Omar Pardo:  Su Alteza Victoria Eugenia de Battenberg en Colunga o la historia de un real desprecio

Pues sí, ni más ni menos; lamentablemente así es la cosa y así se la debo contar, como la Historia de un Real desprecio, ya verán, y juzgarán además, sin duda…

El caso es que la nieta de la Reina Victoria e hija a su vez de su Alteza Real Heinrich von Battenberg, Victoria Eugenie Julia Ena of Battenberg ni más ni menos; a la sazón Reina de España de camino a Covadonga a principios de siglo (XX, claro) se detuvo en compañía de su marido el Rey Alfonso y su séquito en nuestra localidad (Colunga)

Algunos – los oficialistas sobre todo – afirman que la parada estaba establecida en la Ruta previamente trazada, no obstante no hay unanimidad en ello pues otros afirman basándose en la precariedad y premura de los preparativos que fue más bien algo que cayó de golpe y porrazo, inesperadamente; de sopetón, vaya; y que la única justificación de la Regia parada solo había sido provocada por las repentinas ganas de orinar de su Alteza la Battenberg.

En fin; sea como fuere, el caso es que las autoridades reaccionaron con celeridad meteórica y prepararon un recibimiento, aunque súbito e improvisado bastante digno.

Y así fue como el Alcalde entre aplausos, y vítores populares aún se apañó incluso para que unos niños de la localidad le entregaran con la ilusión que regalan los humildes aquello que consideran su mayor lujo, un espléndido ramo de flores recogidas con gran cariño por ellos mismos con un hermoso lazo de terciopelo artísticamente bordado por una de las mejores modistas de la localidad.

Hasta ahí todo correcto, pero hete aquí que al poco de partir la comitiva hacia su destino entre la enorme algazara popular, el hermoso ramo volvió de nuevo a la localidad como por ensalmo.

¿Y cómo es eso me dirán?

Pues nada más simple; un vecino que andaba por allí un pocu pallá del Cabu la Villa lo encontró intacto tirado en una cuneta aun con la cinta de terciopelo y todo.

Se supone que a su Majestad o a cualquiera de su séquito -que nunca se sabe - no le gustaría el color, el tipo de flores, el aroma, tendría alergia o cualquier otra causa y el caso es que en lugar de esperar unos kilómetros para hacerlo desaparecer, pues lo tiró a la cuneta nada más salir del pueblo, y bueno, eso no está ni medio bien; que lo sepan.

A ver; que no digo yo que tal cosa provocara la caída de la Monarquía, el exilio del Rey Alfonso y todo eso, ni va pallá; pero coño, ayudar tampoco ayudaría mucho, eh…

Y es que el concepto de Aristocracia que ustedes tienen enquistado ahora en sus pobres mentes empujado a calzador malignamente por la infame Masonería no tiene nada que ver con el verdadero significado del término “Aristoi” en sentido clásico; Platón y demás; ya saben; pero en fin, de eso ya hablaremos otro día si les parece, ehh..

Otro día mejor; sí…