Colunga en La edad de Hierro

Asturias al igual que las restantes regiones septentrionales peninsulares se cuentan entre las últimas que pasan a las fuentes escritas antiguas, cosa que ocurrió cuando fue sometida al dominio romano en el último tercio del siglo I a. de C. , aunque si bien es cierto que se halla aludida en algún texto muy anterior será de forma genérica y sin mención particular a su territorio.

En efecto, la Ora Marítima de Avieno, escrita en el siglo IV de nuestra era utilizando un derrotero del siglo VI a. de C. (griego de autor massaliota) incluye ciertos pasajes relativos a la mitad septentrional de la Península y al mar Cantábrico.

Los mismos testimonios escritos de época romana relativos a esta región son en el aspecto específicamente histórico pocos y lacónicos y no solo eso, sino que aún antes de concluir el periodo romano, los testimonios escritos tocantes a esta región , se hicieron tan raros que desde entonces a los comienzos de la Reconquista aparece otra vez sumida en una oscuridad casi prehistórica.

No sería descabellado pues iniciar la historia de Asturias en el siglo VIII con la Reconquista y extender hasta ella la protohistoria.

Como antes hemos aludido en la Edad de Bronce , cuando la población de las Regiones Septentrionales de la Península Ibérica practicaban el ritual funerario megalítico inhumando a sus muertos bajo túmulos, Asturias estaba habitada del Deva hasta el Eo y desde el mar hasta la cresta de la cordillera Cantábrica como certifican los restos arqueológicos, funerarios fundamentalmente.

Las gentes megalíticas se dedicaron al pastoreo y hubieron de habitar poblados perecederos, pues se desconocen sus restos. La metalurgia del Bronce, sería más bien exclusiva de algún grupo o clase, mientras la agricultura si la conocían, tendría escasa importancia.

En tiempos anteriores a la llegada de los romanos, Asturias estaba igualmente habitada de un extremo a otro, sus habitantes practicaban el pastoreo y la agricultura, fabricaban recipientes cerámicos y realizaban otras funciones de un estadio cultural relativamente avanzado. A la metalurgia del Bronce entonces de características europeas, se sumaba la del Hierro con el que fabricaban herramientas, armas y otros objetos.

Peculiares de las gentes asturianas de la Edad del Hierro eran sus poblados fortificados, emplazados en lugares de difícil acceso y dotados de murallas, fosos y otras obras defensivas, cuyos detalles ampliaremos.

La vida de la población megalítica, transcurría a lo que parece pacíficamente, mientras que los habitantes de la Edad de Hierro vivían en estado de alerta permanente sino de lucha. Tras el relato de Avieno , “Invasión de las serpientes, Ofiusa”, llama a la región septentrional, se deja ver claramente un hecho que en las regiones septentrionales y occidentales de la Península sus antiguos habitantes que el poema llama “oestrímnicos”, sufrieron una invasión de gentes extrañas que el propio poema señala después en estas regiones. O sea que antes del siglo VI la península había sufrido una invasión de gentes que ocuparon grandes extensiones de su territorio. La realidad de la invasión de la Península Ibérica en las primeras centurias del primer milenio anterior a la era cristiana que de modo tan singular se narra en la Ora Marítima de Avieno, ha sido solidamente confirmada y ampliada por arqueólogos y lingüistas, pero el sentir mayoritario de los historiadores arqueólogos y lingüistas no es que haya habido una sola invasión continental en la Península por la fecha indicada, sino varias y que éstas tuvieron lugar en diversos momentos de la primera mitad del último milenio antes de Cristo y acaso con posteridad.

Es de presumir que la población megalítica a la llegada de los extraños pasase por una fase de inquietud, sino de violencia, pero a ella seguirán seguramente otras de simple coexistencia más o menos pacíficas en la que cada pueblo hacía vida independiente y de convivencia, después, con contactos frecuentes hasta hacerse familiares. En estas fases de coexistencia y convivencia, la población megalítica, irá asimilando las ideas y costumbres de los invasores indoeuropeos llegando al término del proceso a su identificación con ellos, la indoeuropeización y la absorción de la población megalítica asturiana por los invasores del origen continental, fue a buen seguro obra del tiempo y se debió probablemente a la superioridad de estos en armamento en organización y acaso en número.

La interpretación literal del relato de Avieno , aludiendo a la ahuyentación y aniquilamiento de la población por los invasores no es muy defendible. Se oponen a ello las perduraciones megalíticas reconocidas en la cultura posterior de los poblados fortificados.