Tiene medio País Vasco en jaque. Cantabria comienza a sufrir esta plaga; y ahora el oriente de Asturias ya luce sus prolíficos peñachos.

Acostumbrados a viajar por el oriente asturiano, observábamos con curiosidad la proliferación de esta planta ornamental a lo largo de la autovía.

Desde el mes de Julio se han ido llenando taludes, medianas, arcenes de la autovía del Cantábrico a su paso por Llanes y Ribadedeva. Ahora ya los concejos de Ribadesella, Caravia y Colunga comienzan a estar plagados de estas hierbas. Las fotos que ilustran este artículo están tomadas en zonas de Ribadesella, Caravia y colunga

Al principio nos resultaba curioso, incluso un espectáculo vistoso, pero conocemos la planta y lo difícil de extraer y eliminar, y al ver que ya ocupa zonas entre los quitamiedos y la calzada,  y  que cada día hay más, nos pusimos a investigar y nos hemos encontrado con informes de la Universidad del País Vasco que hablan de su expansión invasiva, de los costes de eliminación y de la poca atención que están prestando las diversas administraciones a esta auténtica bomba contra el medioambiente.

Esta planta es conocida con varios nombres: Plumeros, Carrizo de La Pampa, Hierba de La Pampa, Ginerio, Gimnerio, Cortaderia selloana 

La hierba de la Pampa lleva invadidas más de 150 hectáreas en Vizcaya y sigue en expansión por toda la Cornisa Cantábrica hacia Guipúzcoa por un lado y hacia Cantabria por el Oeste, donde está invadiendo las zonas próximas a Santander, autovía del Cantábrico e, incluso, el Parque de Cabárceno.

Ahora llega con fuerza a Asturias, donde ha habido problemas puntuales en Gijón hace unos años. La autovía del Cantábrico a su paso por los concejos de Ribadedeva, Llanes y Ribadesella está totalmente invadida en las medianas y arcenes, comenzando a penetrar en los concejos de Caravia y Colunga.

Avanza rápidamente por las carreteras y autovías gracias al impulso del paso de los vehículos, arraigando en los taludes de obras y tierras removidas.


La eliminación de esta especie agresiva, que compite con las autóctonas, sólo en Vizcaya, costaría más de un millón de Euros, según un informe de la Universidad del País Vasco. El empeño exige un importante desembolso, de entre 2 y 10 euros por planta. El método más utilizado, con herbicidas, cuesta unos 4.200 euros por hectárea, según la investigciones realizadas aquí, en Asturias. Hay colectivos que exigen que se prohíba su uso como planta ornamental, pero de momento nadie toma medidas pues sería reconocer el problema.


 
Las zonas más afectadas en Vizcaya son Margen derecha: Entre San Ignacio y Las Arenas, con grandes manchas en Enekuri, Erandio y Asua. Corredor del Txorierri: Los taludes de la autovía son una importante vía de penetración. Central de Lemoiz: Las zonas adyacentes a la central albergan grandes superficies invadidas. Barrika: Presenta algunas manchas de considerable tamaño relacionadas con obras de urbanización. Margen izquierda: Poblaciones repartidas de forma desigual, sobre todo por polígonos industriales. Destaca la zona minera. Galdames: Más de cinco hectáreas en las inmediaciones de la cantera y el parque de Atxuriaga.

 


Sus inconfundibles penachos blancos o de color crema resultan cada vez más familiares para los norteños. La hierba de la Pampa se ha extendido de forma espectacular por el País Vasco en los diez últimos años y ya ha colonizado más de 150 hectáreas en 94 municipios, según un informe elaborado por el Laboratorio de Botánica de la UPV. Esta planta invasora compite con las especies autóctonas y empobrece el paisaje. Es una auténtica bomba para los alérgicos al polen.
 
Es un ejemplo de supervivencia. Tolera tanto las altas temperaturas y los periodos de sequía como las heladas invernales. En cada uno de sus plumeros se esconden más de ¡¡ 100.000 semillas !! que se propagan con facilidad.

Los científicos advierten de que cuanto más tarde se actúe, mayor será el coste, ya que la dinámica de crecimiento de esta especie es muy rápida.

Se calcula que, si no se detiene, podría llegar a colonizar un tercio de la superficie del territorio de la zona costera cantábrica. Cortar los plumeros supone un parche, porque vuelven a salir, y en todo caso debe hacerse entre finales de agosto y septiembre, antes de que se formen las semillas.

Para acabar con ellas deben cortarse una a una, aplicarseles herbicidas y arrancar los cepellones uno a uno evitando que queden restos de la plantan, que seguro se regeneraría.
 
Es una amenaza para las especies silvestres, una planta agresiva que ocupa el espacio que corresponde a otras. Supone una gran pérdida para la biodiversidad y para el paisaje, que tiende a homogeneizarse.


 
La cortaderia vive entre diez y quince años durante los que puede producir millones de semillas que son desplazadas por el viento hasta 30 kilómetros, aunque en las comunidades autónomas del norte de la península se está extendiendo siguiendo los corredores de las infraestructuras viarias de reciente construcción.