Toda la información sobre esta época de la Historia de nuestro Concejo.

La Resistencia Astur

Los últimos focos de resistencia a Roma se concentraban en una línea de unos 400 kilómetros paralelos al mar que iba desde Tuy (Pontevedra) hasta Burgos. Atrincherados en ásperas montañas, los cántabros y celtas, los vascos y Astures, no eran más que una pequeña mancha en los mapas de Hispania que consultaba el Senado de Roma.

El propio Augusto acudió a la zona para dominar dicho territorios, y se marchó lleno de ira y despecho. Finalmente logró someter a estos pueblos el mejor de sus generales, Agrippa, tras cinco años de batallas, escaramuzas y guerras abiertas. Al oeste de Astorga capitularon los rebeldes y los que no fueron crucificados fueron vendidos como esclavos.

Dos años después, los esclavos se reunieron, volvieron a sus tierras, y recomenzaron la guerra (19 a. de J.C.). Agrippa tuvo que volver a empezar, repitiendo antiguas tácticas, y consiguió aniquilar a tan inquietos e inquietantes pobladores. Hispania, la primera provincia invadida, fue, pues, era la última dominada.

El Concejo de Colunga en el Imperio Romano

Por su situación Colunga, La Isla y Lastres han sido siempre un enclave privilegiado, por ello nos hemos puesto manos a la obra y hemos tratado de reconstruir un poco esa época oscura que va desde la prehistoria, centrándonos, principalmente, en la ocupación romana y la romanización.

Nos basamos en la interpretación de textos antiguos y en obras de expertos como A. Llano, B. Vigón, Constantino Cabal... Este no es un monográfico al uso, es algo más.

Guerrero Astur
 Guerrero Astur

Muchos historiadores griegos y romanos han tratado de situar Noega en el mapa, la gran ciudad de los Astures de hace 2.000 años, de aquel pueblo que se enfrentó a todo un imperio romano y resistió la embestida de sus legiones durante muchos años. Pudo estar en la Campa Torre de Gijón, pero si nos dejamos llevar por lo descrito por los geógrafos e historiadores griegos y romanos de la época ésta estaría entre la ría de Villaviciosa y La Espasa. También florecieron otros enclaves muy importantes en torno a la expansión de Noega, entre ellos Noecantrum, que es a donde queremos llegar.

Comenzaremos por un texto del geógrafo latino Mela (siglo I) que dice así: “ En este litoral de los Astures está el pueblo de Noega y hay tres Aras denominadas sestianas y consagradas a Augusto, que dan prestigio a estas tierras, que antes eran desconocidas por completo....” En las proximidades de Noega aparece el estuario del Océano, que es el punto que sirve como límite entre Cántabros y Astures”...

Sabemos que Cántabros y Astures se enfrentaron entre ellos en varias guerras, lo cual impidió una total unión contra contra Roma. Un rio separaba los dos pueblos: El Salia ( El Sella para unos, y para otros el llamado, antiguamente, Sales – que actualmente desemboca en La Griega).

El naturalista romano Plinio (siglo I) describe la costa de Cantabria a Galicia diciendo:...”el puerto de Vereasueca es de los cántabros, luego viene Noega que es de los Astures, luego la península de los Pésicos y luego llegamos al Convento de Lugo”.....

El geógrafo griego Tolomeo que vivió en el siglo II describe la costa situando primero a los Pesicos, ciudad de Melso, ciudad de Noega, Aras Sestianas y Estuario....

Asturias en Tiempos de Roma
 Asturias en Tiempos de Roma

Los Pésicos procedían de la zona del Mar Caspio y se desparramaron desde el río Eo hasta el río Nalón, dando nombre al Cabo Peñas. Siguiendo la ruta marcada por los historiadores y geógrafos romanos y griegos los dos únicos lugares que ya cabe encontrar hasta el “Estuario” donde situar Noega y donde poner las Aras, la una sobre la costa, las otras “in paené-insula”, son pues Selorio y La Isla en Colunga, con lo cual Noega era una ciudad de la tribu de los Lungones, perteneciente a Los Astures. En Grases se conserva una lápida con inscripciones al igual que otra aparecida en la Campa Torres que hablan de Las Aras y en las que se homenajea a Augusto.

Lapida de Grases
 Lapida de Grases

Recomponiendo la situación de Noega, esta limitaba al norte con el mar Cantábrico, al sur con la tribu de los Orniacos, al oeste con los Pésicos y al este.....según los clásicos después de Noega vendrían las tres Aras y el Estuario, todo ello, según Estrabón, en un palmo de terreno y luego la frontera con los Cántabros en el río Salia ( ¿Sella?, ¿Sales?). Al otro lado se encontraban las tribus cántabras de los Saelenos y los Orgenomescos. De estos últimos se sabe que se extendieron hasta la falda del Sueve, lo que se ratifica en una estela aparecida en sus estribaciones, en el pueblo de Bodes.

