La evolución de la calidad del aire en la zona central de Asturias ha experimentado una notable mejoría desde la declaración del estado de alarma por el coronavirus, el 14 de marzo, según se desprende del análisis realizado por la Consejería de Infraestructuras, Medio Ambiente y Cambio Climático.

El departamento que encabeza Juan Cofiño ha examinado los contaminantes que tienen mayor relación con las emisiones debidas al tráfico rodado y a la actividad industrial, mediante el estudio de los datos registrados en las estaciones ubicadas en Gijón, Avilés, Oviedo y las cuencas mineras.

Así, la concentración de dióxido de nitrógeno (NO2), uno de los gases contaminantes que miden las estaciones de calidad del aire de la red del Principado y que está muy ligado al tráfico urbano, ha disminuido hasta el 68% en Gijón, el 62% en Mieres y el 50% en Oviedo, Sama y La Felguera.

En la siguiente tabla se muestran los niveles de NO2 en algunas de las estaciones con incidencia de tráfico más representativas de la calidad del aire en zonas urbanas. El cuadro refleja la repercusión que el descenso de la movilidad ha tenido en la mejora de las condiciones.

 

La mejora de la calidad del aire por menores emisiones de dióxido de nitrógeno en las principales ciudades ha provocado que el nivel promedio caiga de 25-30 µg/m3N (microgramos por metro cúbico normal) a valores de 8-13 µg/m3N, en Gijón y Oviedo, aunque la mayor reducción se registra en las estaciones gijonesas.

El descenso en los niveles de NO2 ha tenido dos etapas claramente visibles. Así, se produjo una primera reducción del nivel medio en las dos primeras semanas de confinamiento y otra adicional del 30% en el periodo de hibernación, desde el 30 de marzo al 12 de abril, como consecuencia del desplome del tráfico por la suspensión de la actividad económica no esencial.

La concentración de partículas PM10 (de tamaño inferior a 10 micras), ligadas a la actividad industrial y a otros fenómenos naturales como los aerosoles marinos o la intrusión de masas de aire sahariano con polvo en suspensión, se ha rebajado hasta un 30% en las estaciones de la red del Principado, especialmente durante las dos últimas semanas, en las que la actividad no esencial estuvo suspendida.

 

La disminución de los niveles medios de PM10 durante la hibernación de la economía respecto a la concentración media anterior al estado de alarma fue de entre un 11 y un 30% de media, como se puede observar en el cuadro. Esta bajada obedece tanto al cese de actividades industriales no esenciales como al descenso del tráfico y ha sido más visible en las últimas dos semanas, en las que sólo la industria considerada esencial ha funcionado en Asturias.

También se observa que la calidad del aire ha mejorado notablemente desde el 30 de marzo aunque algunos grandes centros industriales, como Arcelor o Asturiana de Zinc, no han suspendido actividades.

La variación fue diferente en la primera fase del confinamiento debido a los episodios de intrusión de aire subsahariano que se produjeron del 18 al 23 de marzo. Esta masa de aire provocó la llegada de partículas en suspensión y dio lugar a un incremento de la concentración de PM10 en la atmósfera, cuyo origen no se relaciona directamente con la industria sino con causas naturales. El aumento en ese periodo varió entre un 6% de media en las estaciones de Gijón a un 39% en Oviedo, donde las partículas se concentraron en mayor medida.

La viceconsejera de Medio Ambiente y Cambio Climático, Nieves Roqueñí, considera que la repercusión positiva del confinamiento en la calidad del aire invita a “reflexionar sobre la necesidad de modificar el modelo de vida habitual, que influye directamente en la contaminación e indirectamente en la salud de la ciudadanía que habita en ciudades llenas de tráfico”.

A juicio de Roqueñí, cuando se supere la crisis sanitaria “es preciso tomar conciencia de que se pueden hacer muchas cosas con menos desplazamientos, como el teletrabajo o las reuniones por videoconferencia, lo que reduce notablemente la contaminación”.

“Tenemos una gran oportunidad para iniciar un cambio de modelo, aprovechando este tipo de actividades que nos ayudan a disponer de un medio ambiente con menos emisiones y, por tanto, más saludable”, ha agregado.