100 AÑOS DE SANTA LUCIA EN COCEÑA.

Sobre el peso de las tradiciones...

Ahí les muestro una “semeya” per guapa de la romería de Santa Lucía en Coceña de hace cien años ahora mismo en Agosto ya ven... Y bien poco es, ya que como verán si continúan leyendo, la cosa viene de bastante más lejos ya.

LA HISTORIA Y TODO ESO...

Si bien las primeras referencias escritas sobre La Cofradía de Santa Lucía (Copia de la Bula Papal que autoriza la fundación de la misma, etc.) nos trasladan a principios del siglo XVII, no cabe la menor duda de que el origen de su Fundación se remonta varios siglos atrás, otra cosa es lo que solía ocurrir en estos casos, pues siempre llegaba un momento tarde o temprano en el que se hacía necesario regular su funcionamiento, personificado por norma general en la figura de un Mayordomo responsable de la Administración de sus bienes, bajo la supervisión anual de un visitador representante del Obispo, de Oviedo en este caso.

Claro que aquí, debemos tener en cuenta un aspecto importante en lo que a la localidad de Coceña se refiere, pues pertenece a la parroquia de Gobiendes, y claro, a nadie se le escapa que la mayor parte de la parroquia de Gobiendes fue uno de los territorios que más tarde se incorporó al Concejo de Colunga, - cuatro días como quien dice - pues formaba parte del Coto Jurisdiccional de Carrandi, así que para nada debe extrañarnos que en el Libro parroquial referido a la instauración y desarrollo de la Virgen y Mártir Santa Lucía, se haga referencia a los Junco, señores del citado Coto del que formaba parte tal como ya se ha indicado la mayoría de la actual parroquia de Gobiendes, que como saben incluye entre otras quintanas y caseríos las actuales localidades de Gobiendes, Coceña y Loroñe además de parte importante del territorio Norte del Monte de Carrandi (mal llamado Sueve). Practicar entre sus miembros una hermandad cristiana, fomentar entre los Cofrades el recuerdo a sus difuntos, y propagar como no, la devoción a la Santa (Santa Lucía Virgen y Mártir) eran los primarios fines de la Cofradía a la que se fueron añadiendo progresivamente otros, como la organización del festejo que nos concierne entre otros.

Contaba para ello con los habituales medios económicos con los que funcionaban estas entidades, limosnas, ofrendas en especies (pan, escanda, carne, etc.) que eran subastadas el día del festejo tal que hoy, así como la protección secular de los señores del Coto y otros particulares bien solventes pertenecientes a familias de la nobleza local, como los propios Isla oriundos de la parroquia o los Alonso de Cobián del cercano lugar de Loja entre otros, tal como lo atestiguan claramente los apellidos de los Mayordomos: “Cobián, Bueño, Caravia, Llames, etc. Las primeras referencias (escritas) sobre la celebración de la fiesta en la actual capilla se remontan a mediados siglo XVII, aunque sin duda venía ya celebrándose mucho tiempo antes. Con posterioridad hay noticias de nuevas remodelaciones, así como de la progresiva adquisición de retablos, crucifijos, campana, cáliz y demás ornamentos necesarios para la celebración del culto, siendo el retablo actual de 1922 (costeado en su totalidad por Doña Lucía de Montes) que sobrevivió milagrosamente –aunque con daños – a la destrucción de 1.936 durante la guerra. Pocas fiestas de Santa Lucía se celebraron ya después de esa fecha, pues la penuria económica, las huellas del conflicto bélico y otras necesidades más básicas impidieron hasta pasados unos años devolver el esplendor de nuevo a la capillina, en una época ya en que la modernidad andaba - al contrario que ahora – un tanto reñida con “les fiestes de prau”

Fue el entusiasmo de los vecinos en la década de los 80, lo que logró recuperar brillantemente la Romería y Verbena actual, cada vez más masiva y lucida por cierto, con “puya” de ramu (que se lo digan a José Ramón Gancedo) gaiteros, comida popular y un gran número de actividades para todos los públicos sin olvidar el infantil desde luego que suele ser siempre –como no – el más agradecido.

Sería de desagradecidos no hacer mención aquí a Adolfo (q.e.p.d) “alma mater” de la recuperación de la tradición. No me gusta emplear “motes” o apodos de pueblo, no porque no formen parte de nuestra peculiar idiosincrasia – pues vaya que si forman - sino porque la mayor parte de las veces son peyorativos, aunque este no sea el caso, pero es que a veces tapan al nombre real de tal manera que de no citar el alias “Pesetona”, esta vez, nadie lo identificaría y tampoco es la cosa.

 Luego, ya al dejarlo Adolfo por motivos de edad y eso, fue mayoritariamente la gente joven que viene en verano la que tomó el relevo para organizar el festejo, cada vez más lucido y concurrido por cierto. Una hermosa romería de prau para todos los públicos que se conoce ya como “Fiesta de los veraneantes” pues por las fechas en las que se celebra éstos triplican como poco a la población autóctona ya. Si se la pierden, pues peor para ustedes, claro… 

¡Pero, eso sí, que no me entere yo ehhh! 

¡Pues eso…!