Investigadores del MUJA y del Museo Geominero, en colaboración con el Museo de Historia Natural de Londres, descubren nuevos géneros y especies de almejas de agua dulce

 El estudio publicado en Papers in Paleontology demuestra la primera aparición de este grupo del orden Unionida en España en el Jurásico

Los nombres de los nuevos géneros y especies de bivalvos están dedicados y rinden homenaje a Asturias y a las localidades costeras de Colunga, Lastres, Abeu, además de a la Playa de La Griega y al propio Museo del Jurásico de Asturias

Este nuevo registro de bivalvos asturianos es muy importante por los escasos y poco conocidos que son los moluscos mesozoicos españoles de ambientes continentales

En el otro artículo, publicado en Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, el estudio de la composición química de estas almejas de agua dulce aporta las claves necesarias para conocer el ambiente en el que vivieron en Asturias

Investigadores del Museo Jurásico de Asturias (MUJA) y del Museo Geominero (Instituto Geológico y Minero de España, IGME), en colaboración con el Museo de Historia Natural de Londres, acaban de publicar dos artículos científicos en Papers in Paleontology y en Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, dos revistas de impacto internacional que incluyen los últimos resultados de sus investigaciones sobre fósiles asturianos.

José Carlos García-Ramos, del MUJA, y Graciela Delvene y Rafael Pablo Lozano, del Museo Geominero, han presentado esta mañana los nuevos géneros y especies de bivalvos jurásicos que han descubierto en Asturias. En el acto han estado acompañados por el Viceconsejero de Cultura y Deporte del Principado, Vicente Domínguez, por el Alcalde de Colunga, Rogelio Pando, y por la Teniente de Alcalde de Villaviciosa, Lorena Villar.

Estas almejas de agua dulce (moluscos bivalvos del orden Unionida) viven en la actualidad en algunos ríos, aunque son mucho más escasos que sus parientes marinos ya que el volumen de agua en los continentes es mucho menor que en los mares y océanos. El registro fósil refleja esta realidad: los estratos rocosos que contienen bivalvos de agua dulce fosilizados son mucho más escasos que los de origen marino.

Uno de los artículos, publicado en la revista Papers in Palaeontology, trata sobre las almejas de agua dulce mejor representadas en el Jurásico español. Coexistieron con los dinosaurios en los mismos hábitats, como lo demuestran las huellas de saurópodos que desplazan los bivalvos en el yacimiento de El Talameru, en el Cabo Lastres en Asturias. El reciente estudio da a conocer nuevos géneros y especies de bivalvos a nivel mundial, cuyos nombres están dedicados y rinden homenaje a Asturias y a diversas localidades costeras de la región, como Colunga, Lastres, Abeu, además de a la Playa de La Griega y al propio MUJA. A algunas de estas nuevas especies se las ha denominado Asturianaia colunghensis, Asturianaia lastrensis y Mujanaia abeuensis. Este nuevo registro de bivalvos asturianos es muy importante por lo escasos y poco conocidos que son los moluscos mesozoicos españoles de ambientes continentales. La distribución geográfica de estos animales y la expansión de sus hábitats en la actualidad está condicionada por la existencia de peces, que transportan en sus branquias las larvas de estos bivalvos hasta que alcanzan el estadio juvenil. Se asume que esta peculiar estrategia de reproducción fue la misma durante el Jurásico y que las trayectorias que los peces siguieron en aquella época condicionaron y dieron lugar a nuevos hábitats para los bivalvos. El descubrimiento de estas nuevas especies y géneros del orden Unionida demuestra la primera aparición de este grupo en España en el Jurásico, nunca antes conocido, y amplía la distribución paleogeográfica de las familias Margaritiferidae y Unionidae en Europa.

En el otro artículo, publicado en Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, recoge el estudio de la composición química de estas almejas de agua dulce, que aporta las claves necesarias para conocer el ambiente en el que vivieron en Asturias. En este caso, las conchas de los antiguos bivalvos se recubrieron de un tipo muy particular de roca, conocida como microbialita, que se forma del siguiente modo: tras la muerte de las almejas, las conchas fueron colonizadas bajo el agua por microbios fotosintéticos (predominantemente cianobacterias), que utilizaron la luz del sol para realizar la fotosíntesis, del mismo modo que lo hacen las plantas. El crecimiento de estos microorganismos modifica el medio acuoso y favorece la precipitación de calcita, que va acumulándose, capa a capa, sobre la concha, en el interior y en el exterior de la misma. Tanto el recubrimiento microbialítico como la propia concha del bivalvo contienen códigos químicos que permiten reconstruir el ambiente donde vivían estos animales en el Jurásico. El alto contenido en azufre indica que el agua provenía de surgencias o fuentes termales, habitualmente ricas en este elemento químico. Gracias a los análisis isotópicos, ahora sabemos que los bivalvos colonizaron sectores donde el agua procedente de las fuentes termales discurría con una cierta energía y también que a duras penas sobrevivieron en pequeñas charcas que se fueron desecando poco a poco, siempre bajo un clima semi-árido.

