Sobre asuntos cotidianos...
EL ALSA. LINEA COLUNGA - RIBADESELLA (1.889) Existen casi sin que nos demos cuenta muchas veces importantes vínculos en común entre personas y generaciones de un determinado entorno o zona concreta que por azares del destino nos fue común.
Una de ellas y no la menos significativa por cierto es el medio habitual en el que nos transportábamos, pues en él aunque esporádicamente y sin darnos casi cuenta pasamos una parte más o menos importante de nuestro tiempo.
En esos artilugios constantemente evolucionados – cosas del progreso, se supone – hemos pasado casi todos una importante parte de nuestras vidas y vivencias, el primer viaje de niño a Oviedo, la típica excursión del catecismo a Covadonga; la excursión escolar de fin de curso, la visita al hospital al pariente enfermo, luego el transporte escolar diario, o cuando te tocaba, el bono transporte –gratuito, eso sí – que te llevaba raudo y veloz a recoger el petate y la “blanca” a la caja de Reclutas de Rubín y luego ya lo que iba surgiendo.
No son pocas las vivencias y recuerdos buenos y malos de esas idas y venidas que nos demos cuenta o no marcaron a veces el destino de nuestras vidas. Desde esas ventanillas en movimiento, hemos ido conociendo poco a poco nuestro entorno, a través de ellas iban pasando paisajes y paisanajes hasta entonces desconocidos, en esos artilugios hemos cantado, nos hemos divertido, hemos hecho amistades, nos hemos aburrido y mareado y a veces quién se lo iba a imaginar hemos conocido como el que suscribe a la chica más bonita que haya existido jamás, en definitiva, que nos demos cuenta o no, esos tiempos muertos camino hacia algún objetivo, hacia alguna parte han sido a veces recortes muy importantes – a veces los más - en el periódico de nuestras vidas.
En nuestro caso, hablamos como no del A.L.S.A. pequeña empresa de Transporte de diligencias de Luarca que poco a poco se fue abriendo paso hasta lo que es hoy, uno de los emporios del sector más importantes del mundo con presencia en todas las latitudes, como ustedes seguramente saben.
Estes “semeyes” que ahí pueden ver son una muestra de la evolución de nuestro vínculo común, desde la primeras diligencias de “La Ferrocarrilana de Luarca” concesionarias de la línea Colunga – Ribadesella que ahí tienen en su parada de cinco minutos en Caravia en el año de 1.889, hasta los autobuses de gasógeno de la postguerra, con el maletero arriba que también se habilitaba en caso de apuro para pasajeros (a la fuerza ahorcan), pasando por los primeros modelos diesel de los años cincuenta sesenta y setenta, hasta los magníficos “Pullman” eléctricos o turboalimentados de hoy, producto de una lógica evolución de las cosas, pero evolución técnica solamente, porque las vivencias, los recuerdos y los vínculos de unión a pesar de las comodidades modernas van a seguir siendo siempre los mismos, y es que hay cosas que permanecen y nunca cambian, y eso es lo verdaderamente importante, bien pueden creerme que ya voy pa viejo, y ya saben aquello de que más el diablo por viejo que por diablo… Pues eso…
A ver... que con mi infinita torpeza habitual,he enviado por error. claro (no sé como) el texto original a la Redacción, o sea, el BORRADOR SIN CORREGIR,y claro al leerlo se me salía de ojo. No es que tenga modificaciones sustanciales ni nada de eso (y menos de fondo) pero sí que había ciertas cacofonías y discordancias que deslucen en conjunto al texto, así que aquí les dejo (digamos que el bueno, o corregido) ¡Ay...! EL ALSA. Existen casi sin que nos demos cuenta muchas veces importantes vínculos colectivos entre personas y generaciones de un determinado entorno o zona concreta que por azares del destino nos fue común. Uno de ellos y no el menos significativo por cierto es el medio habitual en el que nos transportábamos, pues en él aunque esporádicamente y sin darnos casi cuenta pasamos una parte más o menos importante de nuestra existencia. En esos artilugios constantemente evolucionados – cosas del progreso, se supone – hemos pasado casi todos una importante parte de nuestras vidas y vivencias, el primer viaje de niño a Oviedo a ver la Osa Petra del parque de San Francisco, la típica excursión del catecismo a Covadonga; la excursión escolar de fin de curso, la visita al hospital al pariente enfermo, luego el transporte escolar diario, o cuando tocaba, el bono transporte –gratuito, eso sí – que te llevaba raudo y veloz a recoger el petate y la “blanca” a la caja de Reclutas de Rubín y luego ya lo que iba surgiendo. No son pocas las vivencias y recuerdos buenos y malos de esas idas y venidas que nos demos cuenta o no marcaron a veces nuestro destino. Desde esas ventanillas en movimiento, hemos ido conociendo poco a poco nuestro entorno, a través de ellas iban pasando paisajes y paisanajes hasta entonces desconocidos, en esos artilugios hemos cantado, nos hemos divertido, hemos hecho amistades, nos hemos aburrido y mareado y a veces quién se lo iba a imaginar hemos conocido como el que suscribe a la chica más bonita que haya existido jamás, en definitiva, que nos demos cuenta o no, esos tiempos muertos camino hacia algún objetivo, hacia alguna parte han sido a veces recortes muy importantes – a veces los más - en el periódico de nuestro devenir cotidiano. En nuestro caso, hablamos como no del A.L.S.A. pequeña empresa de Transporte de diligencias de Luarca que poco a poco se fue abriendo paso hasta lo que es hoy, uno de los emporios del sector más importantes del mundo con presencia en todas las latitudes, como ustedes seguramente ya saben. Estes “semeyes” que ahí pueden ver son una muestra de la evolución de nuestro peculiar vínculo común, desde la primeras diligencias de “La Ferrocarrilana de Luarca” concesionarias de la línea Colunga – Ribadesella que ahí tienen en su parada de cinco minutos en Caravia en el año de 1.889, hasta los autobuses de gasógeno de la postguerra, con el maletero arriba que también se habilitaba en caso de apuro para pasajeros (a la fuerza ahorcan), pasando por los primeros modelos diesel de los años cincuenta sesenta y setenta, hasta los magníficos “Pullman” eléctricos o turboalimentados de hoy, producto de una lógica evolución de las cosas, pero evolución técnica solamente, porque las vivencias, los recuerdos y los vínculos de unión a pesar de las comodidades modernas van a seguir siendo siempre los mismos, y es que hay cosas que permanecen y nunca cambian, y eso es lo verdaderamente importante, bien pueden creerme que yo ya voy pa viejo, y ya saben aquello de que sabe más el diablo por viejo que por diablo… Pues eso…