El folclore del mar

Dos son los significados que pueden atribuirse a la palabra folclore, o folclor, como así pregonan los diccionarios más actuales.

Por una parte se entiende como Folclore “la Ciencia que estudia las manifestaciones colectivas producidas entre el pueblo en la esfera de las artes, costumbres, creencias, etc.” A su vez el Folclore abarca el conjunto de todas esas manifestaciones; es lo que habitualmente llamamos costumbrismo, tradición, etc.

Vemos, pues, que el concepto Folclore puede aplicarse en formas muy generales para describir modos y modas de vivencia en una comarca regional amplia o restringirlo a actividades muy concretas en localidades muy definidas.

El mito y rito de la matanza del cerdo, pongamos por caso, puede estudiarse en un ámbito general asturiano o limitarlo exclusivamente al, por ejemplo, municipio colungués. Es evidente que, dentro de unas manifestaciones muy generales, encontraríamos aspectos particulares muy curiosos y singulares de la asturianía colunguesa. Y así, donde en el occidente aparecerían modos y artes de preparacion de choscos, butietsos o deventres, en Colunga estarían ausentes, por desconocidos, tales productos. Algo similar ocurre cuando se pretende exponer un folclore del mar : no es lo mismo generalizarlo a una extensa franja costera- por ejemplo, la norteña,- o limitarlo a una zona geográfica más concreta –la asturiana- o, incluso, muy reducida, como es la colunguesa.

Surge ya una primera pregunta: ¿Folclore del mar o de la mar? ¿Masculino o femenino?

La marinería prefiere decir la mar ; quizá porque lo femenino sugiere atracción, belleza, tentación, placer, delicadeza, furia y peligro.

Las gentes de tierra adentro se inclinan por el mar porque, en su opinión, lo masculino supone descanso, seguridad, evasión, bravura contenida, profundidad de sentimientos...

Dejémoslo en una frase: La mar de Asturias.

Nuestro Principado es la Comunidad Autónoma que tiene la franja costera abierta más extensa de España. Y al decir costa abierta nos referimos a la línea litoral no interrumpida por grandes desembocaduras de ríos (“las rías”, decimos en Asturias), ni por extensas bahías (aunque sí las haya pequeñas). Las rías del Sella, de Villaviciosa, del Nalón, o del Eo, son “aprendices de rías” si se comparan con las Rías Baixas de Galicia. Dicho de otro modo: en Asturias la línea de tierra se enfrenta directamente con la línea de mar. Es una lucha casi constante entre la piedra y el agua, entre el acantilado y el oleaje. Entre la vida en la casa y el trabajo en la mar.

Y allá al fondo, la línea de horizonte ; ésa que señala límites u destino de aventura y promesa de riqueza. Y hasta vivencias fantasmagóricas y mágicas.

Así, en esta estampa de luces de atardecer, puede entenderse la respuesta que un marinero dio a quien le preguntaba sobre el “más allá del horizonte”.

“!Ay, manín, más allá tan.... los herejes!”

respuesta en cierto modo acorde con aquella definición de límites geográficos para Asturias:

“ Limita al Norte con la Ingalaterra, la mar por medio”

Lo decíamos hace un momento: lucha constante entre la piedra y el agua. Por eso –fijémonos en Lastres, en Tazones, en Cudillero, en Luarca...- los puertos pesqueros asturianos son, en gran mayoría, difíciles, artificiales; puertos que exigen un cuidado y reformas permanentes, con rompeolas, con escolleras. Y en lo alto, en vigilante atalaya sobre el mar, el pueblo, las casas de los pescadores. Todas con ventanas que dan vita al mar (detalle éste muy importante y singular de la marinería) y con ropas blancas tendidas al oreo que despiden o dan la bienvenida al marinero.

