Apuntes historico-artísticos sobre los concejos de Colunga y Caravia

Resumen de un trabajo realizado en 2001 por Choni Busta y coordinado por JF Cima, con el apoyo de la DG de Empleo del Principado de Asturias. En breve publicaremos más apartados de este trabajo que hemos ido recuperando.

Los concejos de Colunga y Caravia conservan la riqueza de su arquitectura y cultura tradicional. Pero cuentan con grandes deficiencias en la conservación y utilización de este patrimonio.

Debemos intentar recuperar y mantener nuestras costumbres, para contribuir a preservar lo mejor de las tradiciones de nuestros concejos, de nuestra tierra.

Las tradiciones culturales también se pueden conservar a través de la divulgación escrita. Gracias a esta, sabemos de la existencia de muchos elementos,  que ahora no se conservan. Tan importante es recoger y mantener archivada la mayor cantidad posible de documentación gráfica sobre cada elemento estudiado; pues no sólo puede ser importante testimonialmente, sino también como referente cuando se intenten llevar a cabo restauraciones, estudio de diferentes tipologías, etc.

Estos dos concejos, disponen de unos recursos con un gran potencial de desarrollo, como son los culturales, el medio ambiente, la artesanía y elementos etnográficos.

A través de la recuperación del patrimonio de todo tipo, se podría apreciar la riqueza de estas zonas. Contribuyendo a preservar la memoría de costumbres que aún están muy cercanas en el tiempo, pero a la vez muy olvidadas, en particular por los jóvenes. 

Los recursos patrimoniales etnográficos cobran aquí un especial interés  por su antigüedad y calidad. 

Es el lagar uno de los elementos etnográficos más importantes. Siendo la sidra la bebida típica del norte peninsular y quien proporciona la denominación a la comarca.

Cada campesino tiene sus propias pumaradas y elabora la sidra para su consumo. Recorriendo las distintas parroquias, nos encontramos con una gran variedad de llagares, que van desde el de dos fuxos hasta el casero de pequeñas dimensiones, pero todos estos con fuxos de hierro. Los escasos ejemplos de llagares tradicionales de fuxo de madera, que existían en el concejo se conservan en la actualidad en el “museo de la sidra”, situado en la localidad de Nava.

A modo testimonial podemos recoger el gran llagar que se conserva en el palacio de la Riera, con un gran fuxo realizado en madera de roble.  

                                          Fuxo de madera 

Cada familia elabora su propia sidra, gracias a esto nos podemos encontrar con una gran variedad de llagares, sobre todo de tamaños, dependiendo del consumo y de las pomaradas de que el  campesino disponga para la fabricación de la misma, pues no es normal que se compre manzana.  

Esta elaboración va desde el lagar grande, de dos fuxos por lo menos, donde se obtiene mucha sidra, hasta el casero, de reducidas dimensiones. De todos ellos en Libardón podemos encontrar el de fuxo de hierro, de grandes dimensiones, conocido como la “pumarada”. 

                                             Llagar de la pumarada

Todavía hoy podemos contemplar el gran llagar de la pumarada, con una capacidad para 70 sacos de manzana. Este llagar ya tiene el fuso de hierro.

Todos los utensilios de mallar se siguen conservando, las tinas, los toneles, embudos, palas, mayos etc. También se conservan los armarios en que cada dos años se metían las botellas de sidra. Este llagar estaba en la planta baja de un edifico, en la primera planta se ubicaba el bar de que disponía el mismo. Muchas eran las personas de Libardón y alrededores que se acercaban a tomar sidra a la "pumarada".

En una de las habitaciones contiguas podemos contemplar la cocina tradicional asturiana, con el típico llar y la chimenea de madera. El llar se localiza en un ángulo de la cocina, en la cocina no sólo se prepara la comida, sino que en ellla se reúnia la familia a comer, charlar e incluso a dormir. De los elementos de la cocina la pieza fundamental es el llar, losa de piedra sobre la que se enciende la lumbre. Sobre el llar se abre la chimenea clásica de campana con guarda, una tabla a manera de cornisa. 

De la tradición oral popular, recoge una de la publicaciones de la sociedad de fomento, la siguiente cancioncilla, Su autor en José Ramón de la Campa:

               "Si vas a puerto de Sueve

               Bajarás por Degollada

               Si quieres tomar buena sidra

               entrarás na pomarada."

En la misma Parroquia de Libardón nos encontramos con otro de grandes dimensiones. El conocido como el “llagarón”, parece ser según nos cuentan los vecinos perteneció  al conocido Palacio de Libardón, bastante cercano a este se encontraba el “llagarín” de reducidas dimensiones.

Estos dos llagares conocidos popularmente como el "llagarón y el llagarín", se encuentran en la finca contigua al palacio de Libardón. Situados ambos en el barrio de abajo, de dicha  localidad.

