Omar Pardo: Colunga y sus parroquias

¡Ah…! ¿Qué es usted turista, o nativo incluso, que nunca se sabe y está mal día, nuboso o mediu orbayando como se dice por aquí, y no puede ir a la playa, que vaya lata, porque en este pueblo no hay nada que hacer y todo eso…?

Pues, no, no… Anda Vd. muy pero que muy equivocado ya lo verá. Además tiene que contar con estos días, pues todo el mundo sabe que para asegurar playa hay que ir a Benidorm o Torremolinos, que aquí esto es lo normal.

Pues bien, vamos a proponerle al turista aburrido otra ruta histórico-etnográfica muy entretenida en coche e incluso a patuca si se lo toma con calma, que bien pudiera ser… Pues hay que andar parando cada nada si se quieren ver bien las cosas y hacer unes “semeyuques” de recuerdo, que bien merece la pena, créanme.

Sabiendo ya que el asunto no es para prisas, porque entonces no hacemos nada (bien, se entiende) pues vamos allá:

Tomaremos otra vez como punto de partida y llegada la Iglesia parroquial de Colunga núcleo, en el centro del pueblo y nos dirigimos allí mismo hacia abajo, o sea carretera de La Playa, Lastres, para entendernos.

A 400 m. aproximadamente a la derecha veremos ya el campo de Futbol de la localidad (Tercera División para una población tan reducida no está pero que nada mal, claro que nunca nos vimos en otra como esta, eso sí)

Inmediatamente después debemos de cruzar el Puente de Santianes, que era en la antigüedad un puente medieval “presumiblemente” superpuesto al romano precedente y de doble sentido, pero claro, eso como no se lo pregunten al difunto Balbín en el cielo – algunos dicen que en el Infierno el hombre, precisamente por derruirlo – nada podemos arreglar ya.

A partir del Puente de Santianes o Sancti Ioannes del Mar, como figura en los antiguos escritos es donde el Río Colunga, confluencia del Libardón y Pivierda (en Puente Agüera), y Llobones más abajo (En el Befal, por Mefal, aunque mal denominado lo conocerán ustedes mejor) y otras riegas, regatos y aportes menores tomaba el nombre de “Baho” y ahí poco más o menos daba comienzo el estuario (En cristiano, la Ría) y todo el ecosistema, que diría uno con estudios, de la desembocadura en el Arenal de San Juan o de Sancti Ioannes del Mar, como se quiera, pero nada de monerías de nuevo cuño de “La Griega” y todo ese cuento, no, nada de eso.

Un paseo desde ahí bordeando la Ría hasta la playa cualquier tarde, será para ustedes una sorpresa inolvidable, deben tenerlo en cuenta, pero otro día que ahora debemos seguir adelante otro poquito hasta tomar a la derecha el Cruce de La Playa, que de estar en marea baja si tienen suerte disfrutarán en todo su esplendor.

Ahí ya pero sin ansia (no empecemos prematuramente con la mangantería) bien pueden tomarse una de sidra en cualquiera de las terrazas, la de Collado (Restaurante Vistalegre para los turistas) o en La Cabaña del Mar, donde disfrutarán de un magnífico entorno con hermosas vistas, y si tienen suerte, algún satélite de aquellos que siempre andan por allí sueltos, hasta les puede dejar los potentes, pero discretos prismáticos adquiridos al efecto en Andorra para observar cucamente y sin ser visto, las macizas en la Playa, que haber haylas y a porrillo… Se lo digo yo.

Seguimos hacia arriba, paralelos al mar por un camino estrecho pero bien asfaltado, que nos llevará a la zona costera de Vistalegre, donde disfrutarán de unas hermosas vistas del puerto y pueblo de Lastres. Allí pueden preguntar a cualquiera por Cándido Vega, más conocido sin duda por Candidín el taxista q.e.p.d. (no sé por qué el diminutivo, pues el hombre era alto y corpulento además)

Les relatarán sus pícaras anécdotas a los turistas madrileños de los 70, a los que afirmaba a pies juntos sin titubear, que en el su “güertu” de Vistalegre, sí, ahí mismo donde se encuentran ustedes ahora, tenía que establecer vigilancia en las noches de primavera armado con una “ronquiella” porque en marea alta salían los centollos de la mar océana a acabarle a él con el sembrao de patates

(Y esa es sólo una, y no de las más virulentas…) bien pueden creerme.

Una vez ya en la carretera general, tomamos el primer cruce sentido Colunga (no continuar hacia Lastres) una carreterita muy estrecha que nos subirá por donde unos “chalés” de los años 60 hacia la quintana de LA POLEDURA, magnífica y elevada ubicación desde donde bien podemos divisar buena parte de la zona Central del Municipio, la Población de Colunga, así como unas hermosas vistas del Monte de Carrandi (nada de Sueve, pero ese cuento para otro día ya…) y los Picos de Europa presumiblemente nevados en sus altas cumbres incluso en verano.

Una vez visto el bien conservado y armonioso conjunto etnográfico, de Hórreos, antiguas casas solariegas asturianas y nuevas edificaciones rurales que para nada desentonan, debemos preguntar a cualquiera por la famosa Ermita de San Telmo, sita allí mismo en un hermoso cueto a unos doscientos metros (Ahí hay que subir a pie) Es punto limítrofe común de las parroquias de San Juan, o sea por la que discurre nuestro paseo hoy, la de Sales y la de Lastres.

Allí verán al Santo y podrán fotografiar a placer si el día está claro, buena parte del litoral, la Playa De Colunga y el puerto y pueblo marítimos de Lastres, así como las nevadas cumbres del impresionante macizo de los Picos de Europa a lo lejos.

Bajamos seguidamente a la carretera general, por otro estrecho y empinado camino (precaución) y volvemos a salir a la carretera de la playa donde giramos hacia la derecha, sentido Colunga otra vez, pero antes de llegar de nuevo a la Iglesia parroquial, aunque îaún no cerramos el círculo y giramos a la izquierda por una empinada cuesta hacia el barrio del Cuetín.

Nada más subir pueden ver el nuevo Centro Médico con la conocida cerámica de San José de Calasanz, no en vano con anterioridad fue Colegio y Biblioteca Pública de nombre Padre Isla, miembro de uno de los linajes más antiguos y prestigiosos de la localidad, muy presente en el escudo municipal (También pueden preguntar si estuvieran interesados cuál fue la causa por la que sin mediar expediente alguno se rechazó tal denominación para el nuevo Edificio de la Biblioteca actual)

Después seguimos hacia arriba donde podemos ver las modernas urbanizaciones de Entreviñes y La Ordoña, para llegar al magnífico Palacio de San Juan bastión de la añeja familia de los Poladura-Pérez Ballina (Los Pablos para que me entiendan…) uno de los linajes más antiguos de la localidad, para luego dirigirnos a la Iglesia parroquial, graciosa donación del católico magnate D. Luis Montoto y Cobián y su esposa, en la que pueden ustedes ver las aún hermosas siluetas (a pesar de los destrozos) de los neoclásicos Ángeles “fusilaos” literalmente durante la guerra Civil en el frontal de la misma, para luego dirigirnos hacia la parte trasera desde donde arranca un caminín estrecho y no asfaltado, pero transitable en coche, que nos llevará a través de la quintana de “El Valle” de hermosas vistas a la localidad de Güerres, hermosa aldea de gran riqueza etnográfica y muy bien conservada además.

Hórreos, paneras, casas de aldea tradicionales y referencias históricas muy importantes, no tienen más que preguntar a cualquier vecino – muy amables, ya lo verán - por la quintana de La Torre, o las ruinas de la antigua Cofradía de Santa Catalina de Alejandría recién restaurada

Aquí, si, aquí ya deben ustedes parar a tomar un refrigerio importante, pues llevamos un tiempo considerable rodando por ahí y no es cosa de andar canino con cara de pena, así que nada, nos dirigimos raudos al modernizado chigre de pueblo llamado “Bar Caleya” desde tiempos inmemoriales, donde casi seguro que me encontrarán a mi, entrando, saliendo o a la puerta.

Se quedarán sorprendidos por su espléndido cabrito asado, sus raciones de llámpares de pedreru o de callos al estilo de la casa que difícilmente probarán en otro lugar, se lo digo yo.

Con la panza llena y bien “fartucos” de sidra (es obligado) nos dirigimos ya por una estrecha carretera, pero bien asfaltada (la única que hay) hacia Colunga núcleo, claro que un poco antes y casi en medio de ella (o sin casi) en la bifurcación del Asilo (UNION SOCIAL CATOLICA) pone, se encontrarán de bruces con “La Castañar de Espina”, donde se sacarán una foto con “La Romanina”

¿Qué no saben de los que les hablo…?

Pues nada, hombre, eso se lo cuenta el primero al que pregunten, lo del náufrago italiano, la devoción, la Cofradía Lauretana, la Capilla, y todas esas cosas.

Háganse ahí la típica foto (háganme caso es lo suyo, sino luego se arrepentirán) y sigan luego por el camino (asfaltado) del asilo, no por la carretera general, donde se internarán en el hermoso barrio de Les Xuaques, ya en la parroquia de Colunga, dónde podrán vislumbrar magníficas casas solariegas de estilo modernista (que no Indianas según los cutrefolletos turísticos, háganme caso) como la de la Fundación Montoto– Colegio de los baberos (donada asimismo por el prócer de Loja D. Luis Montoto y Cobián) , la de la familia Vigón o la hermosa construcción modernista tardía del chalet de Poldo a su derecha entre otras.

Al final del mismo ya tienen otra vez a la vista la Iglesia parroquial de Colunga desde donde han partido, con lo que se cierra el círculo.

Lo de la ruta del Valle, la Capilla el Reboriu, la subida al Castru la Villeda, los acantilados hacia La Isla ( Sin Avelino el eremita ya), el Palacio de Loja y demás cosas que hay ya no se lo cuento porque aparte de que ya están ustedes cansaos tampoco se puede abarcar todo de una tacada. Eso si me doran un poco la píldora ya se lo cuento otro día, ehhhh .

¡Pues, ale…! Ya pueden ir ustedes diciendo que conocen un poco (pero sólo un poco, eh…) de la parroquia de San Juan, o sea, la mía, de adopción, por asunto del amor y eso que todo lo lía

Pues vaya que si lo lía…

¡ Lamadrequeloparió si lo lía..!

Pues eso.