Las especies protegidas de la fauna asturiana enfrentan su peor acoso en décadas debido a un furtivismo descontrolado. La muerte de buitres, lobos y osos evidencia una alarmante crisis. Urgen acciones para frenar esta amenaza y proteger la biodiversidad.
El hallazgo de varios buitres leonados muertos en las montañas cercanas a Vegadeo el pasado fin de semana ha puesto en evidencia el abandono del Gobierno Regional de Asturias en la protección del patrimonio natural de la Comunidad Autónoma. La preocupante imagen de los buitres caídos junto a una carroña en los pastos de montaña señala el resurgimiento del uso de veneno, una práctica que no se había visto en décadas. El empleo de sustancias tóxicas en la naturaleza asturiana está volviendo a ser una amenaza recurrente, reminiscentes de los años 70, cuando incluso la administración, a través del antiguo ICONA, distribuía veneno entre los guardas forestales para combatir las llamadas "alimañas".
El Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) recibió una llamada anónima alertando sobre la presencia de buitres muertos en la Sierra de Bobia, lo que permitió descubrir tres cadáveres alrededor de una carroña. A pesar de que los venenos utilizados no parecen ser inmediatamente letales, ya que el sábado aún se observaba un buitre agonizante en las cercanías, la gravedad del problema no puede ser subestimada. Estos venenos actúan lentamente, lo que indica que el número de buitres envenenados podría ser considerablemente mayor, ya que las aves pueden morir a distintas distancias del punto de envenenamiento, dependiendo de la cantidad de tóxico ingerido.
El uso de veneno en las montañas asturianas no es un hecho aislado. En los últimos años, estos incidentes se han repetido sin que las autoridades tomen medidas efectivas para detener esta práctica. La falta de transparencia y la ausencia de datos oficiales sobre los animales muertos son prueba de una política de silencio que prevalece en el Gobierno asturiano respecto a la conservación de la fauna silvestre.
La muerte de los buitres se suma a la de lobos y osos pardos, víctimas también de actos furtivos. Sin embargo, las estadísticas oficiales reflejan solo una pequeña fracción de la realidad, ya que la detección de animales envenenados o cazados de forma ilegal suele deberse a avistamientos fortuitos de particulares y no a la labor de los organismos públicos.
Esta situación incrementa las sospechas de que la mortalidad de especies protegidas en Asturias, como osos, lobos y buitres, podría ser mucho mayor de lo que se informa. De confirmarse, estas cifras pondrían en tela de juicio la política de conservación del Gobierno asturiano, que se presenta públicamente como exitosa, pero que se demuestra fallida cada vez que aparece un nuevo caso de muerte por envenenamiento o caza furtiva.
Fotografía: FAPAS
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