De esa vida , entre la angustia y la esperanza , entre el trabajo y el peligro, surgen dos hechos muy directamente vinculados con la marinería: La devoción a los Cristos milagreros y la devoción a Vírgenes y Santos como “abogados y patronos”. Devoción, en muchos casos, surgida al aire del encuentro o del hallazgo, en jornadas de pesca de altura, de imágenes diversas –en muchas ocasiones, mutiladas- lanzadas al agua por manos de herejes iconoclastas (¡Ay, manín; más allá tan los herejes!) Tal es el caso del famoso Cristo de Candás , encontrado por pescadores candasinos en aguas del mar de Irlanda entre los años 1530 a 1540. o el de la Virgen Blanca, de Luarca, cuya imagen fue hallada, en faenas de pesca de ballena, en el primer tercio del siglo XVI.

En otros casos la devoción nace de un hecho milagroso, o entendido como tal, producido por la intervención divina del Cristo o por la intercesión de algún Santo. El patronazgo del Santísimo Cristo del Socorro sobre las gentes de Gozón (y en concreto sobre la marinería de Luanco) es un ejemplo característico. esta es su narración:

“Un 5 de febrero de 1776 salieron las lanchas de Luanco a la pesca del besugo. A larga distancia fueron sorprendidas por una tormenta que las obligó a regresar a puerto, cuya barra estaba infranqueable. Las familias, desde el muelle, asistían angustiadas al previsible hundimiento de las embarcaciones. Fue entonces cuando los sacerdotes, revestidos y descalzos, tomaron el Cristo sobre sus hombros y entonando el Miserere lo presentaron delante de la Mar. Cesó la tormenta y la marinería llegó sana y salva a puerto. Después, agradecidos, fueron a postrarse a los pies del Cristo”.

El patronazgo mariano, en sus orígenes (siglo XV y XVI) se centró en dos advocaciones: La virgen del Rosario y la virgen del Buen Suceso. A partir del siglo XVIII aparece muy acusadamente la devoción a la Virgen del Carmen a la que se honra, en muchos puertos pesqueros asturianos, con preciosa procesión marinera.

En cuanto al patronazgo de Santos –dejando al lado algunos casos muy concretos- dos son los que copan el mayor cúmulo de devotos: san Telmo y san Roque.

San Telmo –nombre “familiar” de san Erasmo, obispo de Antiquóa en el año 303- tiene el patronazgo sobre rayos y tormentas en alta mar. Y todo porque una luz milagrosa que aparece en las puntas de los mástiles en momentos de descarga de rayos señala el fin cercano de la tormenta. Luz que no es otra cosa que minúsculas descargas eléctricas acumuladas en los mástiles como consecuencia de la “ley de Franklin”.

San Roque, santo del siglo XIV y abogado contra toda clase de epidemias, es venerado merced a la devoción “importada” por los peregrinos a Compostela.

Devociones y sentimientos que antaño se manifestaban en momentos muy singulares del faenar marinero (actualmente se han perdido).

Así, según cuenta Braulio Vigón:

Al salir del puerto el patrón implora la ayuda de la Virgen rezando una salve según esta intención: “una salve a María Santísima, pa que nos saque de los peligro de la mar en paz y nos de algo si nos conviene”.

Al capturar el primer pez, el marinero que lo pescó dice: “!bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento!”. Los demás contestan: “!por siempre sea bendito y alabado!”.

Si la pesca es la del bonito la gratitud se destina a la Virgen diciendo: “!Ave María Purísima”!

Si escasea la pesca los pescadores lastrinos imploran la protección de la Virgen del Buen Suceso ofreciéndole alguna promesa.... para no cumplirla:

“Virgen, si me dais un pez,
de aceite os daré un cuartillo....
Y luego el pez abordo,
¡el aceite... pa freirlo!”

Paralelamente a todo ese caudal de religiosidad corre con fuerza muy acusada el oleaje bravío o sereno, según los casos, de la mitología. Porque la marinería cree –y cree profundamente- en una gran pléyade de seres fantásticos que condicionen la vida y el trabajo en le mar.

Entre los seres mitológicos que ejercen mayor influencia en el sentir marinero destacan: el pataricu, el diañu burlón, el home marín y, por encima de todo, la serena (o sirena).

