Un tren con veinte años de retraso
Por Juan Carlos Fernández, en El Comercio-La Voz de Avilés
El pasado lunes terminó, con la presencia de los portavoces municipales, el ciclo de conferencias sobre el pasado, presente y futuro del ferrocarril en Avilés con ocasión de la conmemoración de su llegada a nuestra ciudad hace 125 años y no puedo por menos que felicitar al Aula de Cultura de La Voz de Avilés por la elección de los ponentes y los contenidos. Ha sido un placer poder asistir a las conferencias, participar en los debates y, si se me permite, discrepar de algunas de las razones que se fueron aportando a lo largo de las jornadas. Tengo para mí que Avilés, siguiendo la tónica asturiana, hace tiempo que se resigna a ver pasar por delante de sus ojos el tren de las oportunidades y lo que es peor, acepta de manera plácida quedarse en el vagón de cola de la inversión y el desarrollo de unas infraestructuras ferroviarias que cuando se prometieron nunca llegaron y las que ahora dicen que llegan no son las que se prometieron.
La eliminación de la barrera ferroviaria de Avilés que encorseta a la ciudad y le impide abrirse de par en par al Atlántico con una fachada marítima digna, pasaba por el soterramiento de las vías. Ese era el proyecto cuya idea propuso para Avilés Álvarez-Cascos en el año 2004 siendo Ministro de Fomento, al igual que en el resto de España, dentro de un proyecto global de cercanías, el "metrotrén" para la parte central de Asturias que viniera a enlazar incluso con el aeropuerto; solución esta, la del soterramiento, que vendría a coincidir con el mandato dado por el Pleno Municipal de Avilés en sesión celebrada el 21 de marzo de 2002 al equipo redactor de la Revisión del Plan General de Ordenación Urbana que se hacía eco, por otra parte, de las alegaciones mayoritarias por parte de ciudadanos y entidades que insistían en la necesidad de plantear el soterramiento ferroviario a lo largo de toda la ciudad de forma prioritaria.
Ni las decisiones tomadas otrora tiempo por Cascos, ni el mandato del Pleno municipal, ni las alegaciones ciudadanas, ni las conclusiones del equipo redactor de la revisión del PGOU en Avilés del que formaba parte uno de los ponentes de estas jornadas, el arquitecto Javier Fombella, se han hecho realidad en nuestra ciudad y lo que es peor, hoy asistimos silentes, apáticos y quedos a la deconstrucción del proyecto de soterramiento de la mano de la acción concertada del PSOE primero y del PP después: por razones económicas se nos dijo en primer lugar; por razones técnicas después, al no poder superar al parecer, sin calar a 25 metros de profundidad, el sistema de saneamiento y colectores de la ría. Han pasado más de veinte años y la barrera ferroviaria, sin soterrar y sin desviar, sigue siendo la sustituta anacrónica de una muralla medieval que paradójicamente, siquiera en un tramo, se pretende recuperar. Por el medio, luces de artificio con propuestas inverosímiles de una parte, las de un puente por encima de la ría por ejemplo o de corte lampedusiano por otra, aquello de "si queremos que todo siga como está es necesario que todo cambie", pues adelantar la estación, una nueva construcción, al lugar del antiguo matadero, reconvertir la línea del ancho métrico a los usos de un "tren-tran" y aún mantener la de RENFE para el servicio de Asturiana de Zinc en la margen izquierda, supone invertir dinero en nuevos equipamientos para que todo siga igual a costa de despilfarrar, eso sí, ingentes cantidades de dinero público, pero como “el nombre crea el concepto” que dijera Wittgenstein, hoy ya no se habla de “eliminación” de la barrera ferroviaria sino de “integración” en la ciudad, que es una manera eufemística y muy sutil de poner nombre a la incapacidad para conseguir lo más, siquiera sea como forma de presionar para conseguir lo menos.
El profesor Daniel Albalate disertó sobre la idoneidad o no de un AVE para Asturias y sus conclusiones, honestas desde un punto de vista intelectual, no avalan precisamente la inversión. Desde luego no seré yo quien cuestione el análisis de costes-beneficios que expuso el profesor, incidiendo en aspectos financieros y quizá un poco menos en los de rentabilidad social, cohesión y vertebración territorial, pero sí me sorprende este análisis desde Cataluña, que ya tiene el AVE, precisamente ahora, en que un partido de origen catalán, Ciutatans, ha abierto este debate en tiempo electoral. Y me sorprende que este análisis se venda tan fácil en Avilés cuando nuestra región, pese a la porfía de Alvarez-Cascos en su denuncia constante para la llegada del AVE, ha tenido que esperar cuarenta años para la culminación de la Autovía del Cantábrico, tiene la Autovía del Suroccidente paralizada, la Autopista del Mar de Gijón a Nantes secuestrada en beneficio de Vigo, los vuelos son escasos y mucho más caros que los de nuestro entorno y ahora, la Alta Velocidad, no parece que sea tal, pues ya se habla en su lugar de “altas prestaciones” (otro camelo para engañar a incautos) al instalar el intercambiador de ancho de vía en León para pasar de ancho internacional a ancho ibérico, sin ancho internacional pues para Asturias, con una estación en fondo de saco en León, y sin licitar los tramos León-La Robla, sin estudio informativo del tramo Pola de Lena-Oviedo (Gijón-Avilés) pese a la enésima promesa (¿o engaño?) de la Ministra del ramo ayer mismo en Avilés, con la entrada en servicio de sólo un túnel en Pajares y para el tráfico mixto de mercancías y personas. Llueve sobre mojado en Asturias como para tener que aceptar de buen grado y sin resistencia que nosotros, pertenecientes a este pequeño, aislado y olvidado país, tengamos que financiar las inversiones del resto del Estado, para hoy tener que soportar el ninguneo de nuestras infraestructuras históricas en grave quiebra del artículo 138 de nuestra Constitución que garantiza le realización efectiva del principio de solidaridad, consagrado en su artículo 2, velando por el establecimiento de un equilibrio económico, adecuado y justo entre las diversas partes del territorio español.
Uno de los lemas más aclamados de Mayo del 68 francés era el de “seamos realistas, pidamos lo imposible”. Por eso, porque estos veinte años han demostrado que ni el PP ni el PSOE han sido capaces de conseguir para Avilés y para Asturias lo que nos pertenece por derecho, ni lo imposible que dijeron ayer (soterramiento de las vías), ni lo posible que dicen hoy (desvío de las vías) para eliminar la barrera ferroviaria que cruza nuestra ciudad, ni siquiera lo que se ha venido en denominar eufemísticamente la “integración” de tal barrera (disimulo de las vías); por eso, por todo eso, por tal incapacidad manifiesta, FORO no renuncia a luchar por lo imposible porque la realidad demuestra que cuando se han rebajado las pretensiones nada se ha logrado tampoco. Ahora bien, si hay un consenso político y social, como lo ha habido con el soterramiento, en torno a cualquier otra solución, efectiva y pronta, FORO no será nunca un problema para el progreso de Avilés, más al contrario, pero tampoco un cómplice del enésimo engaño a los avilesinos.
(Artículo publicado en El Comercio-La Voz de Avilés el 9-VII-2015)
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