Lapida Campa Torres
 Lapida de Campa Torres

Estrabón traduce al griego la palabra latina “aestuarium” (Estuario) nombrándose “anajusis”, cuya traducción literal de nuevo al latín es la de “refusio” (esparcimiento) y señala como límite de Cántabros y Astures, no un estuario, sino el significado de la palabra “refusio” que es Esparcimiento del Océano..”Prope autem est Oceani refusio”......dice textualmente. Y qué es el esparcimiento del agua, en latín “aqua sparsa”, o La Sparsa como se llamaba antiguamente a lo que hoy se conoce como La Espasa y que se refería a una extensa zona donde la mar se esparcía y que iba desde la Espasa hasta La Griega.

Tenemos ya un riachuelo, el Espasa, que fue límite entre Cántabros y Astures y hoy en día separa dos concejos. En esta misma zona está el río Astuera, a media milla de Lastres, y entre ambos el río Sales que desemboca en la ría de La Griega y que en tiempos de Mela fue uno de los puntos de referencia comprensible. Bajo el dominio de Roma el río Sales fue conocido como el que desembocaba en el “Boquete de la Griega” y la vida fue en su entorno de agitación, iniciativa e impulso.

El Concejo desde El Fitu
 El Concejo desde El Fitu

En aquellos tiempos, en la pleamar, el río era navegable para lanchones que subían hasta El Mefal procedentes de tráfico comercial con distintos lugares de la costa. Hace poco aún subían hasta el puente de Santianes.

En tiempos de Roma se llamó a esta zona La Griega porque allí tuvo su asentamiento la Legión IV Macedónica que se ocupaba de la explotación de las minas del Sueve y de la vigilancia de las fronteras. Al tiempo, otra guarnición se asentó en La Espasa y entre ambas creció una “canaba” que pasó a llamarse “Colonica” y de aquí derivo el nombre de Colunga, que acabó también absorbiendo el nombre del río Sales para llamarle río Colunga.

Antiguo rio Sales
 Antiguo rio Sales

Es casi seguro que el río Salia que Mela establecía como fronterizo con los Cántabros fuese el antiguo Sales porque se encuentra en una zona descrita por los antiguos geógrafos romanos, encontrándose.... “en la parte en que la costa que marchaba recta desciende en altura formando un arco (la bahía), porque es a partir de él y en dirección a la Isla en donde comienzan a hallarse cimientos de ladrillos, monedas, trozos de armas, hornos, cañerías y vasos de procedencia romana; porque está en el límite de Asturias en la época romana; porque muere en La Griega junto al campamento de la IV Legión Macedónica; porque está cerca de Lastres, importante puerto de la época; porque fue canal de tráfico entre la canaba -Colunga- y el campamento de La Griega; y porque muy cerca se encuentra el río Astuera- forma lingüística idéntica a Asturias, recordando que este territorio aún era Astur.

Si nos centramos en el límite sur de Noega, nos encontramos con el Sueve, (conocido antiguamente como Montaña de Carrandi) y multitud de indicios como el Fito (hito, límite, frontera), Cofiño (confín), Fios (hitos), todos hacen referencia a la frontera con los Cántabros. El Sueve era el punto de mira de los navegantes romanos que en otros tiempos emproaban sus naves rumbo a Noega.

El Fitu
 El Fitu

En Fios, Castroveña y en las Forcadas había tres castillos o fortificaciones cántabras, de las que parte se conservaba aún en tiempos de Madoz (1.837), y en la antigua Asturias, sobre la frontera el Castro de La Villeda (en un monte próximo a La Griega), donde el gran asturianista Llano encontró hace casi un siglo una muralla y un foso cercando un perímetro de trescientos metros, lugar en el que muchos buscadores de tesoros encontraron su lugar soñado. En La Riera hubo otro castro que se mantuvo inexpugnable durante muchos siglos, estimando Llano que se trató de una auténtica ciudadela de las que Plinio señaló en Asturias como...” ciudadela en parte fuertemente amurallada y en parte defendida por un tajo que se hunde en un barranco”. Las rampas que le servían de comunicación a sus terrazas, y su mucha superficie –que aún hoy se distinguen- dan muestras de la importancia que tuvo. Había otro castro romano bajo la concha de Lastres y en Huerres hubo una torre, y en la Poledura otra, y hubo un castillo en lo que hoy llaman Cerru ‘l Castrellu, y lo hubo también en Sales y en Lué. En delimitación del Monasterio que hubo en Santiago de Gobiendes, Don Ordoño II marca así: “...et per Castellum Obalia..” que nos indica que en Obaya también hubo un castillo, al igual que lo hubo en La Isla.


