Donal es un pequeño perro, de raza podemos decir ratonera, que hoy se fue de compras al supermercado y perdió a sus dueños.

Perro presumido y bien cuidado, con su placa bien visible colgada al cuello y el número de móvil de sus dueños a la vista, pero se perdió.

Entró en un supermercado de la calle Ezcurdia de Gijón en  busca de sus dueños. Esperó pacientemente junto a las cajeras, quienes continuamente preguntaban por el dueño o dueña del perro.

Harto de esperar se adentró entre las estanterías de productos y, antes de que las cajeras reaccionasen, salió de nuevo a la entrada y se puso firme ante las cajas, controlando a todas las personas que salían, pero de sus dueños ni rastro.

Repitió esta acción otra vez pero al teercer intento fue detenido por una de las cajeras, que con sumo cariño y llenándole de caricias, pudo leer el número de teléfono que colgaba de su cuello.  LLamó insistentemente pero no obtuvo respuesta alguna.

Entretanto, Donal, que así se llamaba el can, pululaba por el recibidor del superpercado y entablaba amistas con todo el que entraba o salía gracias a su simpatía y continuo movimiento de cola en gesto de amistad.

No pudiendo localizar a los dueños, la dependienta procedió a amarrar a Donal en espera de que viniesen a reclamarle y ahí acaba esta pequeña historia cotidiana.

Solo esperamos que sea un descuido y no un abandono pues el perro era un auténtico crack.