En Asturias hay 1.342 personas que precisan tratamiento renal sustitutivo; es decir, diálisis o trasplante, y más de la mitad, concretamente 719 (53,6% del total) están trasplantadas. Del resto, 507 (37,8%) están en hemodiálisis y 116 (8,6%) con diálisis peritoneal, según los últimos datos disponibles.

Desde 2010, la cifra de trasplantados en el Principado no ha dejado de crecer hasta situarse el año pasado en 77, cinco más que en 2017. La media de edad de los pacientes que han recibido un riñón es de 53 años.

El Principado es una de las comunidades con mayor porcentaje de personas en diálisis peritoneal, una técnica más efectiva que la hemodiálisis ya que mejora notablemente la calidad de vida de los afectados y que en los últimos años se ha impulsado en todo el mundo. Una vez que al paciente se le coloca el catéter y se le entrena en la técnica, puede realizarla en su domicilio manualmente durante el día o conectado a una máquina, situada en la mesilla de noche, mientras duerme. Es un proceso sencillo, pero exige mucho control en la higiene para conseguir buenos resultados.

En 2017 comenzaron un tratamiento sustitutivo en Asturias 147 personas, con una media de edad de 67 años. De ellas, el 71% lo hicieron en hemodiálisis, casi un 3% recibieron directamente un trasplante y el 26% restante empezó diálisis peritoneal.

Las causas más frecuentes asociadas con la enfermedad renal en el Principado y que provocan que una persona necesite tratamiento son la diabetes, en el 20% de los casos, y los problemas vasculares, en el 21%.

Mañana se conmemora el Día Mundial del Riñón, efeméride que se celebra siempre el segundo jueves de marzo. El lema de este año es Salud renal, para todos y en todos lados, con el que se pretende hacer hincapié en la necesidad de universalizar las medidas de prevención y tratamientos de las enfermedades renales.

El objetivo es sensibilizar sobre la importancia de mantener hábitos de vida saludables, que constituyen la mejor prevención frente a la enfermedad crónica. Entre otras actuaciones, se aconseja seguir una dieta equilibrada que incluya frutas y verduras, reducir el consumo de sal, hidratarse correctamente, hacer ejercicio físico y evitar el sobrepeso, el tabaco y el abuso de antiinflamatorios, además de controlar la presión arterial.

Se calcula que 850 millones de personas en el mundo sufren algún grado de enfermedad renal y que esta patología causa al menos 2,4 millones de fallecimientos al año, lo que la convierte en una de las causas de mortalidad de más rápido crecimiento en la actualidad.