Por Adrián Pumares, en La Nueva España

El último día hábil del año escuchamos al Presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón, lamentar su “decepción” con FORO Asturias por formar parte de lo que llamó ‘el bloque del no’, los partidos que hemos rechazado sus Presupuestos para este 2023 que acabamos de comenzar.

El Presidente es muy dado a hacer pequeñas trampas dialécticas cuando le faltan argumentos para un debate a la altura de los retos que tiene por delante Asturias. Por ejemplo, en este intenso mes de Presupuestos (porque su Gobierno es incapaz de cumplir el Estatuto y lo trae a la Junta tarde y al trágala), ha repetido muchas veces que es importante que Asturias tenga Presupuesto y que los que votamos en contra de lo que nos presenta él lo hacemos porque no entendemos eso, y no queremos que el Principado tenga cuentas. La trampa es evidente: claro que Asturias necesita Presupuestos. Lo que no queremos son los suyos.

Es imposible mejorar en 5 días y por el trámite de enmiendas parciales unos presupuestos que no responden a las grandes cuestiones que tenemos que afrontar en los próximos tres, cuatro o cinco años. El reto demográfico, el gran problema de Asturias, sigue sin ver medidas decididas para que se revierta la situación: no hay ayudas directas a la natalidad sostenidas en el tiempo (los cheques no funcionan porque no resuelven necesidades más que puntuales), no hay una apuesta por integrar las escuelas infantiles en el sistema del Principado y garantizar la cobertura en todo el territorio, no hay acciones amplias que, en definitiva, inviten a los jóvenes a formar la familia que deseen y desarrollar un proyecto de vida aquí. Tampoco una política firme de ayuda al retornado, como si no fueran los 100.000 jóvenes que se han ido en la última década los que mejor podrían emprender ese camino. ¿No queremos que Asturias tenga Presupuestos? Claro que queremos, pero unos mejores.