Todo está inacabado, ni nosotros mismos estamos acabados aunque, algunos estemos más cerca de ello. Estaba más inacabada entonces, en aquella época a la que se refiere usted, porque, además, hizo una alusión a lo que supuso para mí conocer un supermercado. Estoy hablando de los años 50, no tendría yo más de 7 u 8 años y fui con mi madre a Francia, donde tenía a su familia exiliada. Allí vi lo que era un supermercado. Era tan diferente a las tiendas a las que habitualmente me enviaba mi madre en Requejo a comprar una cosa u otra, menudeo siempre, que quedé impactado. Tantos quesos…. En realidad, me impactó mucho conocer de niño Francia porque entonces sí que pude establecer, la imaginación infantil es en ese sentido muy despierta, las diferencias que había con un país tan pobre, tan cerrado, miserable como era el nuestro en aquella época. Y otro que, habiendo salido de una guerra no hacía tanto, era la modernidad. Lo lamentabas, sin poder hacerlo con los argumentos que ahora tienes de adulto: pero, ¿qué pasa en mi país? Veías los trenes tan limpios, las monjas en moto o en un dos caballos… Aquí ahora parece una cosa normal pero eso fue muy, muy impactante para mi.

Yo creo que la paciencia es una virtud. No tiene nada que ver con la molicie, cuidado, hay que diferenciar, son cosas bien distintas. Si quieres analizar y ver las cosas bien tienes que tener paciencia, y si tienes que aguantar las cosas que a veces se tienen que aguantar en lo privado y ya no digo en lo público, pues tienes que cargarte de paciencia. No tiene absolutamente nada que ver con la necesidad de actuar con rapidez en aquello que requiere rapidez y celeridad.

A mí me lo parecía, evidentemente. Yo soy una parte muy subjetiva del asunto. Cortejamos mucho tiempo porque nos hicimos novios en el instituto y me casé con 27 años. Así que fuimos novios mucho tiempo.

Eso sí que no habría que tomárselo con mucha paciencia. Yo no lo llevo en absoluto con paciencia porque me parece literalmente una estafa. Es decir, es una agresión en toda regla porque es algo que nos debe, son actuaciones concluidas, que están ahí para verlas. Además, hay una sentencia que dice, oiga, pague usted. Sin embargo, están con unas dilaciones y unas maniobras lamentables. Seguramente, de todas las cuestiones del Gobierno de España que debería criticar, es la peor, la que me parece más lamentable y, sobre todo, más injustificable.

 

    Texto completo (Pdf: 115 Kb)