Artículo dedicado a La Curuxa publicado recientemente en la revista del Centro Asturiano de Valladolid, obra del colungués Victor Manuel Villar Pis. Sobre la Curuxa no hay casi nada escrito, que por otra parte tiene mucho de curiosidad y de leyenda en nuestra zona. Ha sido un largo tiempo de investigación para poder reunir algo que interesase. Creemos que ayuda a conocer un ave al que casi todos respetamos por una u otra razón.
Por Víctor Manuel Villar Pis Montañero y escritor
El nombre de Lechuza (nombre del pájaro en castellano), pasó a ser coruja (término sin sentido en castellano), no respetando la forma castellanizada ni siquiera el significado del topónimo cuando debería de ser en asturiano curuxa. La toponimia tiene que ser la popular, cuando en realidad todos sabemos que siempre se procuró, aunque no se logró, hacernos de menos a los que somos y presumimos de ser de pueblo cuando decimos curuxas en asturiano en lugar de lechuzas.
La curuxa, también coruxa, coruxu y curuxu, nombre por el que se conoce en Asturias y, por extensión, al búho y al mochuelo, es un ave rapaz nocturna muy habitual y con una gran presencia en los pueblos asturianos a la que también se conoce como cudongu, guaxa, nétova, niétova, nuética y tubeca. En algunos lugares pertenece más al paisanaje que a la categoría de ave.
Las diferentes variedades de curuxas, de un tamaño que oscila entre los 20 y los 38 cm., aves de plumaje amarillento, pintado de gris, blanco y negro en las partes superiores y blanco en el pecho, vientre, patas y cara; pico corto y encorvado en la punta, y ojos brillantes y de iris amarillo, tales como la Lechuza de Granero(Tyto alba), Mirona (Otus scops), Lechuza Aleonada (Surnia ulula), Pequeña Lechuza o Mochuelo (Athene noctua), Lechuza Leonada o Cárabo (Strix aluco), Lechuza Orejona (Asio otus), Lechuza Desorejada (Asio flammeus), Lechuza de Tengmalm (Aegolius funereus), conforman junto con los buhos (o Tecolotes) el orden de los estrigiformes o rapaces nocturnas.
Estas aves rapaces, de chillidos y silbidos penetrantes, las podemos encontrar en casi todos los lugares del mundo, salvo en la Antártida, en la mayor parte de Groenlandia y en algunas islas remotas. Una representación de estas aves –trece especies- vive en las viejas tierras europeas; de éstas, ocho conviven con nosotros en la península Ibérica. Dicen de ella, a la que se considera ave curiosa e indiscreta, que su nombre deriva de la noche y que es símbolo de la oscuridad, pero no hay acuerdo puntual sobre el origen de la curuxa.
Son grandes cazadores, de hábito nocturno y solitario. Se alimentan de roedores, pequeños mamíferos, insectos, de otras aves y también, de algunas especies de la pesca. Esta fiel inquilina de campanarios, desvanes, graneros, edificaciones abandonadas y troncos huecos, que vive generalmente en lugares habitados, es la primera agente desratizadora de los pueblos.
Tiene la costumbre de permanecer acurrucada o acuruxada durante el día, siendo uno de los pájaros nocturnos con mayor presencia en Asturias. Resopla y silba con fuerza cuando está parada y emite un graznido estridente y fúnebre cuando vuela. Podemos verla en los anocheceres, volando, sin apenas meter ruido. Es durante el día cuando permanece cobijada en el curuxeu, para refugiarse de otras aves, sobre todo de grajos y cuervos.
Las curuxas son muy conocidas por los habitantes de los pueblos asturianos al ser protagonistas de numerosos mitos y creencias, muchas de las cuáles en nada les han beneficiado. La ignorancia humana buscaba explicaciones sobrenaturales en el reino animal. Ha sido este ave nocturna, desde tiempos inmemoriales, acusada de beber el aceite de las lámparas de las capillas, ermitas e iglesias.
