Descenso del río Libardón en Desca. Una tradición a recuperar y conservar

"La carrera de Desques - Descenso del Rio Libardón en Desca", se  trata de una curiosa y antigua tradición, consistente en una carrera que se celebraba para la fiesta de San Hilarión, en Colunga (Solriberu) a finales de agosto, sobre Desques o Maseres o Duernos, de los los gochos. Esta fiesta también era célebre por una gran chocolatada. Hace ya varios años que se recuperó en 2012, para volver a olvidarse. Aquí os mostramos material gráfico que grabamos entonces y un texto de OmarPardo Cortina

Descenso del Libardón en desca (Duernu):

"La carrera de desques- Descenso del Río Libardón en desca" (por Omar Pardo Cortina)

La carrera se celebraba para la fiesta de San Hilarión, a finales de agosto. En esa fiesta también era célebre una gran chocolatada.

"En mi pueblo, haciendo de la necesidad una virtud, dado que no teníamos el Sella para realizar el Descenso, organizábamos La carrera de desques. La desca se utiliza en la matanza del gochu para, una vez acuchillado y desangrado, colocar el cerdo y escaldarlo con agua hirviendo para desollarlo.

El acontecimiento se celebraba con gran éxito de público que abarrotaba las riberas del río y el puente de llegada. Lo del tren fluvial aún sigue en estudio, más o menos como el del ferrocarril Gijón-Ribadesella. Pero ese es otro tema. Pues, como decía, cuando se acercaba la Fiesta de Les Piragües, pasado el tiempu les chapes llegaba, cómo no, el tiempo de les piragües. Como su propio nombre indica, era el momento de jugar con les piragües. Como no había forma de comprar piragües en el "Todo a cien" que no había en la esquina, teníamos que fabricarlas. Las piraguas que fabricábamos estaban compuestas por tres elementos, a saber, la piragua propiamente dicha, las palas y, obviamente, el palista.

Para hacer la piragua había que buscar un trozo de madera grueso y de unos treinta centímetros de largo. La madera no debía estar muy verde por algo que les contaré. La obtención de esta materia prima no solía ser muy dificultosa. Por doquier aparecían pilas de leña cerca de las casas y siempre había algún trozo que valía. No importaba mucho el tipo de madera pero si era de haya o de roble mejor. Se la daba una primera forma muy tosca con el hachu y a partir de ahí aparecía el instrumento estrella: la navaja. En cuanto uno habla de navajas enseguida se piensa en las de Toledo o Albacete. Pero no, nosotros solíamos utilizar otras navajas de gran calidad pero quizás menos conocidas fuera de Asturias: las de Taramundi.

Para la forma de la piragua nos inspirábamos en las que habíamos visto hacer en el taller de los Hermanos Cuesta de Ribadesella. Yo tenía la suerte de tener un primo que residía en una vivienda cuyo portal era contiguo al taller de los Cuesta y pasábamos horas viendo hacer piraguas. En aquella época las piraguas aún eran de madera y no de materiales sintéticos como ahora. Tras el pulido y barnizado quedaban preciosas. Por cierto, los Cuesta no sólo eran constructores sino que algunos de ellos fueron grandes palistas y ganaron el Descenso del Sella. También sufrieron en 1952 la aparición de la "pedaliera" a mano de unos palistas italianos. Hasta ese momento los giros los hacían los palistas bogando uno y ciando el otro. Los italianos introdujeron el control del timón con los pies y ganaron el Descenso, pese a que los Cuesta les ganaban terreno en las rectas, según cuenta Sánchez-Ocaña en su libro "Las piraguas" publicado en 1968. (...) una vez tallada la pulíamos; pocas veces disponíamos de papel de lija y lo hacíamos con la misma navaja. Por último, la bañera no la perforábamos sino que únicamente la dibujábamos.

Para hacer palista y pala era otro cantar. En este caso había una materia prima tan ideal como escasa: el palu escoba. Aunque alguna vez se podía "distraer" la escoba de algún vecino, no podía hacerse tan a menudo como se necesitaba. De hecho, nos pasábamos el año guardando palos de escoba. Pero como también eran útiles para otros menesteres competíamos con los adultos y estábamos en una cierta desventaja. El tallado del palista no planteaba ningún problema y en unos minutos estaba listo. Sólo había que tener algo de cuidado no hacerlo larguirucho para no elevar el centro de gravedad de la piragua y tener problemas de estabilidad.

Por último, las palas, era quizá el elemento más dificultoso para fabricar. Tropezábamos con el mismo problema que yo, osado dibujante, me he encontrado para dibujar la imagen: las palas no están en el mismo plano sino en planos diferentes que se cruzan con una desviación de 90°. Para mí, que no soy dibujante, me cuesta mucho encontrar la perspectiva para manifestar eso. Pues bien, a la hora de tallarlos el que las palas estuviesen cruzadas añadía alguna dificultad al agarrar el palu escoba y que al tallar una no se rompiese la otra. Ya sólo faltaba ensamblarlo todo. Para ello con un pequeño clavo sin cabeza clavábamos las palas al "pecho" del palista y, por último, clavábamos la piragua a la parte baja del palista. De ahí la importancia de que la madera no estuviese verde, porque entonces al clavarla se resquebrajaría.

Y una vez construidas las piraguas, había que ir a hacerlas navegar al Ruxetu (Arroyo de Ribadesella según informa el autor). Cerca del pueblo de mi abuela pasa un río relativamente grande y el Ruxetu es un pequeño arroyo que desemboca en él. Hoy está casi seco pero en aquella época tenía un caudal aceptable. El nombre siempre me gustó. Rugir=Ruxir. Ruxetu=Rugidor.

Y es cierto que era un arroyo cantarín. En esos tiempos en casa de mi abuela no había agua corriente y para todos los usos, excepto para beber, había que ir a buscar agua al Ruxetu. Era la primera tarea del día y casi siempre nos tocaba a los pequeños que íbamos encantados. El lugar donde íbamos a buscarla era una zona más profunda que el resto donde el agua remansaba. Luego el arroyo se introducía en un tubo muy grueso, para atravesar un camino, y salía a una zona más ancha donde el agua se expandía y perdía profundidad. La salida de las competiciones se producía a la entrada del tubo y la llegada era unos cincuenta metros más abajo. Como a la salida del tubo el agua perdía profundidad y rapidez al expandirse, con piedras hacíamos canales para el agua consiguiendo así caudal y velocidad para las piraguas. Además el "circuito" cambiaba de una vez a otra.

Este era el escenario de nuestros "Descensos". Pero el Ruxetu era algo más. A veces, cuando levantábamos las piedras para hacer el circuito de debajo salía una trucha o, más veces, una anguila. Alejandro, de quien ya les hablé, no sólo era hábil esguilando a los árboles o disparando con el gomeru, también tenía muchos reflejos con el tenedor. Cuando tocaba ir de pesca al Ruxetu aplicábamos lo de la división del trabajo: uno levantaba la piedra y, si debajo salía una trucha o una anguila, el otro clavaba el tenedor. Alguna que otra merienda se organizó tras una jornada de pesca"

                         

           

Este vídeo fue patrocinado, en su día, por Construcciones Suárez Berdayes, cuyo gerente, Félix. falleció hace unos eses. (q.e.p.d.) gran colaborador de todo lo deportivo y lo que beneficiaba a su concejo, como Búscolu.

Aquí os mostramos alguna imagen de antiguos descensos:

 

JUEGOS INFANTILES SAN HILARIÓN 2011