"La Griega recibe su nombre del asentamiento de la Legión IV Macedónica que se ocupaba de la explotación de las minas del Sueve y de la vigilancia de las fronteras".



Aurelio de Llano, autor e investigador asturiano en su obra “Bellezas de Asturias”, publicada en 1928 escribió, tras realizar excavaciones arqueológicas y encontrar objetos similares a los de Caravia, que algunos cerros de Colunga-Obaya, la Isla, Castiello de Lué, la Riera y la Villeda- estuvieron habitados por poblaciones prerromanas: la planta de los castros es circular o elíptica, y la fortificación, simple, doble ó triple, según, si tienen una, dos ó tres terrazas escalonadas que se comunican entre sí por medio de rampas, como en el caso de la Riera. La de la Villleda es mixta: al este, un foso y el resto pared; la terraza tiene un perímetro de 300 metros.

En el cerro de la Riera estuvo una de las ciudadelas citada por Plinio cuando habla de la organización de los Astures; es la única que hasta ahora se ha descubierto en Asturias, debió tener mucha importancia a juzgar por su gran superficie y por el número de rampas que conducen a las terrazas donde estuvieron las viviendas. El recinto era inexpugnable; al Suroeste, el terreno está naturalmente tajado sobre un barranco y el resto del perímetro se conoce que estuvo fuertemente amurallado. La ciudadela se alza en medio de un espléndido valle fertilizado por el río de Colunga.

Castro de La Villeda al fondo
 Castro de La Villeda al fondo

Posteriormente a Aurelio de Llano, J. M. González tan sólo catalogó dos castros en el concejo de Colunga: El Castiello en la Riera, y el Castro de la Villeda. Estudios llevados a cabo con posterioridad, admiten como seguros cuatro de los castros inventariados por Aurelio de Llano. Poniendo en duda el de Obaya, que podría ser de la misma época o ser una ocupación alto medieval. Recientemente la Carta Arqueológica añade nuevos asentamientos castreños en el concejo de Colunga.

A Noega, importante ciudad de los Astures la aluden cinco textos, con variante en su escritura. Estrabón y Plinio le dicen Noiga. Tolomeo le dice Noigaucesia y Agrippa la llama Noeca y Noecantrum.Cuatro nombres que son uno. Noiga es nombre celta, que todos ellos respetaron pues los celtas en sus escritos y monedas solían utilizar caracteres griegos, fácilmente entendibles por los romanos. La trascripción de Noiga al latín la convertía en Noega. En la “divisio” del Codex Vaticanus Palatinus se habla de Noega como Astúrica y dice que después de Noega...”Astúrica finitur ab Oriente Noecantrum”, y Noecantrum lo sitúa diciendo que “Noecantrum est ad mare occeanum”... (Noega.. Asturias acaba por el oriente en Noecantrum que está junto al mar océano).

En los mapas confeccionados por Agrippa (18 a.C.) se registra Noecamtrum, como punto concreto de la costa en donde termina Asturias y comienza Cantabria. Agrippa diferencia Noega de Noecantrum (caverna de Noega), señalándolo como una zona situada en territorio de Noega, pero sin ser la propia ciudad. Estrabón situaba Noecantrun muy cerca del Estuario (refusio-Espasa).

Agriippa tuvo que fondear en muchas ocasiones en el puerto de Lastres, que poseía como accidente más significativo una gran cueva (antrum) en la bocana del puerto, y al estar en zona próxima a Noega (Noeca para él) decidió llamar a este lugar Noecantrum (Cueva de Noeca).

Todos los historiadores y geógrafos de la antigüedad coinciden al describir el límite entre Cántabros y Astures. Cantabria, según Mela, empezaba en el punto de la costa en que ésta comenzaba a recogerse y estrecharse más y más, colocando en este punto al rio Salia. Este punto de recogimiento existe y tanto Tolomeo, Mela como Agrippa precisan el límite de Asturias en el punto de la costa en que esta se proyecta sobre el sur en una gran bahía.

El Noecantrum de Agrippa es el Cabo Lastres, y exactamente el propio Lastres. Pasado el cabo, en efecto, baja la costa acombada en la dirección Sureste, para retroceder en una concha de proporciones inmensas, que laja armoniosamente la mayor altitud de la montaña en que se asienta Lastres. Después, hasta La Griega, baja aún; después, hasta la Isla, baja aún; después hasta La Espasa, sigue bajando. Todo ello de arriba abajo, hasta que vuelve en la Espasa.


