Por Adrián Pumares en “El Comercio”

E l día de Reyes, Juan Neira me regaló en estas páginas una de sus habituales diatribas, con la que, además de intentar ofenderme, trata de interferir una vez más en la vida interna de Foro Asturias.

Para disgusto de algunos, el partido del que soy secretario general es el partido más democrático de Asturias, y eso incluye diversidad de opiniones y debate interno sobre muchos asuntos, incluyendo también la reforma estatutaria y la oficialidad. Aunque parezca difícil de creer para quienes su modelo es el ‘ordeno y mando’, ni Carmen Moriyón ni yo decidimos en solitario sobre los temas clave en los que nuestra organización interviene.

También estamos siendo singularmente ejemplares contra la corrupción, denunciando a un expresidente que espera como imputado la apertura de juicio en la Audiencia; y al que mi crítico no le tosía cuando hacía y deshacía sin consultar a nadie.

Somos, además, el único partido al que no le marcan la pauta ni le mandan el argumentario desde Madrid, cuestión que resulta clave para entender la situación actual en que se encuentra la reforma del Estatuto de Autonomía.

Abordar en esta legislatura la reforma estatutaria fue una promesa del presidente Barbón y del PSOE, pero cuando la pusieron sobre la mesa el mes de septiembre fue como la montaña de Esopo, que después de señales asombrosas parió un ratón. Nos presentaron un documento de dos folios, más propio de un ejercicio de Secundaria que de un proceso clave para Asturias.

Y, aun así, Foro Asturias abrió un debate interno, posicionándose con detalle y propuestas sobre todos los puntos planteados. Además de proponer que la ley que desarrolle una posible oficialidad requiera una mayoría reforzada de 3/5, garantizando así el máximo consenso en un debate sobre derechos que polariza a la sociedad asturiana, estamos dispuestos a ofrecer una alternativa a los decretos-ley o a hablar de las competencias a asumir por el Principado.

Foro Asturias también elaboró un documento que indica las reformas que el Principado requiere con urgencia, y en paralelo a la del Estatuto de Autonomía, con el objetivo de poner fin a las desventajas que nos discriminan con respecto a otras comunidades: la marginación fiscal, que hace que los asturianos paguemos más impuestos que nuestros vecinos; la sangría demográfica, que nos convierte en la sociedad más envejecida de Europa, y la barrera de las infraestructuras, que lastra nuestra competitividad, sin AVE y sin aeropuerto internacional que merezca ese nombre.

En el debate de orientación propuse avanzar en ambas reformas, en la estatutaria y en las demás, con cuatro propuestas concretas: una ley de impulso demográfico, aumentar el mínimo exento en el impuesto de sucesiones, reformar el IRPF, y la mencionada mayoría de 3/5 para la ley de desarrollo de la oficialidad. También dijimos, por boca de nuestra presidenta, que estábamos dispuestos a abrir una «negociación hasta la extenuación».

Sin embargo, ni se movió el tablero ni hubo avances significativos en ninguna de las dos reformas, desaprovechando los Presupuestos de 2022 para desbloquear alguno de estos asuntos. Y es que era lógico que abordásemos algunas de nuestras propuestas en el debate presupuestario, pero el Gobierno prefirió presentarlos tarde y acordar unos presupuestos a su medida, con el apoyo de Ciudadanos y la tradicional sumisión de IU.

Pienso sinceramente que la reforma del estatuto es necesaria e importante para que Asturias no pierda personalidad institucional, pero no la única necesaria e importante. Para adelantarme a la demagogia de algunos, recuerdo que PSOE y PP ya pactaron reformas en Aragón, Andalucía, Valencia, Baleares y Canarias, incluyendo en todas ellas la condición de nacionalidad histórica para cada una de esas regiones. Y luego, aquí, dicen lo que dicen…

Nunca en 40 años de Autonomía estuvieron sobre la mesa reformas de tanto calado como las que propone Foro Asturias. Ahora parece que los partidos nacionales se revuelven: la derecha involucionista que no quiere seguir desarrollando la España de las Autonomías y la izquierda que revela que lo que pretendía es una ‘reformina’.

Les corresponde ahora la iniciativa a Adrián Barbón y al PSOE, presentando los detalles de lo que proponen y agilizando el proceso. A los demás partidos, decirles que no son asumibles las prisas tras haber estado parados más de la mitad de la legislatura y tras haber dado de lado la oficialidad para gobernar con Areces, ni tampoco rechazar debates fiscales tras haber acatado unos malos presupuestos pactados entre PSOE y Ciudadanos. A todos, y no solo al diputado 27, les toca poner las luces largas, exponer nuestras propuestas, poner los intereses de Asturias por encima de los partidistas y practicar la generosidad.

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