Presentación últimos estudios del ejemplar fósil de ictiosaurio de Villaviciosa

José Carlos García-Ramos y Marta Fernández presentan los últimos estudios sobre el ejemplar fósil de ictiosaurio más completo de la Península Ibérica. Las formas del húmero y de los dientes han permitido determinar que el ictiosaurio de Villaviciosa pertenece al género Leptonectes. La longitud aproximada del reptil asturiano estaría en torno a los tres metros. Marta Fernández ha reconocido en la colección del MUJA dos individuos más atribuidos a este mismo género Leptonectes, así como otros tres ejemplares identificados como ictiosaurios

El responsable del equipo científico del Museo del Jurásico de Asturias (MUJA), José Carlos García-Ramos, y la paleontóloga Marta Fernández han presentado esta mañana en el MUJA los últimos estudios sobre el ejemplar fósil de ictiosaurio más completo encontrado hasta el momento en la Península Ibérica. Ambos estuvieron acompañados por los alcaldes de Colunga y Villaviciosa, Rogelio Pando y Alejandro Vega, respectivamente.

El reptil fósil fue localizado por la investigadora del MUJA Laura Piñuela el 15 de julio de 2010 en la ensenada de La Conejera, situada en los acantilados al este de la playa de Rodiles.

La actual roca que engloba los huesos (una marga negruzca) forma parte de un conjunto conocido como Formación Rodiles, perteneciente al Jurásico Inferior (201-174 m.a.). Investigaciones recientes basadas en ammonites, cefalópodos parientes de los calamares y sepias actuales, permiten determinar con bastante precisión la edad del ictiosaurio asturiano en torno a los 190 millones de años, dentro del piso que se conoce como Pliensbachiense. El registro fósil de ictiosaurios de esta edad es extremadamente escaso a nivel mundial, lo que resalta la importancia del hallazgo.

El sedimento original donde quedó enterrado el reptil constituía el fondo fangoso y pobre en oxígeno de una plataforma marina muy extensa con una profundidad inferior a 100 metros, que cubría durante la primera mitad del Jurásico el actual territorio asturiano. Buena parte de los huesos aparecen ahora recubiertos y reemplazados por sulfuros de hierro (pirita), lo que dificultó y ralentizó las labores de preparación e identificación; para ello ha sido necesario eliminar la roca encajante tanto por encima como por debajo del fósil, una labor muy lenta pero imprescindible para la identificación.

La especialista Marta Fernández ha podido reconocer en este ejemplar:

- 60 vértebras, de las cuales 35 corresponden a la zona comprendida entre el cráneo y la base de la aleta caudal.

- 55 dientes dispersos cónicos y puntiagudos.

- Algunos huesos de la parte inferior y posterior del cráneo.

- La clavícula, el coracoides y posiblemente la escápula.

- Diversos huesos de una de las extremidades anteriores (aletas), como el húmero, la ulna (equivalente a nuestro cúbito) y el radio, así como otros de pequeño tamaño correspondientes a los dedos.

Las formas del húmero y de los dientes permitieron determinar el género al que pertenece el ictiosaurio de Villaviciosa (Leptonectes). Durante los próximos días se intentará resolver la incógnita de si el ejemplar asturiano se incluye en una de las tres especies conocidas hasta ahora para este género en Alemania, Bélgica, Suiza y Reino Unido, o bien si por el contrario se trata de una nueva especie.

Un estudio comparativo de los tamaños del material óseo recuperado en Asturias con el de otros ejemplares de Leptonectes procedentes del sur de Inglaterra permitió además determinar la longitud aproximada del reptil asturiano, que estaría en torno a los 3 metros.

En el mismo yacimiento se han recuperado también dos dientes de tiburón y teniendo en cuenta por otra parte que el ejemplar aparece completamente desarticulado y no muestra evidencias de haber sido desplazado por las corrientes del fondo marino de aquella época, lo más probable es que haya sido objeto de depredación por estos voraces peces. No parece descartable que a este proceso de desmembramiento del ejemplar haya contribuido además un reventamiento del mismo en la superficie como consecuencia de la acumulación de gases de descomposición generadas por las vísceras del cadáver, lo que permitiría su flotación post-morten, previa a su hundimiento final y rápido enterramiento en los fangos oscuros del fondo marino.

La especialista Marta Fernández tuvo además la ocasión de revisar el resto de material fragmentario de ictiosaurios incorporados a la colección del MUJA en los últimos 10 años procedentes de diversos acantilados de los concejos de Gijón, Villaviciosa, Colunga y Ribadesella, reconociendo dos individuos más atribuidos a este mismo género Leptonectes, uno de ellos perinatal y el otro juvenil, así como otros tres ejemplares identificados como ictiosaurios, pero sin llegar a reconocer el género. A este material se suma un individuo de la playa de Vega en Ribadesella cuyos dientes son diferentes a los de Leptonectes y que indican que hace 190 millones de años los mares asturianos fueron habitados, al menos, por dos clases diferentes de ictiosaurios, junto con plesiosaurios, otra variedad de reptiles marinos coetáneos cuyos restos esqueléticos también han aparecido en las rocas jurásicas de nuestra región.