La Romería asturiana de San Sérvulo 

Por Xuaco Bernaldo de Quirós y Pardo de Donlebún en Asturias Diario

El domingo, 24 de mayo, los asturianos celebramos a lo grande, como somos los asturianos, la romería tradicional de San Sérvulo. Esta vez la Cofradía del santo no trajo la banda de gaiteros tradicionales para animar el festejo ni montó el mercadillo medieval para entretener a la concurrencia en la campera, no. El domingo organizó unas elecciones autonómicas que tuvieron un gran éxito de participación. El tiempo ayudó mucho para que la gente acudiera a las mesas donde estaban dispuestas las urnas para meter los sobres a granel hasta llenarlas. Y la sidra puso el resto.

 

El domingo, 24 de mayo, los asturianos celebramos a lo grande, como somos los asturianos, la romería tradicional de San Sérvulo. Esta vez la Cofradía del santo no trajo la banda de gaiteros tradicionales para animar el festejo ni montó el mercadillo medieval para entretener a la concurrencia en la campera, no. El domingo organizó unas elecciones autonómicas que tuvieron un gran éxito de participación. El tiempo ayudó mucho para que la gente acudiera a las mesas donde estaban dispuestas las urnas para meter los sobres a granel hasta llenarlas. Y la sidra puso el resto.

 

El atardecer fue muy animado. Pasadas las nueve de la noche y conocidos los resultados, comenzó la verbena asturiana propiamente dicha que no pudo estar más animada, celebrando la victoria del PSOE y del PP, los grandes muñidores de la felicidad del pueblo asturiano en los últimos tres años. La charanga del PSOE, que no se creía que había ganado las elecciones, pasó la noche entonando el tema tradicional de “Baxaben cuatro alleranos / toos xuntos de madreñes”  para explicarle a los asturianos presentes, haciendo pedorretas, que “les fabes non yeren munches / morciella non vi denguna / el tocín taba n’el gochu /¡válgame Dios que fartura! / que dixo Melchor”.

 

El coro del PP, agotado después de tres años corriendo detrás del cepillo del párroco para fartucarse de beber hasta la embriaguez en las bodegas socialistas de la calle Suárez de la Riva de Oviedo, con los blusones descosidos de lo inflados que estaban sus componentes por haber sido capaces de quedarse como estaban después de las ostias que repartió Rajoy por Asturias, coreaba el estribillo “que tan vaina yes tú como yo / y yo como tú / y semos los dos / que tan vaina yes tú como yo / y yo como tú /  y semos los dos”. Daba gloria ver a los vainas reagrupados.

 

Ya de madrugada, los Coros y Danzas socialistas y populares cambiaron de cantar cuando la solista popular se puso romántica y le cantó al oído al galán socialista “dime xilguerin parleru / dime ¿qué comes?”. El susodicho se quedó onnubilado y le explicó, mirándola con arrullo, que “como arenines del mar / del campu  flores”. Envalentonado del flechazo fulminante se lanzó a fondo a la conquista susurrándola “Tienes unus gueyus, neña, / y unes pestañes / y una lenguina parlera / con que me engañes”. Lo que pasó después no lo sabemos porque cortaron la luz y las furgonetas empezaron a plegar los tenderetes y a recoger los enseres, y se organizó un barullo tremendo donde nos perdimos todos en la oscuridad.

 

En la lontananza se fueron perdiendo unas voces sin identificar que entonaban aquello de “sin firmar un documento / ni mediar un previo aviso / sin cruzar un juramento / hemos hecho un compromiso”. Lo último que pude escuchar casi imperceptiblemente fueron unas palabras que parecían murmullos “Sin promesas nos marchamos / ni me obligas ni te obligo / y, aún así, sé que soñamos / tú conmigo, yo contigo”. Se hizo el silencio. Me retiré emocionado a Berducedo. Fue una romería inolvidable, ésta de San Sérvulo.