Estos nuevos ejemplares de bivalvos de agua dulce tienen en torno a 152 millones de años. Los yacimientos de bivalvos proceden de tres formaciones* diferentes de la segunda mitad del Jurásico denominadas Vega, Tereñes y Lastres.

Las rocas predominantemente rojizas de la Formación Vega representan ambientes fluviales de aquella época en la que existían en este entorno ríos de cauces meandriformes. Los yacimientos de bivalvos de agua dulce situados en esta formación se localizan en los acantilados de Huerres en Colunga y en los de Abeu en Ribadesella, ligeramente al Oeste de Tereñes.

Las rocas de la parte inferior de la Formación Tereñes, generalmente de tonos grises, representan ambientes fluviales distales y litorales. El yacimiento de bivalvos que pertenece a la misma se encuentra en los acantilados al Este de la playa de La Griega, a unos pocos metros por debajo de la superficie con enormes huellas de dinosaurios, aunque la mayor parte del año aparece cubierto por arena y acumulaciones de cantos.

Por último, las rocas de la Formación Lastres que representan ambientes deltaicos, han proporcionado un yacimiento excepcional de estos bivalvos situado en los acantilados al Este del Cabo Lastres, en un paraje denominado El Talameru.

Durante esta segunda mitad del Jurásico, Asturias estaba situada unos 15° más al sur que en la actualidad, aproximadamente a unos 28° de latitud Norte ocupando una posición equivalente a la que tienen hoy en día Santa Cruz de Tenerife en las Canarias, Kuwait, Orlando en Florida, Chihuahua en México o Nueva Delhi en la India.

El clima en aquella época era semiárido en las áreas del interior continental. No obstante, la humedad aumentaba ligeramente hacia la zona costera. El carácter semiárido se puede reconocer por el predominio de coníferas, la presencia de plantas con raíces muy verticalizadas y de yeso y sal común (halita), así como de una vegetación arbórea concentrada en las riberas de los ríos de la época.

La costa era baja, no acantilada como la actual, y con una orientación NW-SE, prácticamente sin influencia de las mareas y con un oleaje muy limitado debido a una barrera arrecifal alejada de la costa que dejaba por detrás una laguna extensa de aguas salobres en la que desembocaban ríos que formaban deltas.

En tierra firme, además de los ríos meandriformes, había algunos arroyos asociados a manantiales termales procedentes de relieves calcáreos, formados por rocas de la primera mitad del Jurásico, elevadas por fallas verticales profundas. Al menos algunos de estos arroyos, como el que se puede observar ahora en los acantilados al Este de la playa de La Griega, un poco más allá del popular yacimiento con grandes huellas de dinosaurios, tenía una orientación Este-Oeste, un flujo de corriente hacia el Oeste y un trazado paralelo a una falla de esta misma orientación de donde procedía la surgencia de aguas termales que permitieron el desarrollo de los bivalvos aquí estudiados. El fondo de ese arroyo, de unos 3 a 4 metros de anchura estaba cubierto por arena arrastrada hasta allí por la corriente de agua; esta última con el paso del tiempo se consolidó convirtiéndose en arenisca. Curiosamente esa capa alargada de arenisca que tapizaba el fondo del antiguo arroyo se puede contemplar ahora en tres dimensiones.

*La Formación es una unidad básica en Geología que se utiliza para designar a un conjunto de rocas sedimentarias con características similares que pertenecen a una determinada edad y que representan un paleoambiente concreto. Los nombres asignados a cada Formación se corresponden con los de las localidades en las que estas agrupaciones de rocas están mejor representadas.

Autores

·         Graciela Delvene y Rafael Pablo Lozano, Museo Geominero (Instituto Geológico y Minero de España, IGME).

·         Martin Clive Munt, Department of Earth Sciences, The Natural History Museum.

·         Laura Piñuela y José Carlos García-Ramos, Museo del Jurásico de Asturias (MUJA). 

Artículos

·         Delvene, G., Munt, M. C., Piñuela, L., and García-Ramos, J.C. "New Unionida (Bivalvia) from the Kimmeridgian (Late Jurassic) of Asturias, Spain, and their palaeobiogeographical implications". Papers in Palaeontology 2.1 (2016): 1-21.

·         Lozano, R.P., Delvene, G., Piñuela, L., García-Ramos, J.C. “Late Jurassic biogeochemical microenvironments associated with microbialite-coated unionids (Bivalvia), Asturias (N Spain)”. Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology 443 (2016): 80-97.

 

Estos trabajos se encuentran enmarcados en el proyecto IGCP632 “Continental Crises of the Jurassic: Major Extinction events and Environmental Changes within Lacustrine Ecosystems”, ha sido parcialmente financiado por el MINECO-Excelencia CGL2013-42643-P, CGL2012-33281 del Ministerio de Economía y Competitividad, Instituto Geológico y Minero de España y Museo de Historia Natural de Londres.