Siendo la sidra la bebida típica del campesino asturiano, tuvo en Libardón un gran desarrollo la fábrica de la misma. Tal vez se dan en esta zona las condiciones idóneas para la producción de la manzana. Dos pumaradas inmensas abastecían a los llagares, Lerón  y Cades.

El llagarón tenía un fuxo de hierro. Disponía de 22 toneles,7 pipas y dos prensas . La capacidad del llagar era cuatro veces el de la pumarada.

En la actualidad el edificio se conserva en pie, tapado por los matos. En uno de sus muros laterales se puede observar un porche, que serviría de cobijo a los carros que se acercasen a llevar la manzana. El edificio del llagarón era de planta cuadrada y de grandes dimensiones. El llagarín de planta alargada se disponía en un lateral del mismo y contaba con un hermoso corredor torneado.

 El edificio del llagarín se utilizaba a modo de bar, en el se despachaba la sidra, se almacenaban las botellas en grandes armarios y también había baile. La sidra también se vendía al por mayor.

                                             Llagarón y llagarín

Junto a estos edificios había una fuente, de agua corriente, cuya agua se utilizaba para lavar las botellas, y para las necesidades del llagar. 

Canción facilitada en julio de 1957, por Elisa Valle. Y recogida posteriormente en la publicación de la sociedad de fomento. Dice lo siguiente:

                  " En domingo, si Dios quiere

                tengo de ir a Libardón.

                Tengo de beber la sidra

                del tonel del Llagarón."

La fabricación de la sidra se llevó cabo en los dos concejos, y aún en la actualidad se conserva dicha tradición arraigando con fuerza en las generaciones jóvenes.  En este apartado he señalado los dos ejemplos de Libardón, pues me parecen bastante importantes. No sin olvidar, que en todas las parroquias de estos concejos podemos encontrar, uno en cada casa.  

La conservación de los llagares en desuso, no es tan mala, como cabría esperar, pues estan protegidos bajo techo, pero en muchas  ocasiones la madera es atacada por la polilla, ó los edificios que los albergan son tapados por los matos, sus techos se vienen abajo y se desploman sobre las maderas del llagar.  

También se han añadido al inventario el gran número de molinos de agua, a los  que el rio Libardón, una de las principales arterías fluviales del concejo de Colunga, da impulso. La mayoría de ellos se regian por  el régimen de vecería, la propiedad era compartida por los veceros, se repartian los dias, e incluso las horas de molienda. En muchos de ellos se aprovechaban las horas nocturnas, bien porque eran muchos veceros,  o porque la estacionalidad de las lluvias obligaba a ello. 

Aunque el régimen de propiedad dominante, era la vecería, no dejaba de haber molinos que eran propiedad de una sola persona, y se regían por el régimen de maquila. Donde la figura del molinero, tomaba protagonismo y cobraba su trabajo en especie, por medio de la maquila. Se cobraba  una medida que equivalía a cuatro  kilos de harina molida.   

Siendo en aquellos momentos la harina fabricada, la base de la alimentación.

De algunos de los molinos inventariados recientemente, no queda ningún resto. Pero gracias a la publicación  de “Alonso Zamora Vicente”, sobre el léxico rural asturiano, podemos recoger el documento gráfico de uno de los desaparecidos.  Es el molino del “Fabareyu”.  Molino  situado en las proximidades de la iglesia parroquial. Llegamos a él, por medio de una carretera asfaltada.

Cuando escribía: Alonso Zamora Vicente, su libro sobre la parroquia de Libardón, nos dice que tan sólo quedaba el molino del Fabareyu moliendo en dicha parroquia. Molía con dos juegos de muelas. En la mencionada publicación se recoge una fotografía del mismo, en la que podemos observar la típica planta rectangular del molino asturiano, con un gran arco de desagüe, sobre el que abre una ventana y por encima de esta un pequeño casetón, rompe el faldón de cubierta. Tal vez disponía el molino de un pequeño desván. Adosada al edificio del molino se encontraba la casa vivienda del molinero, tanto el molino como la casa cubren a dos aguas. Sobre el cuerpo de la casa de una sola planta, se levanta un espacio abuhardillado, con dos ventanas.

Hace pocos años la casa y molino han sido desmontados y reaprovechados sus materiales para la construcción de una cuadra.

A modo testimonial del molino, queda  parte de la canaliega, la reja y el cubo. Del cual nos llama especialmente la atención su gran altura. En una casa próxima a la iglesía podemos contemplar las muelas y frayones, ahora reutilizados como elemento decorativo, en una cerca de cierre.

El molino no está situado sobre el cauce del río, el régimen irregular de las corrientes de montaña no lo toleraba.