"El Noecantrum de Agrippa, el Cabo Lastres y exactamente el propio Lastres fue el punto de la costa en donde terminaba Asturias y comenzaba Cantabria ".


Decíamos que el nombre de la Griega viene dado por la Legión IV Macedónica que se conocía como La Griega pues fue reclutada en tiempos de Bruto entre los griegos de Macedonia. El hecho de que la Legión Griega se estableciese en Colunga es la prueba de que Roma se hizo cargo de la importancia de Lastres como límite de Asturias, como lugar estratégico y como puerto seguro.

Como lugar estratégico, se le consideró por muchos siglos de extraordinario valor. Aun bajo el reinado de Felipe IV, cuando los medios de guerra ya dejaban a distancias que pudieran decirse inmensurables los de los siglos de Agrippa, Lastres era bastión inconmovible frente a los riesgos más trágicos. En tiempos de este Felipe, Don Sebastián Hurtado vino a Lastres, en su misión de recorrer la costa para evaluar sus defensas por disposición del rey. Y de Lastres contó Don Sebastián: “ Este es puerto que ya ha fortificado la naturaleza misma, y ella lo hizo tan seguro, que habrá de ser imposible el que le entren ningunos enemigos”. Y esto en el siglo XVII aun.


"La palabra Sátava vine del latín “Stavat” que significa ancla o puerto seguro, y el de Lastres sí lo era".



Como puerto, para Roma también era el de Lastres conveniente y necesario. En la Griega se hallaron varios hornos, y se específica de uno que era un horno de grandes proporciones. También en la Griega misma se halló una galería subterranea, en la que las baldosas eran de barro cocido de 0,50 x 0,50 mts.. Cerca, en una sepultura, se encontró un vaso de vidrio lleno de mineral de hierro en polvo. En terrenos de La Isla aparecieron hornos, a su vez. Tenían formas diferentes y eran de diferente magnitud. Aun conservaban cenizas, y aun se pudieron recoger entre ellas varios objetos de cobre.

En el solar de la iglesia y casa rectoral de la Isla se conocía la existencia de vestigios antiguos desde la decimoctava centuria. Excavaciones realizadas en el siglo XIX por j. Argüelles y a comienzos del XX por E. Guilhou, sacaron a la luz columnas de un hipocausto, mosaicos, ladrillos, monedas y otros materiales que parecen corresponder a una villa romana. También aparecieron enterramientos y según J. A. Suárez Victorero, de la Isla se perdieron muchas lápidas con inscripciones que “fueron destinadas por algunos vecinos a varias obras comunes y particulares”. De allí procede la famosa lápida dedicada a Mitra invicto Deo Austo, única representante en Asturias del culto a una divinidad oriental. Propagado por los ejércitos romanos. Se fecha en el siglo III, el texto alude a cargos sacerdotales. Y se piensa en la posibilidad de que existiese un templo.

Acantilados de Lastres
 Acantilados de Lastres

Además de en la villa romana de la Isla, se han identificado restos en Libardón, en la localidad de Fano, en latín pequeño templo. Aquí recoge Braulio Vigón la noticia de dos ánforas y una inscripción romana. Otra villa se localizó en Colunga en las proximidades de la playa de Colunga, se encontraron restos de cañería, un sepulcro construido en tegulae, además de hornos. En Luces en las inmediaciones de Fana, fueron descubiertos dos hornos abovedados, y restos de muros que se podían asociar a la existencia de una villa.

No cabe duda, por ende, de que beneficiaban los metales los romanos de esta zona, y de que a ellos corresponden las labores mineras de la Riera, Vega y las del Sueve. En el Sueve hay muchas minas, hay la del Ablanin y la de Duernas, la de Peña Corvera y la de Sierra, la de Boleruca de los moros y la del Sol de Miguel, la de la Candanosa y la de la Múa, la de Llabayos y la de Babú. Otra, la del Ablanucu, la de Fontanilles, la de Busternaldo, la de Pasadoiro, la de Calderón.

La Isla
 La Isla

Minas y cuevas que cubrieron todo este territorio. Asturias era rica en estaño y cobre. Las primeras minas se explotaron con métodos muy rudimentarios, posteriormente los minerales eran manipulados mediante el fuego para fabricar los instrumentos necesarios para su supervivencia. No sólo fabricaron herramientas de trabajo sino también armas.

La continúa experimentación en la industria metalúrgica, hizo que pronto se llevasen a cabo aleaciones de metales que producían aumento de la resistencia y eficacia de los utensilios fabricados con dichas aleaciones.

El bronce final ha proporcionado tres hachas de talón de sección rectangular, dos de una anilla y una de dos anillas, de aire más estilizado y ligero con finas nervaduras. Dos encontradas en la Rasa de Luces y la otra en la parroquia de Lastres.

