Más de la mitad de la población asturiana mayor de 65 años se ha vacunado ya para evitar las complicaciones de la gripe. La semana pasada, la séptima de esta campaña, se contabilizaron 136.153 personas inmunizadas en esta franja de edad, lo que supone el 52,5% del total y un aumento de un punto porcentual respecto al mismo período de 2017.

La vacunación también ha aumentado en términos generales en comparación con el año pasado. Así, hasta ahora se han inmunizado 186.650 personas, 8.590 más que en 2017, lo que implica un incremento del 4,6%.

Adelantar la inmunización a la llegada de la onda epidémica, que suele coincidir con los periodos más fríos, resulta fundamental para que las personas incluidas en los grupos de riesgo logren una protección eficaz.

Entre los ciudadanos vacunados e incluidos en esos grupos, un 80,1% padece alguna enfermedad crónica y el 12,2% son mayores que deciden inmunizarse, pese a no padecer patologías crónicas.

También han recibido la dosis 46.517 personas de 15 a 64 años y 3.980 menores de 15, que representan un 2,13% del total de inmunizados.

La campaña comenzó el 15 de octubre y se prolongará hasta finales de diciembre. Para esta temporada, se han adquirido 220.000 dosis de vacuna, de las que 158.000 son reforzadas, para personas a partir de 65 años, y las 62.000 restantes tetravalentes, para los menores de esa edad. El presupuesto destinado a la compra se sitúa en 1.059.540 euros.

Esta nueva estrategia persigue la máxima protección para los grupos de riesgo, de manera que el Principado utilizará ahora las mejores vacunas disponibles para cada grupo edad.

Los interesados en vacunarse deben contactar con su centro sanitario habitual para pedir cita previa. También pueden realizar las gestiones a través del portal www.astursalud.es o de la aplicación Astursalud cita previa, que se puede descargar de forma gratuita en plataformas como Apple (Apple Store), Android (Google Play) y Windows Phone (Windows Store) y también desde el portal Astursalud.

Como en años anteriores, la campaña se dirige específicamente a dos grupos: las personas que presentan mayor riesgo de desarrollar complicaciones derivadas de la infección gripal y las que pueden transmitirla a los anteriores por contacto habitual.

Estos grupos se desglosan en los siguientes:

   - Niños (mayores de 6 meses) y adultos con enfermedades crónicas cardiovasculares, neurológicas o pulmonares.    - Niños (mayores de 6 meses) y adultos con:

   - Enfermedades metabólicas, incluida diabetes mellitus.    - Obesidad mórbida.    - Insuficiencia renal.    - Hemoglobinopatías y anemias.    - Asplenia (ausencia de bazo).    - Enfermedad hepática crónica.    - Enfermedades neuromusculares graves.    - Inmunosupresión.    - Cáncer.    - Implante coclear o en espera del mismo.    - Trastornos y enfermedades que conllevan disfunción cognitiva: síndrome de Down, demencias y otras.    - Mujeres embarazadas durante la temporada gripal (noviembre-marzo).    - Residentes en clínicas e instituciones que atiendan a enfermos crónicos de cualquier edad.    - Residentes y usuarios de residencias de mayores, viviendas tuteladas y centros de día.

   - Trabajadores de los centros sanitarios, públicos y privados. Con especial énfasis en los profesionales que atiendan a pacientes de algunos de los grupos de alto riesgo anteriormente descritos.    - Estudiantes en prácticas en centros sanitarios.    - Personas que, por su ocupación, trabajan en instituciones geriátricas o centros de atención a enfermos crónicos, especialmente los que tengan contacto continuo con personas vulnerables.    - Personas que proporcionen cuidados domiciliarios a pacientes de alto riesgo o mayores.    - Personas que conviven en el hogar, incluidos niños mayores de seis meses, con otras que pertenecen a algunos de los grupos de alto riesgo, por su condición clínica especial.