Otro de los más importantes de la parroquía de Libardón es el de “Gregorio”. Situado junto al lugar del Cueto, antes de la llegada a Libardón, cruzamos la carretera y nos adentramos en una zona boscosa a través de pistas forestales, una vez que alcanzamos el río,  nos encontramos en la zona conocida como "llano del molín".

Cruzamos el río, caminamos unos 300 metros, y a la margen derecha del mismo,  nos encontramos el molino de Gregorio.

El edificio de este molino, se puede encuadrar en la tipología de pequeñas dimensiones, de planta rectangular y cubierta a dos aguas. En el frente abre un gran arco de desagüe, formado por grandes piedras dispuestas verticalmente y escasamente trabajadas. Sobre el arco abre una pequeña ventana. La entrada al mismo se hacía por una pequeña ventana. En su interior se conserva la maquinaria de molienda. La entrada al mismo se hacía por uno de sus laterales. Molía con una sola muela por el régimen de vecería. 

                                             Molín de Gregoriu

La maquinaría de molienda se conserva gracias a que hace ahora escasamente unos 15 años, se puso a funcionar por última vez, tras haber llevado a cabo  una pequeña restauración.

Justamente por detrás del edificio del molino, se le adosa el cubo, de fábrica de buena piedra, tiene gran altura, una inmensa losa tapa por completo la parte superior del cubo. A este llega la canaliega revestida en su último tramo de piedra.

Parte del tejado y del suelo se han venido abajo y es bastante probable, que si no se emprenden medidas de conservación inmediatas, tal vez en pocos años el edificio del molino se nos venga abajo con todo.

La canaliega recorre aproximadamente  1 kilómetro, desde el lugar donde era represada el agua.

No sólo había molinos de agua, sino también tenemos los de rabilar o pisar, es el nombre con el que se conoce el molino de mano, que se destinaba a separar el grano de la escanda de la película que lo envuelve. 

                                             Molino de Villaescusa

Parece que en Libardón había uno en la localidad de Pumerín, pero el mejor conservado en la actualidad tras una reciente y acertada  restauración, es el podemos encontrar en la localidad de Villaescusa.     

Se localiza sobre un terreno rocoso, en una zona de acusada pendiente. La planta del edificio que cobija al molino tiende al cuadrado y cubre a dos aguas. La fachada no tiene muro está totalmente abierta y en su parte trasera llega hasta una altura media.

Este no es un molino harinero, pero su mecanismo y funcionamiento es similar. Es un molino de desergar, se utilizaba para separar, romper la cáscara de la escanda, era de mano.

Una vez rota la cáscara, se echaba al aire para quitarle los posibles restos que pudieran quedar. Ahora era cuando le tocaba el turno al molino harinero.  

A este molino se acercaban los vecinos de Libardón, Pernús, y Santa Eugenia, localidad del vecino municipio de Villaviciosa.

Varias son las iniciativas privadas, que han acometido la restauración de molinos de agua. La mayoría de estos son propiedad de una sola persona. Sin embargo los que quedan por restaurar, conllevan la dificultad de pertenecer a varios propietarios. Las restauraciones emprendidas dan como resultado, que tan sólo contemos en Colunga, con un molino en funcionamiento. 

           Al inventario también se han añadido las escuelas hechas con capital indiano y demás edificios.

          En Colunga contamos con tres centros de educación, las escuelas de Carrandi, hechas por la Fundación Sánchez Pando.  Fue costeada por los hermanos Cayetano, Vicente y Pedro Sánchez, de casa Caveda, emigraron a Buenos Aires, donde se dedicaban al comercio. Destinaron fondos para subvencionar a los maestros y adquirir material escolar.

La fundación Montoto, en Colunga fundó y costeo las escuelas cristianas que acogían la enseñanza primaria.  Luis Montoto Covian y su esposa, María de la Concepción Hernadez Alonso, fundaron y costearon las escuelas que acogían la enseñanza primaria y crearon, en 1908, una fundación para su gestión 

                                              Fundación Montoto

También en Libardón se llevó a cabo la edificación de una escuela y anexa a esta, la casa vivienda del maestro. Esta escuela fue donada al pueblo por la Sociedad Vecinal de Fomento de Libardón.

En el concejo de Caravia también encontramos edificios construidos con capital indiano, la Escuela de Ave María (1915-1929), financiada con dinero indiano y adscrita al proyecto pedagógico del Padre Manjón, además de la enseñanza primaria tuvieron una especial importancia los estudios de comercio- contabilidad, teneduría de libros, idiomas-,destinados a formar y preparar nuevos emigrantes masculinos.

Y el casino situado en la localidad de Prado, todavía hoy se conserva casi intacto.  Y algún que otro panteón situado, en los cementerios de Prado y de Duesos.

                                             Panteón