La epidemia de la gripe disminuye significativamente en la séptima semana del año y se sitúa en 138 casos por cien mil habitantes. La situación continua siendo de intensidad baja después de haber alcanzado el pico en la tercera semana de enero y la remisión se detecta en todas las edades.

Según los datos facilitados por la Red de Médicos Centinela de Asturias, los virus gripales predominantes durante la semana pasada han sido los B, que conviven con el A pandémico. Esta situación es habitual en la fase de descenso de la onda epidémica, por lo que la Consejería de Salud estima que el final de la gripe estacional se producirá a principios de marzo.

El HUCA, como hospital centinela de Asturias, registró hasta el 16 de febrero 348 hospitalizaciones, de las cuales 143 fueron graves. En el conjunto de la comunidad, los ingresos ascendieron a 1.071 y tanto estos como los casos de gravedad presentaban algún factor de riesgo y la mayoría no estaban vacunados.

Los datos nacionales reflejan que la incidencia de la gripe desciende en todas las autonomías, excepto en Cataluña, donde la intensidad es aún media. Extremadura es la única región en la que ya no existe epidemia.

Durante esta campaña se han vacunado en Asturias 207.466 personas, 5.655 más que en la temporada 2018-19.

El lavado frecuente de manos con agua y jabón, así como mantener una buena ventilación de los espacios cerrados son las medidas preventivas más eficaces para evitar los contagios.

En caso de toser o estornudar se deben utilizar pañuelos de papel de un solo uso para taparse la boca y la nariz, o bien el hueco del codo para evitar contaminar las manos. Asimismo, se recomienda limpiar con frecuencia las superficies que se tocan como los pomos de las puertas, interruptores etc.

Los síntomas de la enfermedad son malestar general, una fiebre alta súbita y tos, que se trata con antitérmicos. Las autoridades sanitarias insisten en que los antibióticos no curan la gripe.