Omar Pardo: Anécdotas populares de Colunga - La diligencia endemoniada de Puente Agüera

A ver... Que digo anécdota, que no leyenda, porque este que voy a relatarles aunque parezca de eso de Cuarto Milenio, es real, y aunque todo el mundo lo sabe es necesario recalcarlo, pues quien no la ha escuchado aún da por hecho que es una invención popular, y nada de eso, eh...

A principios de siglo había ya veraneantes, muy pocos, pero eso sí, muy fieles y fijos, aparte de atrevidos y confiados, pues ya cuando nadie lo hacía tomaban los baños de sábanu en el Pozu los estudiantes, en el Saltu la Muyer e incluso en la misma playa de La Isla a la vista de todo el mundo.

Claro que mientras tanto los de pueblo bastante tenían con andar a la yerba y no se les ocurría ir a mojar "les canilles" ni por recomendación del Obispo, ya que aquello de coger una pulmonía en la época no era moco de pavo, pues te podía levantar fácilmente y no andaba el asunto para bromas.

Y en lo que respecta a la conducción, también eran pioneros pues por estos lares nadie había visto aún un vehículo automóvil de esos ruidosos que andaba solo, y eso en lo que al pilotaje masculino se refiere así que aquello de ver una mujer al volante en esa época, era poco menos que ciencia ficción.

No obstante dióse la curiosa circunstancia de que que no se si el cuarto o el quinto permiso de conducir femenino que se sacó en España era de una joven descendiente de la conocida Familia de Industriales Americanos Pérez - Caravera de Los Toyos de Libardón, en su día máximos accionistas de la Standar Oil, y sucedió que un día que pasaba conduciendo en aquel entonces tan estrambótico y ruidoso artefacto para la gente común porque según los que le habían visto en Infiestu un Lunes de facía un "roíu" (ruido) "que metía mieu" esta chica por Agüera, y un paisano que vio pasar aquello corrió pa La Riera espantau a confesase con el cura con toda premura porque dijo que había visto pasar al "Diañu" nombre popular que se daba entonces al diablo porque había visto pasar una diligencia a toda velocidad por el Puente Agüera sola sin caballos ni animal de tiro alguno que la moviera, con una bruxa roxa dientro, ya ven como cambian las cosas en un siglo.