La Espasa
 La Espasa

Si en tiempos de la ocupación Romana se beneficiaban minerales (manipulaban, separaban la mena de la ganga, fundían) en La Isla y en La Griega, como demuestran los yacimientos encontrados, seguro que Lastres era utilizado como puerto de carga de las naves que luego lo trasladaban a Roma; pero también era en Lastres donde se embarcaban Asturcones del Sueve y tesoros para la capital del Imperio. Dentro del puerto de Lastres del año 75 después de Cristo, se veían diseminados restos del antiguo muelle existente antes de llegar los romanos. A una distancia del muelle de 200 mts. La Concha principal –que así le dicen- recoge asimismo buques, y apartado de esta concha por fondos en que hay peñascos, hay otro fondo propicio, todo de arena fangosa, donde agarran bien las anclas, y pueden fondear los buques grandes.

Lastres, su nombre no es antiguo. La parroquia lastrina es la de santa María de Sabada, no de Lastres. Ya en documentos antiguos, en tiempos del rey de Asturias, Alfonso III, en una donación dice que se dejan propiedades “ in Bustalega, in Lavanderi et in Sátava”. Sátava se transformó en Sádaba y, finalmente en Sábada. La palabra Sátava vine del latín “Stavat” que significa ancla o puerto seguro, y el de Lastres sí lo era. Se sabe que Julio Cesar cuando maniobraba con sus naves por la costa prefería evitar grandes puertos en los que era vulnerable y atracaba en puertos naturales como el de Lastres quedando “in statione” (parado, quieto, anclado).

Hachas hallados 

en Lastres y Luces
 Hachas hallados en Luces

Se cree, por los escritos antiguos, que existía a la entrada del puerto una gran cueva que destacaba a la vista como accidente natural. Narraba un antiguo marino lastrín, Manuel Martínez Villabona, que conocía testimonios de sus antepasados que hablaban de la gran cueva de les “Llastres”. Esta cueva tan asombrosa y tan única en otros tiempos, tuvo sin duda que admirar a Roma, por cueva singularísima, por cueva de gran misterio, por cueva de profundo paganismo, por cueva en que se juntaban poderes excepcionales, y por cueva en que cantaban en sus ímpetus de gozo las más bellas sirenas del Cantábrico...Y ella, la cueva de Noega, al fin. La cueva de Noega: Noecantrum. Las lastras -les llastres- dieron nombre a este pueblo después de Roma.


"Subiendo al cabo de Lastres desde la Concha de Lastres, se señala un buen número de cuevas: les Llondres, la del Escanón, la de debajo de lo de Venancio, la de la Gola".


Subiendo al cabo de Lastres desde la Concha de Lastres, se señala un buen número de cuevas. La de les Llondres, también llamada La Cuevona, la del Escanón, la de debajo de lo de Venancio, la de la Gola. También está la de les Llastres del Oeste y les del Suroeste, nombradas así por un antiguo marino y patrón de pesca llastrín Arcadio Moro Serrano. La mayoría de estas cuevas tuvieron mucha importancia hace dos mil años, pero el paso del tiempo las ha convertido en simples socavones en el monte o lastras que forman cavidades en el pedreru.

Las dos pequeñas cuevas de les llastres que hoy conocemos fueron antaño solo una, integrada por lastras de proporciones enormes, que junto al puerto de Lastres, en dirección al cabo, se tendían en ángulo oblicuo y alineadas en serie formidable con un extremo en las peñas y con el otro extremo en el talud. Componían estas lastras una franja de solidez imponente, a la que se le atribuía una anchura de treinta y cinco metros, y ciento cincuenta metros de longitud. Constituía la salida del Antrum que descubriera Agrippa.

Noega fue definida como “oppidum et polis· o fortaleza y ciudad. Noega tenía un centro de defensa, y de administración, y de gobierno, y una comunidad que se asentaba de manera permanente, sobre un mismo territorio, con el mismo interés, la misma lengua, sin duda la misma vida, la misma sangre y el mismo sentimiento de asturianía.....

Puerto de 

Lastres
 Puerto de Lastres

Un oppidum, eso es; pero a partir del que debió ser oppidum, en dirección a Selorio también van salpicando el terreno los vestigios de construcciones, desde Villar a Rodiles se halló una cañería de acueducto hecha con tubos de barro que va en línea recta que llevaba el agua de las fuentes de Villar. Desde Selorio partía también una calzada de piedra de la cual hay zonas donde aún se conserva el empedrado en las zonas próximas a los puentes y alguna zona más; pasaba por Villar, Santa Mera y La Busta, cruzaba el puente entre ambas y luego el de La Llomba hacia Fana, Luces hasta llegar a Lastres para continuar hasta La Griega y Santianes. La calzada de Selorio que iba hasta Lastres no era otra que la que unía Noega con Noecantrum. Esta calzada fue utilizada en el medievo por los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela. En tiempos de Madoz aún se conservaban dos torreones en Selorio que él consideró romanos.

