DE CONQUISTADORES DE AMERICA Y TODO ESO...

Colungués en la expedición de D. Pedro de Alvarado.


DE CONQUISTADORES Y TODO ESO…

De todos es sabido que entre los primeros conquistadores del Nuevo Mundo, hubo gentes de todo pelaje, claro que aparte de algunos aventureros ambiciosos y con ciertos posibles ansiosos de incrementar en la mayoría de los casos su menguada fortuna a toda costa, pocos cristianos en su sano juicio emprendían la aventura americana debido claro está a los riesgos que ello llevaba aparejados.


Otra cosa es que la necesidad, la desesperación, el bloqueo de una gente inconformista en la mayoría de los casos o en algunos simplemente aventurera de natural, que haberlos “haylos” – permítaseme la arcaica construcción, sin duda, empujaron a los más a una aventura verdaderamente incierta por no llamarla directamente temeraria.


Unos acabaron ricos, disfrutando de sus encomiendas, y otros los más quedaron a mitad de camino, enfermos, pobres de solemnidad o lo que es peor, mutilados y abandonados a su suerte.


Los menos murieron de muerte natural (lo que en aquellas circunstancias era verdaderamente excepcional) los más de muerte violenta, a manos de los indios, o para qué engañarnos, a manos de sus propios camaradas, que bien es sabido desde siempre la afición de nuestros compatriotas de pelearse entre ellos y con ansia además, eso para nada es novedad, de toda la vida.


En cualquier caso más del 90% se quedaron en Indias y fueron la base de una Nueva España, que a pesar de lo que nos repita reiteradamente la Leyenda Negra antiespañola bien atizada por quien todos es sabido ya, diga, generó un Nuevo Mundo, civilizado y sensiblemente mejor del que encontró.


No obstante el mito extremeño, el Nuevo Mundo, fue ya desde el principio fuente de atracción para todos los lugares de nuestra Iberia, desde el momento en el que un inconformista con ganas de aventura emprendía desde su alejada aldea asturiana, gallega, aragonesa, manchega o andaluza con sus más que precarios medios camino a Sevilla para embarcarse en un navío con un atestado heterogéneo grupo de gente que por norma general ni siquiera sabía si se dirigía a Santo Domingo, Cuba, México o cualquier otro territorio desconocido aún. La mayoría de ellos eran analfabetos desesperados, aunque una minoría ilustrada dejó relación escrita bien detallada de lo que vieron o de los hechos que participaron que más de un Bernal Díaz del Castillo hubo sin duda…


Entre estos incipientes conquistadores aparecen varios asturianos, reseñados en algunas fuentes, como, Alonso López de Lois, Juan Bueno, Rodrigo de Hevia, Alonso de Luarca, o Diego de Colio entre otros.


Pero en lo que a nuestro solar atañe y de eso va la cosa, hubo también colungueses en la primera época de la conquista y seguramente no pocos, otra cosa es que tal circunstancia haya sido objeto de investigación o no, que lamentablemente es que no.


Aquí tenemos un buen ejemplo que se puede deducir del primer párrafo de este documento del Libro de asientos de pasajeros de la Casa de Contratación del Archivo General de Indias de Sevilla, donde buscando otras cosas me encontré con esta signatura:


CONTRATACION, 5536, L.5, F.329V (1)


que hace referencia a un personaje de nuestro solar llamado Cristóbal de Balbín, indicando que se trata de un hijo de D. Pedro de Balbín y de María González de Mesa, vecinos de la Pola del Concejo de Colunga que es en las Asturias de Oviedo que se enrola en la Armada de D. Pedro de Alvarado.

Sin duda se trata del bien documentado viaje de regreso a Guatemala del conquistador pacense D. Pedro de Alvarado después de habérsele otorgado la Gobernación por un periodo de siete años, expedición que partió a principios de 1.539 desde el Puerto de Sanlucar de Barrameda compuesta por los galeones Santa Catalina, Santa María de Guadalupe y Trinidad.

Este es un buen ejemplo de cómo eran las cosas en aquellos tiempos en los que nadie debe dudar del valor de un hombre que seguramente habiendo oído cantos de sirena de lo que se contaba del Nuevo Mundo, emprende viaje a Sevilla – no se sabe como - desde una aldea asturiana, un viaje al menos de ida a un lugar que ni se sabe.


Claro que en este caso, todo parece indicar que no se trata de un paria, ya que el linaje de los Balbín de Colunga – de Lue, concretamente - es bien conocido desde tiempos inmemoriales y bien documentado en nuestro solar, pero ya se sabe, los mayorazgos, los segundones de Hidalgos o la simple ambición o ganas de aventura o quien sabe que otras circunstancias pudieran haber empujado a un joven que con toda probabilidad jamás había salido de su aislado terruño a emprender una aventura de tal magnitud y de tan dudosa fiabilidad.

Ahí tienen el documento: