Yo vi a Papá Noel bajar por la chimenea. Lo juro. Apenas entraba en el breve espacio entre los ladrillos llenos de hollín. Procuré dejar el fuego apagado para que no se quemara al descender

El árbol de Navidad estaba decorado exclusivamente para él. Me esmeré en usar muchos rojos y blancos como su ropa. Yo mismo puse las mejores guirnaldas y las luces más coloridas. Una estrella dorada brillaba en la cima del pino más grande que encontramos en la tienda. También junté pasto y llené un balde de agua para que los renos no se quedaran sedientos después de dar tantas vueltas alrededor del mundo.

Estaba seguro que vendría, al menos un ratito, porque lo pedí expresamente y este año me comporté como nunca antes; sólo para que se cumpliera mi deseo de encontrarlo y darle un gran abrazo. Además, debía traerme el único regalo que pedí para este año. El gordinflón no podía ser tan avaro. Pasé de grado, le hice caso a mi padre, devoré calladito todas las verduras que me pidieron que comiera. Casi no me pusieron en penitencia. Era imposible que Papá Noel me fallara.

La navidad anterior había sido diferente. No la pasamos en casa. Recuerdo que tuvimos que salir apurados porque mami tuvo una recaída por esa enfermedad que todos dicen es la peor de todas. Yo la veía muy débil, pálida, bien flaquita. Tosía muy alto. Cuando en el hospital le di un beso grandísimo, sonrió con los dientes de oreja a oreja y en ese instante me di cuenta que yo, que cuando sea grande quiero ser doctor, la había curado.

Como pudo se levantó y me acarició la mejilla. Después, miró a través de la ventana y me preguntó qué regalo quería para Navidad.

Yo le dije muy clarito:

-No necesito nada, mami. Te tengo a ti.

Y me dio un abrazo que casi me revienta los pulmones ¡Ja! Me dijo que me amaba y que era muy feliz. Entonces, no entendí por qué se puso a llorar.

 

Mami no estuvo este año con nosotros, pero cuando vi a Papá Noel bajar por la chimenea, él venía con ella de la mano. Se acercaron y me dieron un beso gigante en los dos cachetes; el único regalo que le pedí para este año. Y así supe que el gordinflón de rojo siempre cumple sus promesas cuando los niños se portan bien antes de la Navidad.