Todos estos vestigios demuestran que la Rasa costera desde la Ria de Villaviciosa hasta la Espasa estuvo habitada desde tiempos ancestrales y que cuando los romanos llegaron aquí los indígenas ya tenían una organización social y formaban un único pueblo: Los Lugones, tribu principal de los Astures, cuya ciudad emblemática era Noega. Prueba de esa antigüedad está en los dos cráneos aparecidos en 1.934 en la cueva del Castaño, en Puelles, que según el gabinete de Historia Natural de la Universidad de Oviedo pertenecían al “asturiense” -epipaleolítico asturiano-, cultura prehistórica que se dió en Asturias en el paleolítico superior tardío, caracterizado por los “concheros” (fósiles de conchas de moluscos a las entradas de las cuevas que eran arrojadas por los antiguos pobladores que se alimentaban de caza y marisqueo, y los picos toscos, hachas construidas rudimentariamente con cantos rodados).

En el concejo de Colunga muchas son las cuevas descubiertas, algunas de las cuales presentan huellas de haber sido ocupadas por el hombre. Hay tres ya catalogadas, una de ellas, Cuevas de Obaya, citadas por Aurelio de Llano. Las Cuevas del Taruxu en las proximidades de la Riera, incluidas por J. M. Quintanal en un inventario de lugares con restos prehistóricos, y la Cueva del Molino, en la localidad de Libardón.

La escasez de materiales, asociados a las mismas, hace casi imposible fechar con exactitud los yacimientos. Tan sólo podemos adscribirlos genéricamente al paleolítico.

Todavía se descubrirán castros y cuevas que darán luz sobre nuestra particular historia, quizás la más asturiana de todas, quizás Asturias nació en el río Astuera y Lastres (Noecantrum) fue parte de Noega, su primera capital en tiempos remotísimos, en tiempos de los bravos Astures.

Desde el hombre de las cavernas hasta la llegada del Imperio Romano hubo muchos siglos de por medio, durante los cuales nuestros antepasados construyeron Túmulos, dólmenes y monumentos funerarios en La Rasa de Luces y en la de Oles...

Tras un largo vacío en el registro arqueológico, y la neolitización de la región, la presencia humana en la zona se atestigua mediante las estructuras tumulares, que Madoz menciona en su diccionario Geográfico-Histórico, impreso en 1845-1850: “unas lomitas o montecillos, en forma de media naranja”. Dichos enterramientos tumulares se alzan en las proximidades de Covian. Una centuria más tarde J.M. González descubre los túmulos de la Rasa de Luces.

Posteriormente G. Adán, añade más estructuras funerarias a las ya señaladas. Los túmulos son monumentos funerarios, consistían en un conjunto de placas de piedra que rodeaban un agujero a ras de suelo y formando las paredes, en las que se introducía la cista y se cubría con tierra y piedras, produciendo al exterior una elevación del terreno.

Eran enterramientos individuales, que se agrupaban, formando necrópolis. En el año 1870 Braulio Vigón encontró en Luces un hacha pulimentada de sección oval; Posiblemente vinculada a uno de los túmulos de la Rasa de Luces.

Toda esta amplia rasa costera, tan viciosa en formas, tan pródiga, tan fecunda, tan llena de caza y pesca debió significar un paraíso de vida próspera y fácil. Todo lo que se necesitaba se tenía al alcance de la mano: caza, pesca, bayas, frutas, marisco... pues era zona con mar y ríos, con selva y montaña, con puertos naturales y riqueza.

Consta que esta zona de rasas estuvo intensamente poblada ya por los siglos de los siglos antes de la llegada del águila imperial romana. Una inmensa Necrópolis dolménica ocupaba toda la Rasa de Luces, otra inmensa Necrópolis dolménica ocupaba una basta zona de la Rasa de Oles.... y la Ría en medio, juntando ambas riberas para una misma cultura, un mismo empeño de vida, para una misma historia religiosa, una misma evolución y un mismo sentimiento de pertenencia a un solo pueblo: el Astur.

Se alzaron en las líneas de La rasa Túmulos en muchedumbre, que debían marcar las direcciones de las rutas primitivas, al borde del litoral. En el neolítico Luces se llenó de Dólmes y Cistas funerarias. Fueron los buscadores de tesoros de hace un siglo, lde bárbaro aldeanismo, quienes rompieron dólmenes y Cistas con ansiedad implaccable, que llegó a destrozar las mismas piedras, y aún a llevarlas en cantidades pasmosas para construir casas, murias y cierres de fincas de los que hoy en día está plagada toda la rasa litoral. Hoy en día aún se conserva un pequeño refugio dolménico en la zona.