Hay una creencia generalizada, de que su presencia cerca de una casa, presagia la muerte. Cuando canta (uréu) la curuxa, como tantas otras cosas misteriosas y hasta si quieren de mal agüero, es un pequeño duende que quiere hablarnos de algo que nosotros no entendemos. Muchas personas aseguran y creen que el canto de la curuxa dice “cavar, cavar”, es decir, qua ya avisa de que vayan cavando la fosa. A mi también, de güaje, al escuchar cantar la curuxa me invadía un raro sentimiento, porque nos decían los mayores que el silbido, chillido o canto de la curuxa era el aviso que nos mandaban los espíritus de que algún grave suceso o alguna muerte estaba próxima. Hay un dicho al respecto: ¿canta la curuxa? Señal de morte. Te quedabas pendiente del toque de las campanas de la iglesia, pero no sonaban. Menos mal, porque con todas las curuxas que cantaban.
En algunos pueblos de los concejos de Caravia, Colunga, Gijón, Piloña y Siero, aseguran que la curuxa es una de las figuraciones de la Guasa, ser tenebroso que vuelve noche tras noche hasta ver cumplido su cometido: matar al humano. Y también la asocian con les bruxes, pero no hay nada claro que lo afirme, aunque en el folclore asturiano está íntimamente relacionada con artes mágicas y con la muerte; así se dice: “la curuxa ye de los pájaros la bruxa”, y “bien sabe entender la bruxa el cantar de la curuxa”. Algunos aseguran que “una bruxa no es auténtica si no tiene una curuxa”. De ahí que las bruxas usen el sonido de las curuxas y los búhos para ahuyentar, según ellas, los poderes de las tinieblas. Tienen asimismo su imagen como amuleto de buena suerte. Lo niños y niñas, cuando juegan “a coger “, cantan: la bruxa curuxa…
No es casualidad que la curuxa sea el animal de Atenea. Es un pájaro cazador y nocturno, un símbolo adecuado para la diosa de la muerte sangrienta. La Atenea primitiva, la que aparece en la Iliada, es una divinidad guerrera que se siente muy a gusto en el campo de la batalla.
Contradictoriamente, en la propia cultura occidental, otras muchas personas creen que las curuxas son símbolo de buena suerte, de felicidad y de sabiduría. Está claro que las curuxas y búhos no eligieron la noche para erigirse en representantes de lo desconocido o misterioso, y mucho menos del mal; bien al contrario, evolucionaron para sacar rendimiento a las horas del crepúsculo. Así, en la bonita localidad de Carrandi, en el concejo de Colunga (el gentilicio de este pueblo es curuxos), dicen que la curuxa es sabia y da buena suerte. Hay una creencia popular sobre la meteorología de la zona que dice “si aparece la curuxa en la Quintana (la Quintana del Sol es un barrio de Carrandi), es que va a llover”, y también “la curuxa na quintana, el agua pe la mañana”.
Con ironía, en Colunga se decía de una persona fea y falsa que “ye más fea que una curuxa”. También, de las personas que tenían los ojos fijos y penetrantes, se decía que “tienen güeyos de curuxa” y, de las mujeres y hombres que salían por la noche “son como les curuxes”, y “ esti anda de noche como les curuxes”. Como apelativos cariñosos se emplean los diminutivos –curuxín, curuxina-. También se dice “cuntómelo la curuxa”, cuando nos cuentan algo y no podemos dar el nombre de la persona que nos lo dijo. Es asimismo muy común y frecuente decir de una persona que pierde una buena oportunidad o desperdicia una ocasión “quedóse chiflando a la curuxa”. También en algunos lugares, al as de oros de la bajara se le conoce como curuxa.
Esta curiosa ave nocturna, de historias y creencias de miedo y buena suerte, tiene también a su alrededor numerosos refranes e historias que la hacen aún más popular. Así en Galicia, comienzan las queimadas con eso de “Cregos, frades, curuxas e cholas, dá o diaño esas catro xolas”.
