha realizado a lo largo de su vida como sacerdote de Dios, a mí me gusta más decir cura porque define mejor su oficio de "cura de almas", y destacar a la vez la "asturianía" que siempre ha aplicado y sigue aplicando a todos sus actos, allá donde esté, igual en la Villa y Corte de Madrid que ahora, de vuelta a Asturias, en tierras de Illas, que se acercan a la costa del Cantábrico a través de Castrillón.

 

He dicho "asturianía".

¿ Y en qué consiste esa asturianía?

No es momento de analizar el concepto.

Aceptemos, y encantados, una "manera de ser" de los asturianos.

En el último numero de "AS-66", mi admirado y querido Ladislao de Arriba ( Ladis Azcona), se ocupa de nuestras señas de identidad. Dice: "No son pocos los paisanos que consideran a la sidra, la fabada y la gaita como los principales valores identitarios de la asturianía".

Y de seguido, duda: "Es, en mi opinión, tema muy discutible".

¡ Y tan discutible, claro que sí!. De acuerdo con Ladis.

Seguro que hay paisanos dentro de Asturias o desperdigados por el mundo que sin beber sidra y sin comer fabada viven ejemplarmente su asturianía.

 

¿ Y qué decir de la gaita?

A mi que no me discutan la valía de Ramón García Tuero que nació en Arroes/Villaviciosa, pero se casó con una María de Libardón, pegando a mi pueblo de Carrandi, allá se fue a vivir y se haría famoso como "Gaiteru Libardón", pero ¿es que un entusiasta de Victor Manuel, del Sueño de Morfeo, de Luz Casal,  de Melendi, de Nacho Vegas.... no puede ser tan magnífico asturiano como un fan del creador gaitero José Angel Hevia?

 

Pienso que más que en sidras, fabadas y gaitas, la asturianía como la felicidad es un sentimiento que crece dentro del nativo no sólo en el corazón sino también en la inteligencia, y que, por tanto, conforma nuestro "modo de ser".

Y lógicamente, nuestro modo de vivir.

 

Esto explica nuestro apasionamiento en el amor a Asturias.

Vayamos donde vayamos, llevamos a Asturias en el corazón.

Somos unos enamorados de Asturias: "¡Asturias, qué guapina yes!". 

Hasta llevamos la pasión a nuestro himno cuando cantamos "Asturias, patria querida, Asturias de mis amores, quién estuviera en Asturias en todas las ocasiones".

Y digan lo que digan los demás, presumimos de la belleza de nuestra "tierrina" proclamándola a los cuatro vientos "paraíso natural".

Con nuestra fama de "grandones", vamos de Norte a Sur y de Este a Oeste pregonando que "Asturias es España y lo demás es tierra conquistada" y, tan guapamente, nos apropiamos del "paraíso terrenal" que tan tontamente perdieron Adán y Eva al desobedecer a Dios comiendo la manzana del árbol prohibido. 

 

Sin duda alguna, estos rasgos del carácter asturiano y muchos más destacan en la personalidad de Ceferino Suárez de los Angeles lo que justifica sobradamente el nombramiento de "asturiano predilecto" de este Centro Asturiano de Madrid cuya directiva preside Cosme Sordo Obeso.

Ceferino Suárez de los Angeles muy bien podría presumir de haber nacido en Oviedo, corazón del Principado, ciudad ahora célebre en el mundo por los Premios Príncipe de Asturias, pero se mueve por doquier proclamándose niño de barrio, además del barrio "Guillén Lafuerza", casas de planta baja que fueron construidas "para obreros" al poco de terminar la Guerra Civil e inauguradas en 1945 por la ovetense Carmen Polo, esposa de Franco.

Un barrio con su iglesia y su colegio público que, al cabo de los años, aún se siente discriminado y que, de hecho, lo está puesto que veo que se le sigue dando trato de "interés social".

 

Nació Ceferino Suárez Fernández ( Ceferino Suárez de los Angeles) el 22 de agosto de 1941. Año en que se constituye Renfe. Año en que el Rey Alfonso XIII abdica en Don Juan y muere en su exilio en Roma. Año en que aparece "La Codorniz", la revista de humor "más audaz para el lector más inteligente". Año en que empieza a emitir desde Moscú la emisora de radio "La Pirenaica".Y año en que se promulga una ley para proteger a las familias numerosas.

 

Al terminar los estudios eclesiásticos, Latín y Humanidades, Filosofía Escolástica y Teología, en el Seminario Metropolitano de Oviedo fue ordenado sacerdote el 19 de marzo de 1964, festividad de San José.