La Rasa fue un Campo Sagrado para los pobladores remotísimos de esta ribera del mar Cantábrico. La Rasa la consagraban los muertos. Para los pobladores primitivos era un deber acercarse a ella con ofrendas constantes que reclamaban los muertos para su bienestar entre las sombras, en las fiestas de religión.

Por la Rasa de Luces, desfilaron sin duda en infinitas noches de otros siglos, las procesiones de antorchas que tenían como objeto de sus marchas a Santa Mera y Lastres, en honor de un Dios extraño que usaba como templos las cavernas.

En La Rasa de Luces aún aparecían los muertos de las humanidades primitivas en noches no muy lejanas , en forma de lengüecillas luminosas que tiemblan sobre la tierra, y que echaban a correr frecuentemente sin saber a dónde van. ( Fuegos Fatuos).


"En La Rasa de Luces aún aparecían los muertos de las humanidades primitivas en noches no muy lejana. "


De dónde viene el nombre de Luces, pues de “luces”. La Rasa era un lugar en que a cada paso se encendían fuegos fatuos por la noche. Toda la Rasa de Luces estuvo convertida en tiempos ancestrales en una gran necrópolis, inmenso cementerio. En ella hubo montículos copiosos que escondían en su interior Cistas o guardaban dólmenes, alguno de los cuales en 1.953 aún seguían intactos. Tenía pantanos, y el agua reposada en la zona pantanosa y las materias orgánicas esparcidas y descompuestas en sus noches las luces de la superstición. La racha de terrores permanentes que hubo de llenar su historia, la hizo célebre también. Los fuegos no eran fuegos fatuos, eran almas, en aquel ancestral culto pagano a un dios desconocido.

La tradición profunda de siglos y siglos llegaba hasta las antiguas tribus pobladoras, teniendo por sagrado este lugar. Primeramente, lo hizo sagrado el hecho de ser Necròpolis en las mentalidades prehistóricas, confirmándose después también como sagrado de la mano del Cristianismo cuando lo purificó. En la rasa el Cristianismo puso cruces, cruces de piedra demasiado toscas, clavadas a largos trechos, que eran como los hitos de la Fé. En 1.936 la oleada de barbarie acabó con todas ellas.

Una serie de cruces en la Rasa, pero qué querían decir...? La tradición oral aseguraba que tras cada cruz había un caminante muerto de terror. Se dice también que tantas cruces no podían obedecer a esa explicación, creyéndose que un discípulo de Cristo llegó un día a Noega por la vía romana y al observar está gran Necrópolis pagana optó por clavar multitud de cruces para santificar el lugar.

Noecantrum, puerto y cueva de Noega en Lastres; la ciudad de Noega, posiblemente cercana a Selorio, primitiva y ya pujante y fuerte cuando llegó Roma, tan antigua e importante que mereció ser citada sobre la costa de Asturias por los cinco geógrafos más importantes de la antigüedad que describieron España durante la hegemonía de Roma. Noega estuvo aquí; a lo largo de toda la costa asturiana no hubo núcleo ninguno que alcanzara ni una extensión tan amplia, ni una población tan numerosa. Si Noega no hubiera estado aquí, entre Selorio y Lastres, la ciudad existente hubiese sido más importante y debería haber sido citada por los geógrafos.

Los Astures de esta zona cultivaban los cereales. En el castro de Moriyón, en Miravalles, aún se conservaban, hace unos años, molinos de los que dedicaban los Astures a trituración de granos. También se conservaban frenos y aparejos de asturcones domesticados para arado y monta, layas, azadas.

Llego Roma , ávida de explotar la riqueza aurifera de Asturias y se enfrentó a Cántabros y Astures. El heroísmo de ambos pueblos les valió para prolongar durante mucho tiempo la lucha, obligando a venir a los mejores generales romanos; les sirvió para inquietar de tal manera a las legiones triunfantes e invictas en toda el orbe que temieron ser vencidas por primera vez, lo cual les produjo una gran admiración hacia estos pueblos una vez conquistados y anulados cruelmente sus guerreros, pasando después a un trato cordial. Llegada la conquista, Roma encontró en Noega cantidad de tesoros acumulados en sus trojes procedentes de sus provechosas actividades; encontró campos pródigos y fértiles, caza, pesca, mármol rojo-negro y blanco, mineral de oro, plata, cobre, azabache.


