No hay manuales de instrucciones para la presidencia del Gobierno. Leopoldo Calvo-Sotelo contaba que al ocupar su despacho en La Moncloa después del intento de golpe de Estado del  23 F le informaron de que había una caja fuerte escondida en un armario. Cerrada a cal y canto, para abrirla fue necesario llamar a un experto de las fuerzas de seguridad. El presidente esperaba encontrar allí, detrás de tanto cobijo, algún recóndito secreto de Estado. Y, en efecto, allí estaba un misterioso papel doblado. Un papel… que sólo contenía la combinación de la caja fuerte.

Creo que algo así nos pasa a todos. Cuando asumí la presidencia del Principado contaba con que tendría que afrontar días terribles y eternos, entrevistas, reuniones tediosas,… pero nunca llegué a imaginar que asistiría a la jura de un rey ni, salvando las distancias, a la ceremonia de amadrinamiento de un barco. Pues con éste ya van dos. En semejantes casos, lo confieso, echo de menos el libro de instrucciones. Si Cortázar escribió Instrucciones para subir una escalera no sé por qué alguien no se decide a redactar un manual para presidentes.

Bromas aparte, los actos positivos son siempre bienvenidos en la agenda. Digamos que tienen más facilidades para hacerse hueco. En este caso hay varios motivos de celebración.

El primero nos retrotrae a las últimas décadas del siglo XX, cuando la reconversión se cebó en todos nuestros sectores industriales. La construcción naval la sufrió intensamente, con las consecuencias sabidas: pérdida de empleos, de actividad económica, convulsión social, pesimismo generalizado.

Hubo empresas que resistieron aquel embate. Una de ellas es precisamente Astilleros Gondán, con cerca de 90 años de historia. La empresa puesta en marcha por don Francisco Díaz Martínez en 1925 aquí mismo, en Figueras, heredera de la tradición familiar, ha construido más de 200 buques. Su capacidad competitiva está acreditada por sus contratos para armadores de una extensa y diversa geografía. Recuerdo, en este sentido, que ya en 2004 mereció el galardón Asturcón de Oro a la exportación.

Felizmente, y Gondán es una buena muestra, pese la acometida de la reconversión Asturias cuenta hoy con una industria naval moderna, tecnológicamente avanzada, con presencia internacional y expectativas de trabajo. Para quienes sostenemos que la recuperación industrial es una de las mejores garantías de futuro para Asturias, el ejemplo de esta empresa refuerza nuestros planteamientos.

Soy consciente de las dificultades que encaramos, pero les animo a confiar en nuestras propias fuerzas, a soltar amarras del pesimismo y alejarnos de los agoreros. El consejero de Economía ha acordado recientemente con la Federación de Empresarios y los sindicatos mayoritarios la Estrategia Industrial para Asturias. Hay quienes se empeñan en reclamar que estos documentos sean panaceas o hagan las veces de libros de conjuros con los que, leyendo al derecho o al revés determinadas palabras, se obre la brujería. Vamos a poner las cosas en su sitio. Un acuerdo de este tipo sirve, aparte de cumplir una de las previsiones del acuerdo de concertación social, para implicarnos en objetivos comunes por los que merece la pena trabajar largamente.

Les pongo un ejemplo: lo que Asturias ha avanzado en el fomento de la exportación, de la internacionalización de sus empresas, es el resultado de un esfuerzo continuado en el que se han implicado las empresas y la Administración durante años. Hoy podemos asegurar que Asturias tiene una buena base exportadora, y eso nos beneficia a todos. Aprendamos de las buenas experiencias y no nos distraigamos con el ruido de quienes protestan hasta porque amanece. Si aumentar el tamaño de las pyme, modernizar el tejido industrial, fomentar el desarrollo tecnológico, mantener la apuesta por la internacionalización o la eliminación de trabas burocráticas no deben ser objetivos comunes, apaga y vámonos. Todos los citados, y bastantes más, son horizontes para los que se establecen líneas de trabajo para los próximos años. Por decirlo con una expresión muy de moda, son hojas de ruta ambiciosas y positivas. ¿Por qué incomoda que se consensúen entre el Gobierno, los empresarios y los sindicatos? ¿Qué hay de malo en ello? Hay que ser muy cicatero y tener muy poca generosidad política para no reconocer la importancia de esos compromisos.

Estaba hablando de los motivos de satisfacción. El primero, resumo, es la constatación de que algunas empresas de construcción naval han conseguido superar, por méritos propios, el impacto de la reconversión. Otro, más reciente, y ya ha aludido al mismo don Álvaro Platero, tiene que ver con la crisis vivida a propósito de esas bonificaciones fiscales que denominamos tax lease. Recordarán que el verano pasado afrontamos una ruidosa disputa con las autoridades de la Comisión Europea acerca de este asunto. El resultado no fue todo lo bueno que deseábamos, pero redujo el planteamiento inicial de las autoridades comunitarias. De esa experiencia, me quedo con dos cosas: con los logros obtenidos y, también, con la unidad que demostramos. En efecto, en esa batalla se implicaron las empresas, con Álvaro Platero en primer lugar, pero también el Gobierno central y los de las comunidades autónomas más afectadas: el País Vasco, Galicia y Asturias. También en este caso encuentro un ejemplo de cómo se debe actuar cuando los intereses son compartidos. Porque aquí cooperamos todas las administraciones, sin que nunca el afán partidista se impusiera al interés común.

El tercer motivo de satisfacción tiene que ver con este barco. Uno, que es de tierra adentro aunque viva cerca del mar, no deja de admirarse ante un ingenio con  91 metros de eslora capaz de servir de apoyo a las plataformas petrolíferas en el Mar del Norte. Por su dotación, por sus instalaciones, por su diseño y por su construcción, en suma, el Stril Luna es un auténtico logro de ingeniería. Entiendan que, como ingeniero y como presidente del Gobierno de Asturias, esté orgulloso de que se haya realizado en estos astilleros. Enhorabuena por ello. Estoy convencido de que el barco, segundo de estas características que construye Gondán y gemelo de un tercero que también saldrá de estas instalaciones, responderá a la confianza del armador noruego que lo ha encargado.

Hay otra razón que quiero considerar. Tiene que ver con las raíces territoriales de Astilleros Gondán, tan fuertes en su relación con Figueras y con todo Castropol. Hay un hermanamiento entre Gondán y el municipio difícilmente superable. Por cierto, a todos los presentes que no conozcan este concejo les animo a recorrerlo. Les prometo que, razones gastronómicas de más calado que la propia ría, encontrarán lugares de una especial belleza que les invitarán a frecuentarlo. Y es que el occidente costero es una de las zonas de Asturias con más posibilidades de desarrollo. Mejoradas sus comunicaciones, completada la conexión por autovía, dispone de recursos paisajísticos, agroganaderos e industriales que nos dan pie a pensar en un gran porvenir. De nuevo, aquí, en Astilleros Gondán, nos encontramos con otro ejemplo de ese buen futuro que debemos saber ganar.

Por todo ello, muchas gracias a todos.