Numerosos refranes sobre la meteorología tienen a la curuxa por protagonista. Así, en el concejo suroccidental asturiano de Ibias, hay un refrán que dice “Si soa a curuxa na Bouza, fai un sol que recouza”, es decir, que si se escucha el canto de la curuxa en el monte Bouza, próximo al pueblo de Vilaoril, es que hará mucho calor”.
Y otros muchos asturianos, también sobre el tiempo:
“cuando canta la curuxa a l´abaseo, ye que va a nevar”,
“si enantes de´abril oyes la curuxa, prepara la lleña pa non decir uxa”,
“curuxa de secano, agua en la mano”,
“si la curuxa de nuechi canta pa lo solanu, nieva si ye en inviernu y llueve si ye en veranu”.
“si la curuxa busca la madriguera, tempestad ha de venir de mala manera”, es decir, que si la escuchamos cantar en agosto, ya podemos sacar los paraguas.
Asímismo sobre la curuxa se cuentan los siguientes refranes gallegos:
“curuxa noiteira, malladores a eira”,
“curuxa norteira, pon o caldeiro a goteira”,
“se canto son unha tola, si non canto unha curuxa, se me lavo son profana”
También hay cantares que tienen en sus letras a las curuxas. Así dice uno:
“Esti añu les calabazes fonon mui bien reparties, llevoulas Cubia ya Ambás, Les Curuxes ya Sorribes.
Y después de contarles cuentos o historietas a los güajes, para finalizar y dejarles dormidos se decía:
“la curuxa cantó y esti cuentu se acabó”.
En Asturias tenemos muchos nombres de pueblos o lugares que protagonizan el nombre de curuxas. Entre otros:
Corujedo: lugar de la parroquia de San Pedro Navarro, en Avilés
Las Coruxas: Casería de la parroquia de Quiloño, en Castrillón
A Curuxa, casería de la parroquia de Abres, en Vegadeo
Las Curuxas : Casería de la parroquia de Tuñón, en Santo Adriano
Las Curuxas: Pueblo de la parroquia de Sorribas, en Grado
Les Curuxes: Pueblo de la parroquia y concejo de Mieres
Coruxéu: Caserío de la parroquia de Coya, en Piloña.
Coruxéu: Caserío de la parroquia de Cazanes, en Villaviciosa
Curuxeo: Caserío de la parroquia de Marcenado, en Siero
Curuxeo: Casería de la parroquia de Santiago Ambiedes, en Gozón
Curuxeri: en la parroquia de San Martín de Torazo, en Cabranes
Curuxéu: Pueblo de la parroquia de Lieres, en Siero
El Curuxéu. Casería de la parroquia y concejo de Riosa
La Curuxera: Nombre del cementerio de Carrandi, en Colunga.
La Curuxera: Casería de la parroquia de Llorío, en Laviana
Curuxona: Pueblo de la parroquia de Santiago Arenas, en Siero
La belleza y el misterio que rodea a las curuxas ha desembocado últimamente en pasión y atracción de un buen número de personas hacia ellas, plasmado en colecciones de figuras, fotografías…, y en nombres de raigambre popular como la montañera Asociación Deportiva La Curuxa, de Gijón, el grupo folk La Bandina La Curuxa, de Oviedo, la casa de turismo rural La Curuxa del Sueve, en Carrandi (Colunga), entre otros.
Y, para finalizar, contarles lo que me ocurrió en un programa sobre montaña en una televisión nacional en una entrevista que me hicieron. Para finalizar el mismo, la locutora realizaba una serie de preguntas de contestación rápida sobre rutas y caminos. En una de ellas, a la pregunta de “todos los caminos conducen a…..”, mi pronta y clara respuesta fue de “a la curuxera”. No pueden ustedes imaginarse la cara que le quedó a la presentadora ante tal contestación, sin lograr articular palabra ni seguir con la batería de preguntas hasta que le aclaré que “la curuxera” es el cementerio de Carrandi, mi pueblo, a donde todos deseamos ir en su momento. Porque como bien dijo el poeta con nostalgia ¡Quién pudiera morir donde ha nacido¡
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