El Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) reunirá el jueves a 200 de los principales especialistas del país en el abordaje del carcinoma hepatocelular, el cáncer de hígado más habitual. Durante la jornada se presentarán las nuevas guías europeas para el manejo de esta enfermedad, de la que se detectan unos 120 casos cada año en Asturias.

El carcinoma hepatocelular es responsable del 90% de los cánceres primarios de hígado. Es más frecuente en los hombres que en las mujeres y a menudo se diagnostica a personas de 50 años o más, aunque también se dan casos en edades más tempranas. Se trata de un tumor con una elevada incidencia y alta mortalidad, cuyo origen está relacionado con un daño prolongado en el hígado que alcanza el máximo riesgo cuando el paciente desarrolla cirrosis.

La jornada, organizada por el grupo multidisciplinar de carcinoma hepatocelular del HUCA, abordará las principales dificultades para el diagnóstico y manejo de esta dolencia, así como los últimos avances en la investigación clínica y los nuevos tratamientos farmacéuticos y quirúrgicos. También se destacará el papel esencial que realiza la enfermería con estos pacientes.

Esta patología compleja requiere la participación de especialistas en radiodiagnóstico, patólogos, oncólogos médicos y radioterapeutas, profesionales de radiología vascular intervencionista y de ecografía intervencionista, hepatólogos, cirujanos, unidades de trabajo social, atención primaria y equipos de cuidados paliativos domiciliarios. Para mejorar la atención integral a estos pacientes es preciso también contar con la ayuda de profesionales de pisco-oncología, nutrición y enfermería.

Las enfermedades hepáticas constituyen la quinta causa de muerte en el mundo. El cáncer de hígado es el quinto más frecuente, pero se estima que en 2030 será la tercera causa global de muerte por cáncer en los países desarrollados, superando a otros más frecuentes como los de próstata, colon o mama.

En Asturias, la incidencia de este tipo de tumores malignos se sitúa en torno a 10,5 casos por 100.000 habitantes al año y en el HUCA se atienden alrededor de 120 nuevos casos anualmente, sin contar otros tumores hepáticos primarios mucho menos frecuentes como el colangicarcinoma. En el 90% de las ocasiones es un cáncer que se asienta en pacientes con hígado enfermo (cirrosis) y, en estos casos, es la principal causa de muerte, más allá de la hemorragia por varices o las infecciones. Globalmente, 1 de cada 3 pacientes con cirrosis desarrollará un carcinoma hepatocelular a lo largo de su vida.

Son tumores con mal pronóstico, con una supervivencia inferior al 15% a los 15 años. Además, su incidencia ha aumentado en un 75% en los últimos 25 años. Las causas más comunes son la infección crónica por los virus de la hepatitis B y C y por consumo de alcohol. Por ello, la prevención resulta esencial para evitar el tabaco y el alcohol, mantener un peso adecuado y una vida activa, asegurarse de estar vacunado contra la hepatitis B y, si se tiene infección por hepatitis C, tratarla adecuadamente.

La diabetes, la obesidad, el tabaco y el alcohol son factores que aumentan la progresión de la enfermedad hepática. El síndrome metabólico está detrás de casi un 10% de los tumores primarios hepáticos y su incidencia aumenta en España.

El segundo factor para evitar el agravamiento de los procesos hepáticos es la detección temprana. Los especialistas apuntan a la necesidad de detectar la enfermedad hepática crónica silente desde los servicios de Atención Primaria para intentar frenar su evolución. Una vez identificados los pacientes, se derivan al HUCA para, si cumplen una serie de requisitos, incorporarlos a programas de cribado que incluyen la realización de una ecografía cada seis meses con el fin de detectar tumores hepáticos en fase inicial asintomática, y poder aplicar así tratamientos con intención curativa y aumentar la supervivencia.

A nivel nacional, solo un 47% de los pacientes con carcinoma hepatocelular se detectan mediante cribado, mientras el resto son hallazgos casuales o se diagnostican cuando aparecen los síntomas, con lo que se detecta a la vez la cirrosis y el tumor. De ahí la importancia de concienciar a la población y trabajar conjuntamente con Atención Primaria para detectar la patología antes de que se manifieste. 

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