Para celebrar su Primera Misa, eligió la Iglesia de la Sagrada Familia, de Ventanielles.

En 1973 hasta 1975, decidió profundizar sus conocimientos de Teología en la Universidad de Comillas, en Madrid. Obtuvo la licenciatura e hizo también un curso de Psicología, carrera que concluiría  en la Universidad Autónoma de Madrid y que completó con un "master" de Fundamentos Psicológicos de la Educación.

 

Ceferino Suárez de los Angeles - "el padre Ceferino" - ha vivido en Madrid treinta y cinco años, de 1973 a 2008, tiempo que ha dedicado a atender a todo tipo de gente, pero volcado muy especialmente en los más necesitados que ciertamente eran muchos, muchísimos, en Orcasitas, barrio también de trabajadores, barrio de modestas viviendas de protección oficial construidas para acoger a obreros que venían de los pueblos de España en busca de un sueldo en las industrias cercanas de Villaverde.

 

¿Un barrio de Madrid, Orcasitas, como el Guillén Lafuerza, de Oviedo?

De trabajadores, sí, los dos barrios, pero en vez de las casitas bajas de Guillén Lafuerza, aquí, en Orcasitas, se levantaban torres de hasta once pisos, los llamados "bloques de viviendas" de cemento para albergar no a unos cientos sino a miles de habitantes, ahora cerca de los 25.000.

 

Precisamente allí, en Orcasitas, el "Padre Ceferino", presto a utilizar cualquier medio para ayudar a los más jóvenes, emprendió con audacia la aventura de la adopción que, así de pronto, le convertía en cabeza de familia de cinco chicos a los que se propuso sacar de la marginación y educar para una vida digna.

Esta experiencia la ha contado Ceferino Suarez de los Angeles en su libro "Los adolescentes hijos del cura", publicado por Azucel (de Avilés) en 1993.

Tras los cinco años de Orcasitas, el "Padre Ceferino" vivió otros veintidós en Madrid, en Santa Teresa y en Santa Isabel "con los más jóvenes de la familia".

Siempre, eso sí, ejerciendo su asturianía, no sólo como capellán de este Centro Asturiano de Madrid, a donde le seguían con frecuencia los chicos, sino eligiendo campamentos y lugares de Asturias para las vacaciones y veraneos. 

 

Asturias va siempre con Ceferino.

Más que ir, yo diría que Asturias y la Santina de Covadonga están en el alma de Ceferino y, por tanto, avivan su quehacer diario en el hogar, en la parroquia, en la enseñanza, en la vida social y, por descontado, en sus libros, no sólo en "Los adolescentes hijos del cura" sino en títulos como "Donde yo me pueda ir" (1998), "Relatos del corazón" (2009) y "A la orilla del sueño" (2011), todos editados por Azucel ( Azucena y Celso), de Avilés.

 

Ahora, desde 2008, Ceferino Suárez de los Angeles no sólo lleva a Asturias dentro de su alma sino que la vive en el ejercicio de su apostolado. Tras siete lustros en Madrid, el "Padre Ceferino" ha retornado al Principado para ocuparse de la gente de Illas, tierra de donde un día emigró Juan González Pumariego (nacido en 1851) a la isla de Cuba en donde se convirtió en orador y escritor, hombre clave en la historia del periódico "Diario de La Marina", "hijo adoptivo y muy querido de La Habana".

 

A Illas, rincón rural del paraíso de Asturias, ha llegado con una rica experiencia y peregrinaje de muchos años, pero ligero de equipaje porque "para el padre Ceferino ser pobre es un modo de vivir, de pensar, de amar, de oír y de recordar".

 

En Illas, iglesia de San Julián en La Callezuela e iglesia de San Jorge en La Peral, la aldea del cotizado y centenario queso, se ha instalado sin nostalgia de lo que deja atrás, pero con el recuerdo de los muchos seres indefensos a los que él dio todo lo que pudo, pero de los que él también se benefició a raudales.

A lo mejor, querido Ceferino, Illas es precisamente ese lugar soñado, "a donde yo me pueda ir".

 

Eso sí: En Illas, o allá donde vayas, nunca olvides que, de ahora en adelante, en la historia de este Centro Asturiano de Madrid siempre figurarás no sólo como el ejemplar y querido capellán "Padre Ceferino" sino también como "Asturiano Predilecto".

Un título que te mereces.

¡Enhorabuena!