El dedo de la Xana

El dedo de la Xana

Una vez, estaba una mujer de la parroquia de Sales, concejo de Colunga, llendando [apacentando] las vacas en el prado Feltrón y, de pronto, vio delante de sí un gran tendal [tendedero] de cadexos de plata.

—¡Virgen de Loreto! ¡qué cadexos más relucientes! —exclamó la mujer, y al mismo tiempo cogió uno y marchó con él para su casa.

Cerca del tendal estaba una xana, cogiendo ganciu y al ver que la mujer le llevaba un cadexu, corrió tras ella y la alcanzó al llegar a una raya de la cual no podía pasar la xana. Cogió a la mujer por un brazo y le preguntó:

—¿Por qué me quitas esa prenda?

Y sin fijarse, pisó la raya con el dedo gordo, el cual se separó del pie y se convirtió en oro.

La xana, llorando a lágrima viva, cogió su dedo del suelo y dijo a la mujer:

—Por causa tuya acabo de quedar coja, pero te perdono. ¿Tienes muchos hijos?

—Bastantes, gracies a Dios.

—¡Pues toma! Te regalo mi dedín de oro para que con él compres una vaca de leche que te ayude a criar a tus hijos.