"Los caballos Asturcones tan alabados en Roma abundaban en El Sueve, donde eran capturados."


Sobre la misma Griega de Colunga tenía El Sueve su ubicación. Los caballos Asturcones tan alabados en Roma abundaban en sus cimas, donde eran capturados. Petronio recuerda uno, lo llama “Asturco Macedonicus” (nombrado así por su origen y por quienes los explotaban) y lo ofrece como promesa como el que ofrece un gran tesoro.

Y así, en Noega, el territorio fértil, el puerto fácil, la riqueza antigua, la minería cercana y el Asturcón celebérrimo...Y en Noega: Noecantrum.

La Legíon IV Macedónica, reclutada en la Macedonia griega se trasladó a Asturias desde Cantabria después de la guerra. Se estableció en Selorio, La Griega y La Espasa. La sección llamada “Auxilia” se asentó en La Isla, donde elevaron las Aras para decir los méritos de Augusto, y estuvieron en La Griega, a solo unos pasos de Lastres, donde dejaron un nombre, Noecantrum, que aún recuerda su raza y su nación. Antros se llamaba a los templos dedicados a la diosa Mitra, que se levantaban en cuevas excepcionales. Los guerreros de la Macedónica era en su mayoría adoradores de Mitra y pronto buscaron un Antrum (cueva natural) para erigir su templo. Tuvo que ser una gran cueva de Lastres el Antrun que sirvió de templo al culto pagano a Mitra. Treinta años más tarde de la victoria de Roma llegó Agrippa que nombró a Lastres Noecantrum por esa cueva excepcional que le caracterizaba, quizás no tanto por sus dimensiones sino por el culto a Mitra, de quien se conserva una estela. La Cofradía de Mitra que inició su culto en Lastres, creció rápidamente en seguidores al unirse a su culto las gentes del lugar. Las cofradías no podían superar los cien iniciados, de ahí que el templo siguiente se construyese en Santa Mera (Sanctus Mitra).


"Noega sufrió mucho durante la guerra pero luego fue conservada por Roma, así como sus puertos de Rodiles y Lastres. "


La conquista final de Asturias se inició al mando del general Carisio por tierra desde el río Esla y desde Astorga y por mar. Tras conquistar la frontera cántabra se dedicó a cerrar los caminos a la vez que avanzaba hacia el centro de Asturias desde todos los flancos. El investigador Schulten cree que el desembarco naval se produjo en Villaviciosa. Este desembarco supuso la primera convulsión que destrozó Noega. Roma abatió sus defensas saltando sobre su costa, y atacando también seguramente por la parte de la ría y por la zona de Lastres. Asturias conoció entonces el error de no haber unido sus ejércitos, sus caudillos y sus recursos a los de Cantábria. Todas las tribus del norte tenían esta actitud de obrar independientemente pues se consideraban naciones independientes y no defendían más derecho que el consideraban su derecho. Cuando Cantábria peligró, Asturias, su enemiga natural, no quiso ayudarles y tuvo que enfrentarse sola, al igual que las tribus de Galicia, a un enemigo que tenía toda la maquinaria de guerra inimaginable y ante cuyo empuje, los Astures solo pudieron oponer el coraje de sus hombres y la astucia de la guerra de guerrillas que era un arte de guerra astur, frenándoles durante mucho tiempo, hasta que cansados del quietismo de la guerra, y llenos de ardor, de brío, de seguridad, de arrojo, abandonaron los montes, y fueron a buscar la victoria junto al río Astuera, y ésta les dió la espalda.

Fueron tan bravos y tan nobles en el arte de la guerra que Roma integró a los más capaces en sus legiones como “cohortes asturum” y también absorbió Astures en sus cuerpos auxiliares con el nombre de Symmachiarii. Lucharon en Dacia, Britania, Egipto, Nórica, Germania y Africa del Norte. En el año 1.919 se encontró una lápida en UJO (Mieres) con una inscripción dedicada a estos nobles guerreros.

Noega sufrió mucho durante la guerra pero luego fue conservada por Roma, así como sus puertos de Rodiles y Lastres. En el siglo II aún la recuerdan las tablas de Tolomeo; luego sucumbió en el siglo III arrasada por las hordas de bárbaros Francos y por los Suevos que lucharon a muerte sembrando el desastre y la devastación durante cinco años hasta que una vez vencieron a los indígenas se establecieron en el Sueve y se mezclaron con los Astures que sobrevivieron.

¿Estuvo Noega en Selorio y Noecantrum en Lastres?. Nada nos impulsa a pensar lo contrario, ni a afirmarlo tajantemente, pero las posibilidades son elevadas. Algún día llegaremos a saberlo con certeza. El resto de hechos narrados es fiel a la historia...