Durante muchos siglos, los artistas han sido los encargados de hacer visible lo invisible, poniendo imágenes ante la vista de los fieles, para hacer vivo el Evangelio

EL ARTE EN LA IGLESIA, HOY “Este mundo en que vivimos tiene necesidad de la belleza para no caer en la desesperanza. La belleza, como la verdad, es quien pone la alegría en el corazón de los hombres; es el fruto precioso que resiste a la usura del tiempo, que une las generaciones y las hace comunicarse en la admiración. Y todo ello por vuestras manos...” Dice la Iglesia Católica, en su mensaje a los artistas, dentro de los documentos y el espíritu de Concilio Vaticano II. “Que estas manos sean puras y desinteresadas. Recordad que sois los guardianes de la belleza en el mundo; que esto baste para libraros de placeres efímeros y sin verdadero valor, para libraros de la búsqueda de expresiones extrañas y desagradables.” Las valoraciones estéticas, estos últimos años, han tergiversado el concepto de esa belleza en el mundo, calificando como artísticos algunos verdaderos engendros, en nombre una libertad de expresión mal entendida. “A todos vosotros, la Iglesia del Concilio dice por nuestra voz: si sois amigos del arte verdadero, vosotros sois nuestros amigos”.- Nos decía S.S. Pablo VI a los artistas de todo el mundo, hace cuarenta años. A pesar del tiempo transcurrido desde entonces, son muchos los que siguen sin enterarse. Igual que siguen sin enterarse del mensaje evangélico de Cristo, a pesar de que ya pasaron más veinte siglos. “Vosotros habéis ayudado a traducir su divino mensaje en la lengua de las formas y las figuras, convirtiendo en visible el mundo de la invisible.”. Desde las catacumbas, pasando por las esculturas, tallas, frescos, retablos, vidrieras, óleos, Etc. Hasta llegar a los más modernos sistemas de transmisión de imágenes, se viene haciendo visible y accesible el divino mensaje, para todos los que quieran enterarse. “Hoy como ayer, la Iglesia os necesita y se vuelve hacia vosotros. Ella os dice por nuestra voz: No permitáis que se rompa una alianza fecunda entre todos. No rehuséis poner vuestro talento al servicio de la verdad divina. No cerréis vuestro espíritu al soplo del Espíritu Santo.” De la teoría a la realidad, hoy como ayer, hay gran distancia. Algunos falsos artistas hacen obras que nada tienen que ver con el soplo del Espíritu Santo. Mantienen una alianza basada en sus intereses económicos, sin prestar ningún servicio a la verdad divina. Todo ello es así porque algunos “asesores artísticos” recomiendan colocar esas obras en los templos, en nombre del progreso y la modernidad.... con lo que se aleja a los fieles , que rechazan esas genialidades”. CARLOS ROCES