  • El Pataricu: citado por Bernardo Acevedo Huelves y Marcelino Fernández en 1932, es una especie de gigante con un solo ojo en la frente, que mora en mares muy lejanos. Según la tradición, devora a los marineros que se acercan a las costas donde vive.

  • El Home Marín: puede particularizarse como uncaso de tritones donde también se engloban el pexe Nicolao (ya citado en El Quijote) y el hombre-pez de Liérganes. El Home Marín es un ser anfibio de aspecto humano que vive en las costas y de vez en cuando salta a tierra donde se desenvuelve fácilmente acechando y persiguiendo mozas de “buen ver”.

  • Los Espumeros: son pequeños geniecillos, traviesos, inquietos y juguetones, mofletudos y sonrosados, que flotan sobre la espuma del oleaje o siguen la estela que dejan los barcos al navegar.

    Así los definía Pachu´l Péritu (Francisco González Prieto) en 1921:

    “Son fíos de la mar como tritones,
    que salen esplumantes, vocingleros,
    corriendo a más correr los espumeros,
    ´na playa cuando rompen los cachones.

    Metá neñinos e metá ´scamones.
    Corónense con cocla y van en cueros
    Llevando caracoles trompeteros
    nes oles cuando rinquen roncos sones.

    Cuerren tras de los buques nes esteles,
    y dancen pe la costa los donceles
    formando niebla y a la orilla bruma.

    Más cuando ruxe´la mar embravecíu
    manqu´azote les peñes fiendo ruíu,
    salten ellos gritando´nte la spluma.”

  • El Diañu Burlón: es un diablillo enredador, causa de travesuras, engaños, burlas... no suele hacer grandes desperfectos (rotura de redes, espantada de peces, chapuzones en el agua para que los marineros se mojen...) pero es un ser molesto e inoportuno. Se le combate renegando de él (es un diablo) y mandándole a comer haces de gato negro.

    “Jesús, María y José;
    si eres el diablu
    de ti reniego;
    mal añu pa ti,
    doite mierda de gatu negru”

  • La Serena o Sirena: es un precioso y tentador ser, mitad mujer “de la cintura para arriba”; y mitad pez “ de la cintura para abajo”. La tradición cuenta que las sirenas tienen un canto o cantar maravilloso, o dulce, encantador, meloso... y con él subyugan a los marineros a los que engañan y causan males; incluso la muerte.


  • Del embelesador canto de sirenas nos avisa el romancero:

    “Rey Alfonso, Rey Alfonso,
    esos cantos de sirena
    adormecen por matarte;
    ¡Ay de ti si no recuerdas!
    ............................................
    Escuchadle, mis doncellas,
    Las que dormís, recordad,
    y oiréis a la sirena
    como canta por la mar.”

    De los peligros de las serenas, amén de otros consejos, nos advierte el Cancionero de Baena:

    Albur, congryo nin morena,
    nin de Mena
    truchas por Dios non comeredes,
    nin faredes
    fijos en muger ajena;
    que condena a grant pena
    e deslenda la serena
    con su muy dulce cantar
    por danar
    los que van por la mar llena

    La lírica popular es abundosa en los elogios hacia los cantares de las serenas:

    A orillas del mar salado
    oí cantar la serena;
    ¡válgame Dios que bien canta
    una cosa tan pequeña!

    Las serenitas del mar
    cantan muy pulidamente;
    el que las oye cantar
    cercana tiene la muerte.

    Canta la sirena del mar
    mi dulce amor se va a embarcar.
    A mi solita me va a dejar,
    solita y sola para llorar.

    Y por supuesto, las adivinanzas:

    Es pescado y tiene tetas.
    Es mujer y tiene aletas.
    No es pescado ni mujer.
    Entonces, ¿qué cosa es?

