LA HISTERIA, LA HISTORIA Y LA MEMORIA…

(Sobre el águila maltratada de Colunga) coloquialmente conocida como “el páxaru”...

Al hilo de las informaciones aireadas estos días por diversos medios de comunicación sobre la nueva agresión sufrida por la figura de bronce del águila sita actualmente en el parque Hernán Pérez Cubillas de Colunga, surgieron una serie de reacciones y comentarios que tal parecen inocentes reflexiones, pero que sin embargo esconden un envenenado trasfondo, fundamentado básicamente en hacer creer a la población, que la agresión sufrida por el artístico bronce es debida a haber sido un “símbolo franquista” del régimen anterior, incluso algunas de ellas la sitúan “inocentemente” con anterioridad a la ubicación actual en la Plaza del Monumento (a los caídos por Dios y por España)

Pero nada de eso es cierto, pues en lo que aún se conoce como “El Monumento” por diversas razones, jamás hubo monumento a caído alguno, aunque su fin primario fuese ubicar un grupo escultórico alusivo al asunto, bien es cierto, y por otra parte bien es sabido también por cualquiera (no es necesario tener demasiada edad) que hasta hace cuatro días el bronce aludido estaba colocado en un artístico pedestal de piedra sobre una bola del mundo (en bronce también) pero, en los Jardines de D. Tomás Montoto, no en la plaza del “Monumento” que como todo el mundo sabe son dos espacios perfectamente diferenciados.

Viene esto a cuento, porque los creadores de la memoria “histérica” aprovechan cualquier recurso para justificar acciones tendentes a arrimar el ascua a su sardina, bien conocidas las últimas, como la invención de un “refugio antiaéreo en pleno centro de Colunga” para protegerse de la malvada aviación facciosa, o de las cutretrincheras de la Isla, por no citar ya el esperpéntico monolito de piedra sito en Fontecha para rememorar la memoria (histérica también, claro) de unos supuestos mártires sacrificados allí, que por cierto se ignora de donde salieron, puesto que ni documentación, ni testimonios orales existen sobre tan delicado asunto – curioso, como poco…

Veamos pues la menos rocambolesca realidad sobre el origen e historia del famoso “rapaz” tres veces mutilado ya…

En primer lugar es necesario tener muy claro que la estatua de bronce dañada no es ni fue jamás para nada un símbolo franquista, sino un elemento decorativo de los Jardines de D.Tomás Montoto, comprado y sufragado de su bolsillo y por iniciativa propia en un paseo por el Rastro madrileño, por D. César Pérez Cubillas hermano del Alcalde de Colunga en aquella época - que no era otro que D. Hernán Pérez Cubillas - y D. José Andrés Pelegrí Delgado, cuñado del mismo, ex profeso para adornar los entonces incipientes jardines de D. Tomás Montoto.

En lo que menos pensaban ambos era en esa tontería del símbolo franquista. Lo único que les alentaba era embellecer Colunga, ir dándole sabor y personalidad a cada rincón.

La alcaldía de D. Hernán siempre fue bicéfala, por no decir pentacéfala, pues los cinco hermanos supervivientes de la Guerra Civil de 1936-39 trabajaron con ahínco y como una sola persona codo a codo con Hernán, comprometiendo en ello sus ilusiones, su tiempo, sus negocios y sus entonces importantísimas relaciones.

O sea: su vida al servicio del concejo, tal que el plebeyismo actualmente imperante y soberbio, mientras descuidaban por ello incluso sus propios intereses, eso de todos es bien sabido aún, pues está en la memoria, pero la no histérica, claro, la colectiva, la memoria colectiva que es palabra de Dios.

El águila de bronce pues, que el pasado fin de semana sufrió actos vandálicos en el parque Hernán Pérez Cubillas de Colunga y quedó sin el ala izquierda, no era ni nunca fue un símbolo franquista, sino un elemento decorativo comprado y sufragado de su bolsillo y por iniciativa propia, en un paseo por el Rastro madrileño como se ha dicho por César Pérez Cubillas y José Andrés Pelegrí Delgado ex profeso para adornar los entonces incipientes jardines de D. Tomás Montoto reitero…

D. Tomás Montoto de Loja (parroquia de San Juan) fue alcalde de Colunga en diferentes periodos entre los años veinte y treinta y fue fusilado junto a otros colungueses en 1936 en el cementerio de Caravia por una criminal checa incontrolada procedente de Gijón, lo que provocó incluso la ira y la más repulsiva condena incluso por parte de todos los frentepopulistas locales, literalmente aterrados por tan execrable crimen de personas inocentes de honradas familias de la localidad sin justificación alguna .

A partir de 1937 en su recuerdo y en el de los demás mártires de aquella trágica jornada, los jardines en terrenos cedidos por la familia García Ramos Vigón y por los Pablos pasaron a llevar su nombre.

Estos jardines se asentaron sobre los cimientos de un importante y abortado proyecto obra del afamado arquitecto Manuel del Busto suegro por cierto de D. Cayetano Pérez- Cubillas, autor entre otros del proyecto del emblemático edificio del Centro Asturiano de La Habana o del edificio del Comercio de Los Pablos en Colunga entre otros muchos, para sede del Ayuntamiento de Colunga.

Las luchas políticas de la anteguerra, la ceguera partidista y la envidia de algunos, por qué no decirlo, frustraron el magnífico proyecto en el que el laureado arquitecto había puesto toda su ilusión.

Por otra parte, la plaza del Monumento, frente a esos jardines, "era un grupo de casuchas y barracones derruidos durante los bombardeos del 37 (la de Enrique Cueto entre ellas) y ahí se preparó una explanada para hacer un 'monumento' a los caídos de la Guerra Civil, pero la penuria económica primero y la posterior intervención del alcalde Hernán Pérez, partidario a ultranza de la reconciliación, lo frenó y nunca llego a materializarse, aunque a partir de aquello esa plaza siempre fue ya “La del Monumento”

Esta pues es la menos rocambolesca realidad del asunto, nada de elucubraciones de enfermos de la memoria histérica esa, que nada bueno pretende, así que nadie me invente justificaciones esperpénticas ni me arrime el ascua a su sardina para justificar unos simples actos de vandalismo, reprobables por cierto, sí, aunque el que suscribe no tenga autoridad moral alguna para criticarlos, pues en su época también se acusa de haber formado parte de un destacado grupo de vándalos cuyas arrojadas acciones ( Ya prescritas eh…) harían palidecer estas cuatro mariconadas que ahora tanto sorprenden…

En fin, nada nuevo en la viña del Señor, como suele decirse…

Pues eso…

En la imagen, el funcionario Mariano Cordero, antiguo vigilante del parque ¿una solución quizá?