Por José Manuel Balbuena en El Comercio

El PNV ha conseguido lo que llevaba buscando desde 2018: que el Gobierno central pague los soterramientos de Victoria y Bilbao con la llegada de la Alta Velocidad, además de que sean ellos quienes asuman el control de las obras. Esto es así después de que el Ejecutivo de Pedro Sánchez llegase a ese acuerdo con los nacionalistas vascos, dentro de las negociaciones de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). El importe aproximado de ambas inversiones –incluyendo la adaptación de la bilbaína estación de Abando– supera los 1.600 millones de euros.

La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, ha quedado en evidencia con este acuerdo. El pasado 4 de noviembre dijo que la actuación del Gobierno vasco se limitaría a dos pequeñas actuaciones. Sin embargo, como ven, no ha sido así. Se ha tenido que comer sus palabras con patatas, puesto que la licitación y adjudicación de las infraestructuras va a ser realizada por Eusko Trenbide Sarea (ETS). Euskadi tiene todo preparado para disfrutar de unas comunicaciones del siglo XXI, mientras que en nuestro trozo de paraíso natural seguimos esperando desde hace casi veinte años.

Dicho en otras palabras: somos incapaces de mover una sola piedra del plan de vías. No solo eso, sino que vemos como en otros lugares avanzan. ¿A que acaba antes el soterramiento de Bilbao y Victoria que el de Gijón? La sensación colectiva es que nuestro proyecto, pese alejar la estación intermodal del centro y abaratarlo, se está quedando atrás. En el Ministerio de Transportes lo tienen metido por algún cajón, a la espera de que concluya el famoso estudio informativo. Esos mismos PGE que tiran la casa por la ventana para las dos ciudades vascas, le consignan al levantamiento ferroviario gijonés 39.000 euros. Vamos, como ya dije en una ocasión, para pagar una nueva maqueta y así tenernos entretenidos.

Nuestra alcaldesa, Ana González, se empeñó en tumbar el convenio firmado en 2019 y el resultado no puede ser más desastroso. Ni tenemos uno nuevo, ni tampoco fuentes de financiación, ni lo que es peor: voluntad política de hacerlo. En Madrid, sin duda, pasan del tema. Por poco nos cuelan un remiendo de la terminal provisional de Sanz Crespo y se quedan tan frescos. ¡Anda que le van a hacer eso a los vascos! A la ministra Sánchez le interesa más bien nada el plan de vías de Gijón, hasta tal punto que tuvo que ser la propia alcaldesa quien le entregó en septiembre un borrador del convenio.

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