La tuberculosis sigue siendo un serio problema de salud pública en Asturias pese al descenso del númedo anual de casos que se inició hace dos décadas y que continúa. En el año 2015 se registraron en el Principado 126 casos de tuberculosis, en su inmensa mayoría (93%) nuevos contagios, lo que supone una tasa de 12 casos por 100.000 habitantes.

En el año 1998 esta tasa era de 41,5 casos por 100.000 habitantes, unos 300 contagios más al año. La velocidad de descenso se mantiene estable en torno a un 4% anual.

En relación con el conjunto del país, Asturias se sitúa ligeramente por encima de la media nacional, al igual que ocurre con el resto de las comunidades autónomas de la Cornisa Cantábrica y con Cataluña, y está en la media de los países más avanzados de Europa.

La Tuberculosis (TB) es una enfermedad transmisible producida por un tipo de bacterias (micobacterias) que afecta principalmente a los pulmones, aunque también puede afectar otras partes del organismo. Se transmite básicamente por vía aérea. Pese a la facilidad con la que se transmiten, solo un 10% de las personas afectadas desarrollarán una enfermedad tuberculosa, la mitad en los dos primeros años.

Se trata de una enfermedad que se puede curar si se siguen correctamente las pautas médicas y se completan ls tratamientos, que suele durar varios meses. De ahí la importancia de una detección temprana y la necesidad de un seguimiento intensivo de los casos y un estudio riguroso de las personas que mantienen contacto con las personas infectadas para seguir conteniendo esta enfermedad.

 

La enfermedad es más frecuente en hombres que en mujeres (58% y 42% respectivamente) y con unas mayores tasas de incidencia en los grupos de más de 75 años y de entre 25 y 34 años, con 26,8 y 15,4 casos por 100.000 habitantes respectivamente.

La forma de presentación más frecuente continua siendo la tuberculosis pulmonar exclusiva con un 50,8% de los casos. Los factores de riesgo más frecuentes son el tabaquismo, con un 23%, la diabetes y el contacto con caso de tuberculosis, ambos con un 16,7%, y la neoplasia y la inmunosupresión, en el 9,5% de los casos para cada uno de ellos.

El sistema básico para la vigilancia de la tuberculosis es el trabajo a través de un programa de Enfermedades de Declaración Obligaoria que consta de una declaración inicial del caso (sospechoso, probable, confirmado) y una encuesta epidemiológica de fin de seguimiento, con información relativa al resultado del tratamiento del caso para proceder a su cierre. De ahí la necesidad de una correcta notificación de los casos de TB bacilíferos, que resulta preocupante por tener importante repercusiones en la salud pública.

El director general de Salud Pública, Antonio Molejón, considera que es necesario “hacer una llamada a la sensibilización para seguir combatiendo esta enfermedad de una manera proactiva con un diagnóstico precoz, un seguimiento estrecho de los casos para garantizar que se completan los tratamientos y profundizando en los estudios de contacto para cortar la cadena de transmisión de la enfermedad”.