Investigadores del MUJA y de las Universidades de Saskatchewan, Harvard y Granada documentan en Asturias un nuevo icnogénero y dos icnoespecies de artrópodos marinos primitivos

Investigadores del Museo del Jurásico de Asturias (MUJA) y de las Universidades de Saskatchewan, Harvard y Granada han publicado sendos artículos científicos en las revistas Scientific Reports y Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, centrados ambos en la curiosa estrategia de supervivencia de un primitivo artrópodo marino que vivió hace unos 390 millones de años durante el Periodo Devónico.

El consejero de Ciencia, Innovación y Universidad del Principado, Borja Sánchez, y el equipo de investigación del Museo, José Carlos García-Ramos y Laura Piñuela, han presentado esta mañana ambos trabajos en el MUJA, equipamiento dependiente de la Consejería de Cultura, Política Llingüística y Turismo y gestionado por la Sociedad Pública de Gestión y Promoción Turística y Cultural del Principado de Asturias. En el acto han estado acompañados de la alcaldesa de Colunga, Sandra Cuesta, y del alcalde de Gozón, Jorge Suárez.

Los dos estudios científicos están firmados por M. Gabriela Mángano y Luis A. Buatois, profesores de la Universidad de Saskatchewan, en Canadá; el profesor Javier Ortega-Hernández de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos; el catedrático Francisco J. Rodríguez-Tovar, de la Universidad de Granada; y los investigadores del MUJA, Laura Piñuela y José Carlos García-Ramos.

En el artículo de Scientific Reports, publicado en 2020, se describe por primera vez el fenómeno de la muda de estos organismos en el interior del sedimento marino de un lugar próximo a la antigua costa. El artrópodo se introdujo en el mismo en posición invertida (con la parte dorsal hacia abajo) con el fin de frotar su caparazón con el fango del fondo y facilitar así su desprendimiento del resto del cuerpo. La impresión que genera durante esta labor permite reconocer con gran precisión la morfología de la parte dorsal del mismo. Por otra parte, tiene interés la táctica empleada de sumergirse en el sedimento del fondo marino con el fin de evitar ser atacados durante esta delicada maniobra por los predadores que coexistían en el entorno inmediato. No obstante, los investigadores han podido comprobar recientemente que a pesar de la eficiente táctica de ocultación en el interior del sedimento, al menos tres de los ejemplares estudiados fueron objeto de ataque por otro artrópodo de filiación desconocida, tal vez un trilobites, cuyo estudio será motivo de una próxima publicación.

En la revista Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, publicada a comienzos de este año, se describe por primera vez para la ciencia un nuevo icnogénero, Luancaina, y dos icnoespecies, Luancaina candasensis y Luancaina elongata, dependiendo, respectivamente, de que la muda se realice al primer intento o de que el viejo caparazón (exoesqueleto) tarde en desprenderse y el artrópodo haga varios intentos hasta conseguirlo. Los nombres con los que se bautizó a los nuevos taxones corresponden a las localidades de Lluanco/Luanco, en el concejo de Gozón, y de Candás, en el de Carreño, de donde proceden los ejemplares estudiados, concretamente de los acantilados de la Punta La Vaca y de El Tranqueru. En este artículo se contempla asimismo la capacidad de orientación de estos organismos con respecto a las corrientes marinas dominantes de la época.

Durante el Periodo Devónico, Asturias se situaba en una zona subtropical de clima cálido, a unos 35º de latitud sur en una isla cercana al borde septentrional de la gran masa continental de Gondwana, que fue intermitentemente colonizada por espectaculares construcciones arrecifales.

Aunque la línea de investigación principal del MUJA se centra en el mundo del Jurásico, con atención especial a los excelentes yacimientos de la costa centro-oriental asturiana, existe este otro campo de estudio, menos conocido para el público o medios de comunicación, que consiste en el estudio de las huellas de actividad de todo tipo de invertebrados a lo largo de los diferentes periodos de la historia de la Tierra. Con estas últimas incorporaciones, la colección de huellas de invertebrados del MUJA supera los 500 ejemplares procedentes de casi todos los períodos geológicos y constituye probablemente la más abundante y diversa de la Península Ibérica conservada en un museo.