  • Los barcos fantasma: o barcos que vuelan en noches frías de invierno sobre las aguas casi heladas de los mares cercanos a zonas polares, han sido descritos por multitud de navegantes cuyos testimonios se admiten como fuente de verdad. ¿Qué son los barcos fantasma? Sencillamente, una ilusión óptica consecuencia de sucesivos fenómenos de refracción de la luz entre dos medios, uno de mayor refringencia que otro, hasta llegar a producir una reflexión total por ser el ángulo de incidencia superior al ángulo

Abandonemos ahora las historias de mitología y vayamos a esa otra importante manifestación del folclore que es el refranero. “La Filosofía Popular, escribió d. Pedro Caravia, encuentra su expresión propia en las canciones y cuentos y en sus usos. El que desee conocer a un pueblo ha de estudiarlo en todas sus manifestaciones que ése es el objeto del folclore 8saber popular), y éste está condensado en una literatura peculiar: el refranero. En él se reúnen poesía, humor, una variadísima valoración, en bien y en mal, de lo humano. El conjunto retrata a un pueblo. Y ello porque la persona se siente segura en su verdad cuando encuentra en su memoria el oportuno refrán para justificar un hecho, una situación, una predicción...”. Espigaremos una selecta colección de refranes que inciden en la mar y en la pesca:

  • A barcu vieyu bordingues nueves.
  • Agua cargada, sardina en Pravia.
  • Agua na tierra, sardina bariquera (abareque).
  • Agua y vaga na mar, sardina de caldiar.
  • Agües fríes y nordés, la sardina desapaez.
  • Algues na playa, mar de quedada
  • En advientu pote nel llar y besugu na mar
  • Barcu na mar vientu espera
  • Bocarte en primavera, bonitu donde quiera.
  • Por mal que te vaya, mas comas raya
  • El mismu rumbu, el mismu pescau.
  • Brisa lloca, vendaval en popa
  • El calderón na mar, apareyu a arreglar
  • Con cada picada pequeña, vese subir la morena.
  • Con espumayos non vayas al tresmallu
  • Cuando sube muncho la marea el tiempu se tambalea
  • En eneru cagayón pal besugueru
  • Espluma na costa, mar bella mañana
  • La llangosta y el cazón, en mayu tan en sazón
  • Lluna al sudeste, baxamar en gota
  • Lluna en pie, marineru acostau; lluna echada, marineru en pie
  • Lluna llena o lluna acabada, baxamar pela mañana
  • La mar, pa los pexes
  • Marineru que duerme, pexe que non pesca
  • Pexe d cabeceru, o munchu o el primeru
  • Si lluces de San Telmu ves, botes d´agua nos pies
  • El que non va a la mar, non sabe lo que ye el pulpu
  • Quien ye pescador de rede, cuantu más burru más pexe
  • Semblante per Uvieu, a la mar sin mieu
  • Sentau y tou na costa, el navegar cuesta caru
  • Si el tiempu entra del nordeste y al nordés se te rola, nun esperes más que mal tiempu y con agua hasta la bola
  • Si vas con sur a la mar, ropes d´agua has de llevar
  • Sureste n´altura, galerna segura
  • Tolina que salta y se mete a tierra señala vientu y tormenta
  • ¿Tolina? Xarda hay
  • Vientu en popa, bella mar, cerca de la costa y sabe nadar
  • Vientu en bolina, bonanza en popa

Finalizamos ya nuestra charla sobre algunos aspectos del folclore marinero. Han quedado en silencio, que no en el olvido, otros temas de verdadero interés folclórico como son los gastronómicos, los festivos, los relacionados con los ciclos vitales (nacimiento, cortejo, boda, bautizos, muerte...), los relativos al entorno social (apodos, vecindario...), y laboral (cofradías, hermandades, asociaciones...), las relaciones con gentes de tierra adentro (rivalidad Lastres-Colunga, Oviedo-Gijón...); la economía de las gentes marineras (tiempos de bonanza y de escasez, venta de la pesca, subasta en la lonja...). En fin, un larguísimo etcétera que podría abordarse en convocatorias sucesivas o, tomando esta charla como punto de partida, que ustedes mismos podrían desarrollar según sus preferencias. Muchas gracias por su atención y disculpen mis posibles- casi seguros- errores.