Por Pelayo Barcia Castañón, en El Comercio

A estas alturas del mandato municipal, cuando la alcaldesa lleva tres años creando polémicas, pisando todos los charcos posibles y negando toda iniciativa de la oposición, especialmente si proviene de FORO Asturias, a nadie se le escapa que no ha retrasado la entrada en vigor de la Ordenanza de Movilidad, precisamente por eso, porque se lo pedimos desde FORO. Su “si no gano empato” le ha llevado a preferir penalizar a 36.000 propietarios de vehículos que carecen de distintivo de la DGT y que no podrán aparcar en la calle a partir del 1 de abril, que darnos la razón y retrasar la norma.

A este tipo de ‘egos’ como el de la alcaldesa hay que darles una ‘salida digna’, para que siga pareciendo que la iniciativa la lleva ella. Tiene que parecer que la idea de cambiar la norma o de retrasarla surge de ella y no a propuesta de otros. Y ese momento ha llegado para la alcaldesa: por un lado, la ordenanza de movilidad de Barcelona ha sido anulada por la justicia, al igual que hace dos años ocurriera con la de Madrid. La sentencia judicial se refiere a unas carencias justificativas de las que también adolece la de Gijón. Y, por otra parte, la escalada de precios de la gasolina, de la energía, de los alimentos y del coste de la vida en general, no propicia activar una prohibición de este calado y que obliga a 36.000 personas, además, a pagar un parking. Por ello, Ana González tiene la oportunidad de anunciar que retrasa la ordenanza, hasta que haya un marco jurídico estable en España sobre la materia y para no dañar más el bolsillo de los gijoneses.

Además, puede utilizar como justificación que el concejal de Movilidad que ha impulsado tal ordenanza no ha sido capaz de adaptar correctamente los parquímetros de Gijón a su propia norma. A pocos días de que la prohibición se ponga en marcha, los parquímetros siguen prohibiendo a todos los vehículos extranjeros obtener el ticket, independientemente de sus niveles de emisión de CO2, porque el software de la empresa que los gestiona no es capaz de discernir entre matrículas españolas y extranjeras. Eso es claramente una vulneración de los principios de la UE, porque deja en inferioridad de condiciones un francés o portugués que quiera aparcar en Gijón respecto a un madrileño o un sierense, aún teniendo todos el mismo vehículo.

En fin, que la alcaldesa tiene argumentos de peso para salir ‘dignamente’ del problema creado por el sr. Martín. Es la oportunidad de oro para cerrar un debate que lleva tres años en primera línea y que, junto al Muro, ocupará los principales debates de las próximas elecciones municipales si no se remedian antes.

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